Mercat de Mercats viste de gastronomía la Catedral de Barcelona

Mónica Ramírez

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Como anunciábamos hace unos días aquí, la octava edición de Mercat de Mercats, organizada del 20 al 22 de octubre en la Avenida Catedral de Barcelona, ha iniciado su recorrido -de tres días- por el producto fresco y la alimentación saludable, hoy viernes a mediodía. Un espacio con cuatro áreas diferenciadas (bebidas, platillos de los restaurantes participantes, paradas de mercado y producto) unidas por un eje temático común: la herencia culinaria transmitida de generación en generación.

Foto: MartaBacardit.com
Foto: MartaBacardit.com

Ganada la partida a la lluvia en este primer día, autóctonos, turistas, foodies y profesionales del sector paseaban entre paradas de mercado, puestos de exhibición de producto, stands de bebidas y restaurantes participantes curioseando entre ellos. Los pasillos iban ganando adeptos, a medida que avanzaba la jornada, mientras los más avezados paraban a escuchar las demostraciones que los chefs invitados ofrecían en la carpa del Aula de Mercat, habilitada para ello.

Aula de Mercat

La jornada comenzaba con Abel Sierra, propietario de uno de los restaurantes más emblemáticos de Barcelona, La Granja Elena, cuya propuesta gastronómica autodefine como “alta cocina de barrio”. Concepto popularizado más tarde por otros locales de similar calado. Durante su ponencia, Abel proyectó algunas imágenes de los platos que se estrenan en carta y de los clásicos, mientras amenizaba al público con explicaciones sobre los detalles en un speech que tituló “Del Mercado al preciosismo”.

A continuación, David García, de Grupo Tomás, preparó un singular fricandó “en seco” cuya curiosidad reside en que “la salsa” se presenta al final, en una jarrita aparte, para añadir –o no- la cantidad deseada según preferencia o gusto del comensal. David confesó que para su showcooking había utilizado el aceite Migjorn ya que pertenece a un proyecto de recuperación de este preciado líquido elaborado con corbella, propia del Bages, comarca donde se inscribe su restaurante. Para las setas, una recomendación “no hay que guisarlas en exceso, solo hay que dejar que se cocinen en su propio jugo y aromas”. Tras el fricandó, cocinó un cabracho y acabó su explicación contando al auditorio que aunque en principio la carta iba a tener pocos pescados, al final, comprobaron que los comensales es lo que querían y adaptaron la carta. “Debemos dejar de mirarnos el ombligo y ver qué quiere el cliente”. Posiblemente, una sugerencia que se debía aplicar más en las cocinas.

Sergi de Meià, junto a su madre Adelaida, fue el siguiente chef que ocupó el escenario. Sobre los fogones se preparó uno de los platos que ha acompañado su trayectoria y el único que no ha salido nunca de su carta: los buñuelos de garbanzos con crema catalana. Mientras movía cacerolas y pucheros, amenizaba al público con una anécdota. El chef explicaba que un día, una señora bastante mayor se puso a llorar en medio del restaurante. Alarmado por las lágrimas preguntó a la mujer si todo era correcto o si había alguna cosa que no le había parecido bien, a lo que ella contestó “al probar los buñuelos me he acordado de la tortilla de garbanzos, azucarados y con canela, que preparaba mi abuela y el recuerdo me ha emocionado”. Está claro: la cocina es emoción. Tan famosos se han hecho sus buñuelos, que el chef está escribiendo un libro titulado La Vuelta al Mundo en 50 Buñuelos con Pere Castell, aún sin fecha de salida. Tras dar a probar a los asistentes los buñuelos que había estado cocinando in situ quiso reivindicar la figura del pequeño productor. Todos aquellos que se perdieron el proceso de elaboración, no sufran, pueden encontrar un vídeo explicativo en su web, aquí.

Foto: MartaBacardit.com
Foto: MartaBacardit.com

Tras el descanso de mediodía, las sesiones culinarias se retomaron a las 17:00 con Pep Nogué y su ponencia «Girona Excel·lent, maridaje de mar y montaña». En ella explicó en qué consiste este sello de calidad y se sirvió, para degustar, un plato de anchoa, foie gras y queso que maridó con sidra, cerveza artesanal y vino. Todo de Girona. El marchamo con el nombre de esta provincia catalana es una iniciativa que busca reivindicar el trabajo de los pequeños productores y para ello, cada año, se organiza una cata en la que profesionales del sector (cocineros, profesores de hostelería, técnicos alimentarios, etc) valoran una serie de productos autóctonos de la zona divididos en ocho categorías y se escogen los mejores. Si queréis más información sobre estos productos y la labor que se realiza, clicad aquí.

El día acaba en Aula de Mercat; el taller de cócteles by Anna Codorníu y la cata de Cinzano, -aprovechando su 260 aniversario- por el brand ambassador Óscar Sadaba, ocupan las dos últimas sesiones de la tarde dejando al público con un buen sabor de boca.

Y mientras la Catedral respiraba gastronomía, Aula de Mercat no ha sido el único punto donde los asistentes han podido resolver sus dudas culinarias. Artistes de Mercat ofreció dos jornadas, la primera a las 17:00 centrada en las setas a cargo de Xavi Petràs, propietario de, posiblemente, una de las paradas más emblemáticas de La Boquería. Y la segunda, sobre el cambio generacional liderada por Xavi Bosch, de Xarcuteries Bosch en el Mercat del Clot.

Mañana, más.

Foto: MartaBacardit.com
Foto: MartaBacardit.com