Un vino de mucha altura: Adrianna Vineyard Fortuna Terrae Malbec '12, de Bodega Catena Zapata

La mesa bilateral probó un gran, gran vino. Uno de estos vinos que ya se detectan al descorchar la botella. El tapón del Fortuna Terrae ya nos indicaba que estábamos ante algo muy excepcional, porque era largo, liso y suave como el talco y desprendía olor a pureza. Al instante de echar vino en la copa, Lluís Ariza me dijo ‘esto es muy grande’ o comentó algo más solemne o, tal vez, soltó algo muy prosaico e irrepetible, como suelen ser las charlas naturales sin público y sin ningún aparato grabando. Su lágrima furtiva se unió a la de la glicerina de la copa.Adrianna Vineyard Fortuna Terrae Malbec 2012, de Bodega Catena Zapata

Olimos regaliz y fruta madura. Percibimos elegancia y mineralidad. Aplaudimos la armonía y la sedosidad, su acidez tenue y los taninos ligeros, y el recuerdo a fruta madura, especialmente de fresas. Cuando comenzábamos a sumirnos en la eterna discusión de cuándo, cómo y con qué se debe beber, que si carnes asadas, que si guisos, que si más tópicos, convenimos que es suficiente con buena compañía a la que guste hablar de vino. Este vino es brutal, pero solo existen alrededor de tres mil botellas.

A este vino tan oscuro, Lluís captó algo de lo que yo soy incapaz: percibió dos maderas, nueva y vieja. Leo en la web de Catena Zapata que este vino fermentó en barricas de roble de 225 litros y en roll-fermentors de roble francés de 500 litros durante 9 días. Y luego tuvo un añejamiento de 24 meses en fudres de roble francés de 2.000 litros.

Este vino de la parcela Fortuna Terrae es extremadamente especial. Tiene su origen en 5 hectáreas de un suelo de aluviones, profundo, arcilloso, con piedras blancas cubiertas por caliza, situadas en el Adrianna Vineyard, a una altitud de 1.366 metros en el distrito Gualtallary, Tupungato Alto Region, Uco Valley, Mendoza, Argentina. Ellos nos cuentan que los suelos arcillosos profundos de su tremenda parcela del Viñedo Adrianna albergan gran cantidad de pastos nativos que previenen la erosión, atrayendo a insectos benéficos, pájaros cantores y zorros montañosos. Aseguran que “debido al frescor que imparten los suelos profundos y la altura, los vinos Fortuna Terrae presentan una óptima acidez y delicados aromas a flores.”

La bodega recomiendan disfrutar de este vino dentro de unos años. Ciertamente, conviene afinarlo algunos años más en botella para disfrutarlo con todo su esplendor.