'The seven minute star' by Florian Mueck

Ferran Centelles

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«En un restaurante es mejor la sonrisa más falsa que cualquier desazón o indiferencia»

The seven minute star es el título del libro que cayó en mis manos ?me encontró él a mi, sin duda? la semana pasada y del cual me serviré para las siguientes reflexiones.

Una de las actividades profesionales más sanas y enriquecedoras es conocer personas que se mueven en otros ámbitos. El intercambio interprofesional suele ser, por lo general, fructífero porque, como mínimo, te permite ampliar horizontes. Pero a veces, sólo a veces, de ese intercambio surgen ideas luminosas, adaptaciones sorprendentes, pensamientos que nos cuestionan nuestra manera de ser y de hacer y nos impulsan un peldaño hacia arriba. Porque todo está relacionado, como dice el segundo principio del Feng-Shui.

‘The seven minute star’ by Florian Mueck 0
Florian Mueck

No hace mucho pude vivir una de esas conexiones maravillosas. El azar, la casualidad, se hizo presente durante una comida de trabajo con diferentes personas entre las que se encontraba un personaje peculiar, único, un alemán de nombre Florian Mueck.

Florian Mueck se dedica a hablar. Es un experto en habla y en comunicación, también es el autor del libro que da título a este artículo y de otro titulado PlusPlus: Patterns for Better Communication. Me imantó su conversación y enseguida me pareció extremadamente interesante todo lo que contaba sobre su ámbito profesional. No pude desaprovechar la ocasión de hacerle un par de preguntas; básicamente, como veía él la comunicación del vino del restaurante y qué se podría hacer desde el servicio o desde la sumillería para comunicar mejor en el día a día rutinario.

Lo que vino a continuación fueron dos opiniones que me dejaron tan interesado y sorprendido ?así, de memoria, creo recordar que en alguna ocasión ya he comentado la preocupación por las relaciones y las conexiones que establecemos con los clientes; los ejemplos de Flora Davis y el doctor Salmurri han sido objeto de algunas referencias? que decidimos que la charla no podía morirse allí y nos citamos en el ya mítico Monvínic.

Entre copa y copa, Florián me planteó algunas reflexiones que me bailan en la cabeza y que nos podrían ayudar a los camareros, a los sumilleres, a avanzar y a mejorar en nuestro día a día.

La primera se refiere a la confianza. Según Florian, antes de hablar tienes que confiar en ti mismo, en convencerte de que eres un buen profesional y que lo vas a hacer bien. Le comenté que, en determinados momentos, situaciones o espacios es complicado. Todos hemos estado en una sala de restaurante, con un horario inhumano, las piernas temblorosas por el cansancio, el murmullo de los clientes transformado en zumbido estridente, con prisas y algo de estrés, etc. En esas condiciones es complicado comunicar bien y en positivo. Por eso mismo, apostilló Florian, a pesar de los inconvenientes, debemos confiar en nosotros mismos. Formación y libertad son dos pilares que pueden ayudar a ello.

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Portada del libro ‘The seven minute star’.

La segunda tiene que ver con la primera frase que se utiliza. La primera frase es siempre la que causa mayor impacto a nuestro interlocutor, es nuestra carta de presentación, es la que prejuzga y etiqueta ?inconscientemente si queréis? y no necesariamente debe ser una pregunta del tipo «¿Qué le pongo?» o «¿Puedo ayudarle?». Empezar así demuestra cierta banalidad, hastío o rutina. Deberíamos pensar en maneras diferentes de dirigirnos a un cliente por primera vez, usando el ingenio, buscando la complicidad, aplicando nuestra sinergia y siendo capaces de intuir cómo vamos a conseguir que el cliente esté a gusto, relajado y feliz.

Las ayudas visuales también son un buen elemento para mantener o atrapar la atención de la mesa. Generalmente, el camarero se acerca sin armas, sin ayudas visuales que le faciliten sus explicaciones y con la frialdad que supone acercarse con el bloc de comandas en la mano, la vista puesta en el papel y los clientes a miles de kilómetros virtuales.

Utilizar citas o frases ingeniosas de otras personas es también una manera de llenar de contenido creíble nuestra actuación. Benjamín Franklin, el científico, decía: «dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo…». De eso se trata, pues, decir menos pero involucrar más a nuestros clientes.

Pero para hacer que un cliente tenga una experiencia inolvidable, opina Florian que hay que tener humor, entusiasmo, pasión y sonrisa y mucho me temo que estos cuatro factores sean, por una parte, los más importantes y, por la otra, los más difíciles de aprender y practicar.

Hacia el final de la conversación, Florian Mueck nos suelta otra perla: En un restaurante es mejor la sonrisa más falsa que cualquier desazón o indiferencia. Yo le creo, pero la frase me persigue como si una nube flotara medio metro sobre mi cabeza.

Hace tan solo un par de horas que he terminado The seven minutes star, un libro de otra disciplina que me ha inspirado, me ha enseñado y que creo que podré utilizar para evolucionar en mi día a día. Eso espero.

NOTA: Muy interesante la visita a www.florianmueck.com