Enogastronomía: vino, cocina y territorio

Cristina Alcalá

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Establecer lazos entre restauradores y productores, y potenciar la enogastronomía. Este es el objetivo de Lanzarote Cocina, un proyecto de reciente creación desarrollado bajo el paraguas Saborea Lanzarote, y enmarcado en el Plan de Dinamización del Turismo Enogastronómico que desarrolla el Cabildo para impulsar la isla como destino turístico.

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Los miembros del colectivo Lanzarote Cocina.

Un grupo de once cocineros ha sido el germen de esta interesante iniciativa presentada y formalizada recientemente después de algún tiempo desarrollando el proyecto. Los protagonista de esta historia son: Restaurante Casa Brígida, Isla de Lobos, Lilium, El Risco, Finca de las Salinas, Restaurante Amura , Restaurante La Caleta, La Tegala , La Cascada del Puerto, Restaurante, y Restaurante La Graciosa. Su compromiso con la tierra donde trabajan, la cocina y producto local les ha llevado a unirse en pro de una diferenciación propia.

En Lanzarote, solo el 5% de la isla es cultivable y un tercio es Parque Natural. Reserva de la Biosfera desde 1993, recibe unos dos millones de visitantes al año y el turismo supone su principal recurso económico. Su paisaje es también su patrimonio, porque no todo es sol y playa. Batata, granos (arbeja, lenteja, garbanza..), calabaza, tomate o la barrilla,  una planta salina que está siendo utilizada por la alta cocina a nivel nacional y que antes sólo se usaba para hacer jabón, son algunos de sus productos. Sin olvidar los del mar, estrellas de su cocina.

La Geria

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Los espectaculares viñedos de La Geria

Una de las maravillas de la isla es La Geria. Sin duda, uno de los paisajes de viñedos más espectaculares que existen. Enormes hoyos con cepas centenarias, trabajo del hombre, historia y atractivo turístico a la vez. De hecho, una de las bodegas más antiguas de España está en Lanzarote, El Grifo, con un lagar datado en 1775. En Lanzarote, el 75% de la superficie cultivada es viña, hay unas 2.000 ha de viñedos, 1800 viticultores y 17 bodegas. Su variedad por excelencia, la Malvasía Volcánica, produce unos vinos en ocasiones sorprendentes y, lo que es más interesante, una gran diversidad de tipologías. Desde secos, semidulces, vinos de licor, dulces, espumosos, naturalmente dulces… Es decir, que no será por abanico en la elección de vinos para combinar con sus platos. Y esto sin tener en cuenta otras muchas uvas blancas y tintas que se cultivan.

Es aquí donde surge la sinergia vino-cocina que, como los mosqueteros, están el uno para todos y todos para uno. Porque el vino forma también parte del proyecto de sostenibilidad. Sus viñedos son patrimonio esperando a ser rescatados e integrados en un amplio proyecto global.

Los restaurantes que forman parte de este colectivo, está comprometidos en la defensa y divulgación de su identidad vitivinícola. En algunos casos, las cartas de vinos están compuestos en un alto porcentaje por vinos de la isla. Aparentemente parece algo poco extraordinario, pero la realidad es, en muchas ocasiones, otra bien distinta.

Lanzarote Cocina es un ejemplo más de la trascendencia que la gastronomía puede tener cuando se parte de un planteamiento ligado a “lo autóctono”. Porque más allá de la cocina, puede existir una vinculación bajo los principios de sostenibilidad medioambiental y productiva. Y más dada sus condición de insularidad.

Por ahora solo es un germen, una apuesta personal y profesional, en una isla que quiere darse a conocer como referente a través de  su cocina definiendo productos gastronómicos.