Y al final de la Rambla...

Crónica de la segunda jornada del festival gastronómico Tast a la Rambla, que se celebra hasta este domingo en Barcelona

La Rambla de Barcelona es un espacio cosmopolita y democrático. Las tiendas horteras, pensiones cutres, comida mala, música horrorosa, gente ordinaria, trileros y guiris borrachos, comparten el espacio con el centro Arts Santa Mònica, el Liceu, el Mercat de la Boqueria, hoteles de cinco estrellas, taxis a caballos, pastelerías modernistas, grandes tiendas de música, buenas tapas, turistas de crucero de lujo, sanos deportistas urbanos e hipster en Brompton. Y al final de Rambla, la negra flor. Arropada por las casetas de la 1a Setmana de Gastronomia de Barcelona – Tast a la Rambla. Tast a la Rambla es un juego de palabras entre Prueba La Rambla y Cata en la Rambla.

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Joan Baixas en su ponencia sobre las cocas de Sant Joan.

Una Rambla con nada blaugrana que celebrar en Canaletes, los Amics de la Rambla y Grup GSR decidieron apostar por otra de las excelencias de la ciudad, y que nunca ha fallado, como atestigua la presencia de la mítica Boqueria y de algunas tiendas y sitios históricos y literarios de comidas a su alrededor.

El viernes 13, una fecha que solo da miedo por el recuerdo a peli mala, fue mi día en los talleres, por los que habrán pasado algunos de los grandes cocineros, pasteleros, sumilleres y proveedores que sirven a la ciudad. ¿Saben? Los talleres se hicieron todos en el majestuoso claustro del centro Arts Santa Mónica, donde justo un año antes, Franc Aleu y los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca nos deleitaron con El Somni y donde hubo una exposición sobre este montaje pluridisciplinar, obra total, Ópera en doce platos y banquete en doce actos.

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Ronqueo de Grup Balfegó en el Arts Santa Mònica.

Imaginad lo fuertes que íbamos ¡preparando verbenas!: por la mañana, coca, y por la tarde chocolate. De la famosa Coca de Sant Joan y de las demás cocas de verbena nos habló Joan Baixas, de Pastisseria Baixas & Amazing Chocolate. Oriol Balaguer nos habló de las temperaturas del chocolate y nos aleccionó sobre los bombones en casa: “¿Por qué manchar la casa, por qué desesperarse con la de grandes maestros chocolateros que hay en cada esquina?”.

Para completar la mesa de la verbena estuvo Romain Fornell, del Caelis, que nos ensenó, en un plis plas a preparar un paté de campaña, una terrina de fuagrás mi cuit  y unas rillettes de muerte. Los asistentes, además de fotografiar la receta con su móvil –¿para que tomar apuntes?– pudieron catar las preparaciones de los ponientes: coca, chocolate, foie-gras, rillettes y paté.

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Inicio de la ruta del I Concurs de Tapes de Tast a la Rambla.

Sin saberlo, también pudieron probar pescado crudo recién capturado en L’Ametlla de Mar por el Grup Balfegó, que nos ofreció un ronqueo de atún rojo, a cargo de Nobuyuki Tajiri con la ayuda de Isaac Hermo. El maestro japonés hizo, como siempre, un despiece elegante, con tanta precisión anatómica que despertó los aplausos espontáneos del público; no había más remedio. A cada cuarto de atún, cuchara en mano, rasgó la deliciosa carne incrustada entre las espinas, como en Japón, la sirvió en un plató, la echó escamas de sal, soja y todo el mundo pudo catar la carne roja de este ejemplar de dos metros y 161 quilos, como certificó el código QR, la etiqueta de trazabilidad que traen todos los atunes de Balfegó.

La cata de aceites milenarios, sí, sí, de mil años, dirigida por Josep Casas, de la Acadèmia Catalana de Gastronomia, junto al sabio Jaume Antich Balada, director del proyecto sobre aceite y olivos milenarios del territorio del Sénia, fue instructivo y emocionante por lo que representa pensar la historia que podrían atestiguar aquel patrimonio arbóreo.

Ferran Centelles, que, entre 2000 y 2011, formó parte del gran equipo de sumilleres de Juli Soler, hizo una introducción memorable al mundo del vino a muchos asistentes noveles. Una lección: un vino no gusta porque gusta. Aborreció el infantil y primario porque sí. Vale me gusta porque es suave o porqué lo tomé cuando me enamoré de mi pareja. ¿De acuerdo?

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El jurado del I Concurs de Tapes de Tast a la Rambla.

La fiesta sigue hoy y mañana. Espero y deseo que puedan disfrutar de la Rambla y de todas sus delicias gastronómicas. Pueden arrancar en Canaletes e ir bajando: quince bares, restaurantes y pastelerías les ofrecen sus delicias preparadas para la ocasión. Una de ellas es la ganadora del concurso de tapas, que mañana se anunciará. Acompañé a los miembros del jurado durante sus catas. Disfruté como un canalla, con algunas tapas y, por supuesto, con su compañía, cada vez más animada y loca. Y, sobretodo, disfrute del viaje en taxi a caballos por toda la Rambla, saludando con la mano alzada, cual miembro de la realeza, de Inglaterra, off course.

Y al final de la Rambla, la negra flor: con más de 40 tapas, platillos, platos de cocina tradicional y de cocina de autor y postres para elegir. Y que no falte birra, vino y café. Y el cava para brindar. En Tast a la Rambla.