Tast a la Rambla en un tast

David Salvador

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“Felicidades, amigo”. “Hasta el año que viene”. “Coge mi teléfono y visítame. Podemos hacer cosas juntos”. Eran las 23h de este domingo cuando restaurantes participantes, alumnos del CETT y personal de la organización acababan de contar tickets y empaquetar para dar por finalizada la cuarta edición de Tast a la Rambla. Atrás quedaban cuatro días frenéticos a los pies de Colón, cuatro días en los que se han vuelto a superar las 100.000 degustaciones, donde se ha visitado con amigos, donde se ha comido con colegas, donde Barcelona ha vuelto a demostrar músculo y compañía gastronómica. Damos una vuelta social por Tast a la Rambla 2017.

Zona de cocinas de Tast a la Rambla
Zona de cocinas de Tast a la Rambla. Foto: Marta Bacardit

Por Tast han pasado algunos de los chefs más representativos de la ciudad, se han dejado ver directivos y empresarios del sector, se han divertido nuevas generaciones y, sobre todo, se ha compartido gastronomía sin paredes ni mesas por el medio. Es la mejor forma de tomar el pulso a una ciudad que sigue adelante, que se divierte interactuando con el comensal, que busca feedback para mejorar. También para intuir productos y sabores que ya dan que hablar -la trufa ha sido ingrediente multi-utilizado, así como las ostras o el pulpo- o para picarse y congratular a los restaurantes cuya propuesta ha sido más demandada. Aquí cada visitante tenía sus quinielas. Las colas que se formaron algún día delante de algunos estands apuntaban el camino.

Volvamos al cierre, el domingo por la noche. La noticia ya había corrido y, con o sin resignación, compañeros y visitantes se acercaban a los estands de Cecconi’s (el restaurante de Soho House Barcelona), Monvínic (la apuesta gastronómica y vinícola del empresario Sergi Ferrer-Salat con Ariadna Julián al frente) o Bao Bao (bajo la dirección gastronómica del vietnamita Thang Pham) para felicitar el haber sido designados como los creadores de las tres tapas más demandadas (agnolotti del plin pasado por un bola de parmesano con trufa negra; bao con ternera a la citronela, verduras escabechadas, cilantro, menta y mayonesa de ajo tostado, y pulpo con panceta a la brasa, respectivamente).

Algunas de las tapas de Tast a la Rambla. Fotos: Marta Bacardit
Algunas de las tapas de Tast a la Rambla. Fotos: Marta Bacardit

Saludo y vuelta al estand; tocaba recoger. Mientras a ello se dedicaban, no faltaban los abrazos entre restauradores y alumnos del CETT. “Este chico ha estado ayudándonos todos los días y es muy profesional. Pásate cuando quieras, te invito a cenar y hablamos”, le comentaba Jordi Asensio, chef de Quillo, a uno de ellos. Entusiasmaba comprobar la sonrisa con la que marchaba el chaval. “Para ellos es una prueba de fuego. Están estudiando y verse cara a cara con la realidad, aunque sea en un evento, es una oportunidad muy buena. Además, debo reconocer que este año han estado a la altura”, razonaba Òscar Teixidó, profesor del centro culinario que aquí les ha supervisado.

Felices, y cansados tras 44 horas de trabajo interrumpidas, marchaban los futuros cocineros, camareros o sumillers, mientras los trabajadores de la organización y algún que otro chef divertido respiraba, cerveza en mano, sentado en los bancos emplazados delante de las taquillas y del estand ocupado por 9Reinas, el restaurante que representa a Buenos Aires, destino gastronómico invitado este año. Allí, y como no podía ser menos, cerraban su participación con vino y carne y algún que otro cántico que incluso su propietario, el ex jugador del FC Barcelona, Xavi Escaich, no podía dejar de cantar. Su parrilla había dado qué hablar (y comer) en la feria, y la había animado, como también lo habían hecho los chicos de Spoonik –con globos, confeti y gritos de ánimo durante todos los días- y el sector que ocupaban los restaurantes Bobo Pulpín, Ofis-sifó y El Mercader de l’Eixample. “Es muy bonito hablar directamente con la gente, explicar lo que hacemos, y aquí lo podemos hacer también con buen rollo y fiesta”, comentaban desde el restaurante especializado en pulpo de la Catedral.

Nathan de Masterchef, José María Kao (Mr. Kao) y Nandu Jubany (Petit Comité).
Nathan de Masterchef, José María Kao (Mr. Kao) y Nandu Jubany (Petit Comité). Foto: Marta Bacardit

Sabores, texturas y futuro
Te dabas una vuelta por los estands, preguntabas, consumías y vivías. Lo hacías departiendo con los estrella Michelin Nandu Jubany o Carles Gaig –que también se dejaron ver cocinando-; con Alain Guiard (Santa Burg), que te explicaba el porqué de su amor incondicional a la carne dry-aged; con Lluís Tomàs (Bitxarracu), para hablar sobre las posibilidades gastronómicas del área metropolitana; con Álex Luna (NIkkei 103), y aprender sobre la pachamanca –utilizada en la tapa que presentaban mediante un uramaki de ternera, boniato y la salsa propia de la pachamanca-, o con Jon Giraldo (Spoonik), que discutía origen del ceviche con los chicos de Yakumanka, la nueva propuesta de Gastón Acurio en Barcelona. “El ceviche es un producto típico de toda la Sudamérica que toca agua, no sólo de Perú”, comentaba el colombiano.

La trufa presidía el ambiente y, entre tragos de agua y cerveza Damm -patrocinador del evento-, se veía en el “Huevo Millesimé” del italiano Andrea Tumbarello, con restaurantes Don Giovanni en Barcelona en los hoteles NH Constanza y Calderón; en la “Bombeta de pato del Berguedà y trufa de Osona” de El Chigre 1769 –una versión de la mítica bomba de La Barceloneta aquí con crema de patata, queso ecológico de cabra y relleno de pato-; en el plato vencedor de Cecconi’s; en aceite en la bechamel del canelón tradicional del mítico Amaya, o en una de las tres propuestas que acercó hasta La Rambla Club del Gourmet de El Corte Inglés (pulpo con salsa de mayonesa, wasabi y reducción de salsa de trufa, bautizada como “la brava de pulpo”).

La zona vip de Tast a la Rambla
La zona vip. Foto: Marta Bacardit

Carlos Latre, Nathan de Masterchef y las demandas del sector
Las quinielas sobre qué tapa gustaba más y cuál podría ser la más vendida rápidamente se trasladaban a la “sala vip”, donde chefs, patrocinadores y demás personalidades –además de periodistas- elucubraban. En la terraza del Arts Santa Mònica, Gouthier repartía ostras: S.Pellegrino, aguas; Josper enseñaba cómo cocinar la carne argentina de 9Reinas, y La Cala de Albert Adrià amenizaba con patatas y olivas la experiencia. Siempre, al menos, con una mano ocupada, se vio pasar por allí al humorista Carlos Latre, a concursantes de la presente edición de Masterchef como Nathan y Jordi, a Carles Vilarrubí (presidente de la Academia Catalana de Gastronomía) o a John Hoffman, presidente del Mobile World Congress, quien también dio una vuelta por los estands con el ex alcalde Xavier Trías.

También chefs y representantes de los restaurantes participantes se dejaron ver por la terraza. Germán Espinosa (Fonda España), Iván Surinder (Tandoor), Isabelle Brunet (Monvínic), José María y Meilan y Nayan Kao (Kao Dim Sum) o Andrea Tumbarello brindaban y reían, disfrutando de una fiesta que trasciende a la gastronomía, que se erige como un punto de encuentro. Casi reconvertido en foro, se podía ver a Fran Heras (El Chigre 1769) y Jon Giraldo compartiendo dificultades administrativas o laborales, charla a la que se unían Ada Parellada y Santi Alegre (Semproniana) en comunión.

Tast a la Rambla en un tast 4
Foto: Marta Bacardit

Abajo o arriba, Tast a la Rambla es una fiesta de ciudad, y de sector. Con más o menos tapas vendidas, los restaurantes participantes disfrutan y comunican, y la ciudad sale ganando. Sentados, escuchando ponencias y showcookings, o de pie apoyados en mesas altas para la degustación festiva. “Tenemos para cuatro consumiciones y no sabemos por dónde empezar”, comentaba una pareja. Ése era el máximo problema del Tast. Las otras preocupaciones quedaban fuera del programa.

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Principales cifras de Tast a La Rambla 2017

Visitantes: 600.000 personas
3.000 metros cuadrados lineales de servicio al cliente y de espacio «Tast a La Rambla»
Material: 53.000 platos y 12.000 copas de cristal
Consumiciones: 55.000 cervezas y 9.500 refrescos