Comienza un nuevo año. Por aquí se siguen escuchando palabras como crisis, desocupación, delincuencia, violencia… palabras que pasaron a tener rango universal, pero que los argentinos conocemos hace tiempo. Sin embargo, creo que es hora de suplantar al lamento y a la queja por otras respuestas. Muy cerca del centro de Buenos Aires, a una hora de viaje (70 km), en una localidad llamada Carlos Keen, Susana y Hugo, decidieron invertir su retiro en una granja que transformaron en la Comunidad Camino Abierto.

La experiencia es especial, porque hace más de diez años este matrimonio adopta chicos de la calle, con la única condición que no tengan antecedentes penales. Esta gran familia, porque son eso, una familia con más de 20 integrantes, cultiva una huerta biodinámica, cría todo tipo de animales de granja y posee un restaurante, Los Girasoles, con deliciosa comida casera… preparada por los chicos.

Allí está Zacarías, con sus 14 años, metiendo las cucharas en cacerolas donde prepara guiso de conejo o Romina amasando riquísimos ravioles de borraja o de vegetales de los que hace mucho dejamos de oír y que estos pequeños granjeros se encargaron de recuperar para los paladares nativos. En el lugar pueden probarse ensaladas con vegetales cosechados en el momento, pedir cochinillos cocinados en hornos de barro que los mismos chicos levantaron, hornos de donde también marchan panes y tortas con un sabor especial. Otra especialidad es un arroz graneado único, que obtiene su punto en la cocina solar de diseño propio. El menú cambia según la estación, aunque siempre hay flan casero de dulce de leche. Cuentan con hospedaje, en cabañas autoconstruidas y los fines de semana es conveniente reservar, porque suele estar completo.

Para después de las cacerolas los chicos armaron su orquesta y en poco tiempo más, abrirán una escuela de cocina abierta a los pobladores de la zona y a visitantes que llegan de lejos y quieren saber más acerca de la experiencia.

Por las tardes comparten el ritual del mate, mientras preparan las tareas escolares con otros pibes, porque el aislamiento no es un término que esté vigente en Camino Abierto. Cuando tanto se habla de diferentes salidas, en un pueblito perdido de la Argentina, se cocina otra historia. Compartirla con ustedes es mi manera porteña de brindar con 7 Caníbales… ¡por la vida! www.caminoabierto.org.ar

Desde Buenos Aires, Raquel Rosemberg