Visita a las instalaciones de Grup Balfegó
Está en el punto de mira, genera muchísimos millones al año y está acechado por los cantos de prohibición comercial. Sí, hablamos del atún rojo del Mediterráneo, una de las especies que más polémica ha provocado en el debate internacional.
En 2006 se inició el Plan de Recuperación adoptado por el ICAAT (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico) para combatir una sobreexplotación que amenazaba con el peligro de extinción, hoy parece que ha funcionado y ya se están produciendo resultados positivos que se evaluarán en una nueva reunión de altos vuelos el próximo mes de noviembre. Después de fijarnos en las almadrabas gaditanas con el artículo “Cocineros en levantá”, ahora le toca el turno al arte del cerco, donde la empresa catalana Grup Balfegó es uno de los líderes del sector.
Su base de operaciones está en la Ametlla de Mar, una población del litoral de Tarragona conocida como la fábrica de los atunes. Los primos Manel y Pere Vicent Balfegó son la quinta generación de una familia de pescadores que ha tenido en el mar su hábitat natural. La historia de Grup Balfegó está marcada por la renovación: en el s. XIX pescaban a vela, en volandas, y después de pasar por el arrastre y el cerco, actualmente son los pioneros del país en granjas marinas y acuicultura. En un mundo tan feroz como el del atún rojo, dicen basar su filosofía de trabajo en “la sostenibilidad y la competitividad”. Veamos en que consiste.
El método de pesca de la flota de Balfegó empieza en la localización de los atunes, que suelen capturar en el caladero balear. A partir de aquí, empieza el cerco, que consiste en transferir el pescado desde las redes hasta unas jaulas flotantes tan grandes como dos campos de futbol que remolcan hasta las granjas de la Amtella de Mar, situadas a 2,5 millas del puerto. De este modo, a diferencia de otros tipos de pesca como la almadraba, pueden disponer de atún fresco durante todo el año y alimentarlo según sus necesidades. Devuelven al mar los ejemplares que no cumplen con el peso mínimo de 30kg y sacrifican a pistola los que ya están listos, “así mueren sin estrés y no pierden la lactosa que influencia tanto sus propiedades”, aseguran.
Una vez trasladado a las instalaciones de tierra firme, el atún pasa a las salas de despiece y procesamiento, donde se detalla su trazabilidad desde que fue pescado hasta que se consume en un restaurante de España, Japón o Estados Unidos. Balfegó es la única empresa del mundo que informa de todo el proceso que sigue un atún y acaban de lanzar un nuevo servicio dirigido a la restauración que, a través de un sólo SMS, permite saber en la misma mesa del restaurante la vida del tataki que estás a punto de comer.
Como vemos, esta antigua familia de pescadores ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos de forma asombrosa. Los datos lo confirman: en los últimos cinco años han invertido 10,5 millones de euros, generando una cifra de negocio de 27,6 millones de euros y unos beneficios de 3 millones al año. Las capturas que provienen de la Ametlla de Mar representan un 30% de la facturación pesquera catalana y dan trabajo, directa e indirectamente, a unas 400 personas. Buenas cifras, sin duda.
La gallina de las huevas de oro
En la temporada 2010, la UE decidió cerrar la pesca una semana antes de lo previsto porqué se había cumplido el cupo establecido antes de los previsto, ¿un signo de que el atún se recupera?… No sabemos si ha sido una casualidad o si, como aseguran los pescadores, el plan de 2006 y la progresiva reducción de capturas y cuotas surte efecto, pero lo que está claro es que se trata de un dato positivo. En 2010, en el Mediterráneo se pueden capturar 13.500 toneladas, un 40% menos que hace un año, aunque los ecologistas pedían el cierre completo.
Juan Serrano, director general del Grup Balgefó y gran experto en la materia, está a favor de restricciones de este tipo porque “con esta medida la flota española, francesa y italiana han dejado en el mar más de 800.000 atunes”, reflexión que defiende José Luis Cort, director del Centro Oceanográfico de Santander, y que confirma que “el plan es positivo porque cada atún pueden criar entre 80 y 100 ejemplares”. Aunque no comparte los métodos de algunos grupos ecologistas: “yo soy ecologista y vivo de la pesca, ellos viven del ecologismo y quieren destruirnos, una ONG no puede ser una multinacional”.
El punto caliente de la problemática atunera es el desove. El thunnus thynnus, también conocido como atún rojo, es un de las pocas especies del mundo en la que el hombre todavía no ha podido dominar su migración. Su ruta migratoria recorre todo el Mediterráneo, desde el Estrecho de Gibraltar, la puerta del Mediterráneo Occidental, hasta más allá de Malta y Túnez, aguas del extremo Oriental. El periodo de pesca (veda) establecido por el ICAAT en el Mediterráneo es del 15 de mayo al 15 de junio, momento en que el atún entra al Mediterráneo para desovar, buscando como loco aguas entre 22,5? y 25,5?, la temperatura ideal para reproducirse. Aquí se halla el kit de la cuestión: el atún entra a nuestras aguas cuando todavía no tienen las condiciones necesarias ya que se alcanzan de Este a Oeste a medida que avanza el verano.
Balfegó y los cerqueros españoles se ven perjudicados por esta coyuntura, de modo que reclaman otras medidas como alargar el periodo de veda dos semanas más o adaptarlo a las características climáticas y ambientales de cada zona del Mediterráneo, ya que se ven obligados a pescar durante el período reproductivo de los atunes. Serrano sostiene que, según sus investigaciones, “este año el atún se reproduce entre el 9 de junio y el 2 de julio, siendo el pico más elevado entre el 15 y el 2. Si tengo que pescar antes para cumplir con mi cupo, voy a abortar la reproducción del atún, de lo contrario, también podría pescar con más productividad, destinar menos recursos y obtener los mismos ingresos”.
“Las almadrabas matan al atún antes del desove, nosotros lo capturamos sin matarlo durante la desovación, lo que permite cumplir con la fase reproductiva dentro de las jaulas”, esta frase resume la postura de Balfegó y la Ametlla de Mar en la confrontación que mantienen con el litoral gaditano y las almadrabas, que piden la misma cuota de pesca que se asigna a los pescadores catalanes. La opinión de Juan Serrano es que las almadrabas “retienen durante días unas 300 toneladas de atunes a las puertas del Mediterráneo, impiden su reproducción y no dejan que los pesquen otros”, aunque también cabe señalar que un día de pesca de un barco cerquero equivale a toda una campaña almadrabera…
¿Granja es sinónimo de investigación?
A continuación, un fragmento de la película documental titulada «Ultimatun», realizada por New Atlantis, y que narra «la tragedia del atún rojo y los esfuerzos que muchos pescadores, científicos e instituciones realizan para salvarlo». En la primera parte podéis ver una levantá de la almadraba gaditana y, a partir del minuto 2.35 y por primera vez en el mundo, las imágenes del espectáculo de la reproducción en cautividad del atún rojo, gravada en las instalaciones de Grup Balfegó.
La moderna y sofisticada tecnología de empresas como Balfegó permite ser más competitivos e invertir en investigación. Han colaborado con instituciones como el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto Español de Oceanografía o la Conselleria de Agricultura, consiguiendo demostrar que el atún también desova en cautividad. Su apuesta por la acuicultura ha supuesto grandes avances: conjuntamente con un laboratorio de Lión, consiguieron mantener un huevo durante 73 días, lo que abre la puerta hacia la cría artificial del atún; también han desarrollado un sistema pionero para medir la grasa, los japoneses lo hacen a ojo y lo clavan, pero nosotros no tenemos su capacidad.
Pero entre sus descubrimientos destaca la primera filmación de un desove, imágenes que consiguieron en las granjas de la Ametlla de Mar y que presentaron en una cumbre del ICATT en la ciudad brasileña de Recife, donde los científicos se levantaron para aplaudir mientras que los ecologistas se fueron de la sala… La investigación en el desove les ha llevado a proponer que les dejen poner las jaulas en las zonas de reproducción, ya que en la costa los peces se comen los huevos. Un atún de 200kg pone 20 millones de huevos al año, con una mortalidad del 98%, lo que significa un huevo por cada millón. De esta forma, “nos llevaríamos 6.000 atunes a las granjas pero dejaríamos 60.000 reclutas en alta mar”.
Conclusiones…
Desde 7caníbales hemos podido presenciar y vivir las dos grandes artes de pesca españolas del atún rojo del Mediterráneo, la levantá de las almadrabas gaditanas y la acuicultura en granja de Grup Balfegó, una comparación motivada por puro interés periodístico.
Sin duda alguna, se trata de un tema sumamente complicado, que difiere mucho según quien te lo cuente. Aquí tenéis los hechos tan bien expuestos como un servidor ha podido plasmarlos, sacad vuestras propias conclusiones, pero si me permitís, me gustaría hacer una última reflexión.
Pese a quién le pese, el atún rojo del Mediterráneo tiene la polémica gravada en su ADN, y después de sumergirme en este embrollo creo que cada parte defiende sus intereses, como es legítimo. Los beneficios económicos y la ecología nunca podrán estar en el mismo barco: las multinacionales ecologistas que defienden a ultranza la prohibición total también dependen de que el debate siga en pie para mantenerse vivas; de igual forma que las empresas pesqueras –tanto el Consorcio Almadrabero como Balfegó- deben luchar por su historia cultural, su negocio y las familias que dependen de ellos.
Nadie discute el necesario Plan de Recuperación aplicado por el ICAAT. Como siempre, lo que está en juego son los matices…
SOBRE LA FIRMA
