¡Qué sake el de aquella noche!

Carme Gasull

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La prefectura japonesa de Kochi, representada por la ciudad de Tosa, ha traído este mes a España representantes de cinco bodegas para mostrar las bondades de sus sakes a público general y profesionales. Una variada representación de los segundos participamos, el pasado 22 de octubre, de una animadísima Fiesta Kampai organizada para catarlos. Aunque, siendo justos, la cata fue mucho más allá pues Hideki Matsuhisa, generoso anfitrión, no escatimó en detalles en su Kak Koy de Barcelona.

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El cocinero y propietario del bar-parrilla japonesa orquestó una cena-maridaje en toda regla junto a Pere Cortacans, su arquitecto, diseñador y jefe de prensa, y Mayuko Sasayama, sumiller de sakes de Tokyo-Ya, empresa pionera en acercar la gastronomía de Japón a nuestro país, y Shuwa Shuwa, el primer bar de sakes en Madrid. El primer brindis de la noche lo inauguró Naohito Watanabe, cónsul General del Japón en la capital catalana.

Oriundo de Tosa, el cónsul afirmó y demostró estar muy contento por la feliz coincidencia. “La calidad de los sakes de mi tierra ha mejorado mucho con los años”, aseguró subrayando que “las mujeres son sus principales consumidoras”. Lo corroboró mi vecina de barra, la japonesa Tamae Imachi, copropietaria y sumiller del restaurante Dos Palillos, que contribuyó a documentar la festiva velada. Mujeres hubo muchas, por cierto. Cocineras, sumilleres, jefas de sala y periodistas. Todas sobresalientes, como los sakes degustados.

Rompió el hielo la bodega Keigetsu  con dos propuestas “poco tradicionales” según nos contó Mayuko Sasayama. John Sparkling, un espumoso de un junmai daiginjo derivado de un arroz de sake Gin no Yume cultivado en la región montañosa de Kochi Reihoku, fue nuestro aperitivo. Le siguió Gin-no-Yume, elaborado con la variedad de arroz de sake del mismo nombre y otros ingredientes locales, que armonizaron con unos calamares al estilo yuhke sansho. Burbujas y uso exclusivo de producto local, hete aquí sus particularidades.

Taro Fukunaga de la bodega Mutemuka, Hideki Matsuhisa de Kak Koy, y Mayuko Sasayama, de Tokyo-Ya
Taro Fukunaga de la bodega Mutemuka, Hideki Matsuhisa de Kak Koy, y Mayuko Sasayama, de Tokyo-Ya

“Algo nuevo, moderno y especial” es lo que ofreció la bodega Tosatsuru. La bella botella azul de su Junmai Ginjo-Shu ‘azure’ sorprendió a los asistentes tanto como su contenido: un elegante sake de aroma meloso, elaborado con la variedad de arroz Yamada Nishiki, que resaltó la mineralidad de la ostra asada con agua de ostra servida por Matsuhisa y su equipo.

Tsukasabotan. Tercera bodega. Histórica. Muy conocida en Japón. “Fue creada en 1603”, explicó Mayuko. Respect. Su Senchu Hassaku, “elaborado con varios tipos de arroz, Yamada Nishiki, el más importante, es muy diferente, bastante potente, intenso”, añadió la sake sommelier. Ideal para probarlo junto al bonito tataki estilo Tosa ponzu de Kak Koy.

“El Yamadinishiki 80% de Akitora es un sake para relajarse”, aseguró Sasayama. “La bodega no escatima en tiempo y cuidados para fermentar este producto y el resultado es una bebida excepcional, elegante y limpia” que probamos junto a un sabroso pollo asado sanidouwariyuzu.

Nama no Sake, de la bodega Mutemuka, elaborado con arroz orgánico, de mesa, de la variedad Hinohikari Gin no Yume, fue uno de los más celebrados por los comensales. Quizás porque, desde hace 125 años, la empresa está consagrada a la elaboración de sake local empleando abundantes recursos naturales como el agua del último río virgen de Japón, Shimanto. “Es muy bonito, muy bonito”, asentía Tamae Imachi recordando el paisaje a su pareja, Albert Raurich, sentado en otra barra junto otros colegas top de cocina y sala.

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Hubo cuatro propuestas líquidas más, entre ellas, un licor de yozu y un destilado de castaña —tan diferentes a nuestros licores y destilados— así como una larga lista de propuestas sólidas muy sugestivas. Tremenda actividad para jugar y experimentar enmarcada dentro de las celebraciones del 150 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Japón y España.

Los lazos entre Oriente y Occidente son cada vez más fuertes. Dos catalanes amantes del país nipón —con quién siempre es un placer coincidir— dan fe de ello. Antonio Campins, autor del libro Sake. La seda líquida (Zendrera Zariquiey, 2009) —obra única reeditada por Planeta Gastro a principios de año— elabora esta sutil bebida en Tuixent, un pueblo del Pirineo de Lleida, en la bodega de su propiedad, Seda Líquida. Roger Ortuño, autor de Comerjapones.com y embajador de buena voluntad de la gastronomía japonesa por el Gobierno de Japón, coordinará un año más el espacio Nihon Ryori, los talleres de cocina japonesa en el marco del XXIV Salón del Manga de Barcelona , que se celebrará del 1 al 4 de noviembre en el recinto ferial de Montjuïc.

Si el sake es el rey de los medicamentos (Naohito Watanabea, dixit), la simpatía de los japoneses lo cura todo. ¡Kampai!

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