Crece la polémica del txakolí

Redacción

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El txakoli es desde hace meses el centro de una polémica entre el País Vasco, Cantabria y Castilla León. Las tres comunidades se han enzarzado en un cruce de acusaciones por la utilización de dicho término al comercializar ese vino, ya que todas ellas se ven con derecho a hacerlo. La chispa que encendió el conflicto fue una proposición no de ley que el PNV llevó el pasado 28 de septiembre al Congreso. El texto buscaba restringir el uso de los términos «txakoli», «chacolí», «txakolin», «chacolín» y «txakolina» a las tres Denominaciones de Origen vascas (Vizcaya, Álava y Getaria). A partir de ahí, las otras dos zonas presuntamente productoras de este caldo, Cantabria oriental y el norte de Burgos, y los correspondientes Gobiernos, saltaron para defender su derecho a calificar sus vinos como «chacolí» o txakoli. Para corroborar sus argumentos, asociaciones culturales cántabras llegaron a esgrimir documentos municipales del siglo XVIII que ya hablaban del «chacolí».

Del lado burgalés se han llegado a rescatar estudios del siglo XVI y hasta una estrofa de la zarzuela de San Juan del Monte que menciona este caldo, como pruebas irrefutables de la vinculación de dichas tierras al vino. Para los casi 400 productores vascos la cuestión no es más que mero «oportunismo», muy alejado de cuestiones históricas.

Más allá de las anécdotas, la polémica ha calado en la clase política. El Gobierno vasco ha dejado claro desde el principio que no permitirá la «usurpación de la marca txakoli» y está dispuesto a recurrir a los tribunales. De hecho, ya ha enviado un requerimiento prejudicial a la Junta de Castilla y León para que haga respetar la normativa vigente y sea eliminada la marca «Chacolí» Término de Miranda, que Burgos presentó en el congreso gastronómico Madrid Fusión el pasado mes de enero. Sin embargo, la Junta se limitó a confirmar que llevará a cabo las inspecciones solicitadas por el Gobierno vasco para controlar el uso del término, pero no de forma «urgente» ni «prioritaria». El Ejecutivo vasco y las autoridades castellanoleonesas se reunirán el próximo 21 de febrero en Valladolid, pero el consejero de la Presidencia y portavoz de la Junta, José Antonio de Santiago-Juárez, del PP, ya ha dejado claro que el conflicto no entra en la agenda de la cita, tras mostrar de nuevo su apoyo a los productores del norte de Burgos.

La Diputación burgalesa calcula que en el norte de la provincia hay unos 60 productores de este caldo que aspiran a «recuperar un producto que forma parte del acervo patrimonial de este pueblo ante la posición obtusa del nacionalismo vasco, que intenta blindar la producción a los límites de la comunidad autónoma», defiende Borja Suárez, líder del grupo popular en la Diputación burgalesa.

Erigida en portavoz de los productores, la Diputación, en manos del PP, proyecta un centro de estudios sobre el «chacolí», ya que los agricultores ligados a este producto desean sacar adelante iniciativas para conseguir «comercializar y producir en regla» este vino bajo la denominación Alto Ebro.

La Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria (ADIC) tramitó hace dos meses una petición al Parlamento cántabro en la que se califica el «chacolí» como «integrante en la enología cántabra, un recurso que puede ser desarrollado por el sector agroalimentario cántabro en consonancia con las tradiciones e históricas prácticas vitivinícolas en Cantabria». De esta forma, el colectivo defiende el «derecho legítimo» a utilizar su patrimonio.

El presidente de ADIC, Bernardo Colsa, asegura que este caldo es «vino de pescadores desde el siglo XVIII» y que es originario «de la costa cantábrica», en concreto de la franja entre Santander y Hondarribia.

No obstante, Colsa añade que «una plaga se cebó con el cultivo» en Cantabria y obligó a la región a decantarse por otros productos. «Esto no es un enfrentamiento entre pueblos ni una cuestión política, pero si alguien nos obliga a politizar la causa, lo haremos», zanja el responsable de la asociación. Ahora falta que el Parlamento cántabro, que ya se comprometió a perseguir «los fraudes» que afecten a este vino, se pronuncie sobre la citada propuesta.Unos 15 productores usan la marca Vino de la Costa de Cantabria, un blanco que aspiran a llamar «chacolí porque lo es».

Las Denominaciones de Origen vascas acogen con «sorpresa» la dimensión y el alcance que ha tomado la polémica. El secretario técnico de la denominación Bizkaiko Txakolina, Antón Txapartegi, sostiene que, pese a todo, los productores se sienten «protegidos por todas las instituciones», desde el Gobierno vasco al Ministerio de Agricultura y que no se sienten «amenazados ni a corto o medio plazo». Aún así se mantendrán vigilantes ante la comercialización de botellas fraudulentas.

Pese a las reivindicaciones cántabras y castellanas, Txapartegi, quien sostiene que parte de la polémica la han fomentado productores que salieron «rebotados» de dos denominaciones vascas, apunta que fuera del País Vasco «no existe un sector medianamente profesional que trabaje estos vinos. No se puede poner la marca antes que el vino». Y rechaza que se «mezcle un asunto profesional con política». «No tienen ningún derecho a crear otros txakolis. No lo permitiremos», abunda el secretario de la denominación alavesa, José Antonio Merino.

No hay antecedentes de un conflicto parecido. El último problema de tintes similares ocurrió en los noventa, cuando se descubrieron algunas embotelladoras de vino de mesa que usaban el término de forma irregular, rememora Txapartegi.

El viceconsejero de Agricultura, José Luis Anda, critica que en las comunidades se pretendan «aprovechar del esfuerzo» de los productores vascos. Y advierte de que el Ejecutivo vasco se mostrará implacable con las falsificaciones, ya que txakoli es un término de «uso exclusivo» por parte de los productores vascos. Las leyes comunitarias así lo estipulan desde 2002.

El Gobierno vasco tratará las falsificaciones como fraudes al consumidor por incumplimiento de la normativa sobre etiquetado. Además, creará una unidad de vigilancia y rastreo a través de Internet. El expediente sancionador se dirigiría al fabricante. Se reclamarán las facturas y se seguirá la trazabilidad del producto hasta localizar al responsable de su producción y etiquetado como txakoli, escrito con grafía en castellana o en euskera. Se podría retirar de los comercios como medida cautelar. La competencia es de la Dirección de Calidad Alimentaria. Anda pide a los consumidores que «exijan» txakoli con denominación de origen para contribuir a su protección.

Fuente: El País