Entrevista a Phoebe Grenn: "apostamos por el factor artesanal y familiar"

No sorprenderemos a nadie si afirmamos que el mercado del vodka, y, sobre todo, el de la ginebra están hipersaturados. Es por eso que aún son dignas de estudio las nuevas historias de éxito, y más cuando las protagonizan marcas con menos “potencia de fuego” que las gestionadas por las grandes empresas del sector. Hablamos con Phoebe Grenn, nueva brand ambassador y jefa de exportación de vodka Chase y ginebra Williams, que han ganado bastantes premios desde su creación en 2007.

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En nuestra charla con Grenn nos contó los retos, dificultades y satisfacciones de trabajar a otra escala y de otro modo.

Tiene usted un perfil muy atípico para una brand ambassador, porque su experiencia es sobre todo en el mundo de la empresa, y no tanto en el del bar.

Sí, en mis años de universidad trabajé en hostelería, y allí gané conciencia de lo que era el producto de calidad en alimentación, y me interesé por las marcas de lujo. Luego estuve trabajando unos años en moda, y pensé que lo de la hostelería había sido pasajero, pero la moda me pareció algo poco genuino y me di cuenta de que Horeca me ofrecía otras cosas. También hemos renunciado, al menos de momento, a los concursos. No podemos competir con los premios de otras marcas, y tenemos que pensar muy en serio si verdaderamente nos aportan valor. Me gustó mucho la oferta de Chase por lo que implicaba de autenticidad. De esto hace un año y una semana.

¿Qué papel jugáis los brand ambassadors en el mundo de los destilados?

Nuestro caso es un poco atípico, porque somos una empresa relativamente pequeña. Exportamos a cincuenta y tantos países, y somos sólo dos personas en este departamento. Nos dedicamos más a divulgar que a promocionar. Nunca podremos luchar contra las grandes porque nunca dispondremos del dinero que ellas tienen para marketing o merchandising, tenemos que diferenciarnos precisamente por lo que nos separa de ellas, por ser una destilería familiar y single state, es decir, donde lo hacemos todo, desde el cultivo de la patata hasta la destilación.

De hecho, su historia es bastante atípica porque antes de dedicarse al vodka la familia Chase ya eran una rara avis, habían logrado a partir de la agricultura crear un producto de éxito…

Sí, las patatas Tyrrell’s. La familia Chase llevan varias generaciones haciendo de granjeros en Herefordshire y se dieron cuenta de que a la larga no podrían subsistir por la presión de los supermercados para vender sus patatas a un precio cada vez más bajo, se pasaban la vida intentando hacer que salieran los números. Una cosecha no muy buena, con patatas que no llegaban al calibre exigido por los supermercados, les hizo reflexionar sobre cómo continuar viviendo del campo. Primero cogieron la idea de hacer patatas chip gourmet –que se pueden producir a partir de cualquier tamaño- y tuvieron un gran éxito. Al cabo de un tiempo vendieron la marca –con la que seguimos teniendo muy buenas relaciones- y con el dinero conseguido comenzaron a trabajar en el vodka. Seguimos teniendo vacas en la granja, porque es importante para la rotación de los campos. Al principio fue complicado, porque el rendimiento de las patatas es bajo. Se necesitan unas 250 patatas por botella…

Pero en el vodka se valora la pureza, se pierde mucho en la destilación…

Bueno, pero se nota la claramente cremosidad… Y creemos que también la pimienta y la nariz. También destilamos manzana para nuestra ginebra. Las manzanas son un producto muy, muy inglés… Nos hicimos el alambique a medida, y tenemos uno de los de columna más altos de Europa. Tuvimos la suerte de que al empezar a destilar cambió la legislación. Hasta entonces la ley exigía que los alambiques produjeran un mínimo de 2.500 litros, y cambió hasta los 400. Llegaron un montón de microdestilerías nuevas, cada ciudad tiene su ginebra. Y eso fue muy bueno, porque con las pequeñas podemos empujar más. Hemos trabajado todos juntos y ha comenzado el auge del craft y artesanal. Si hubiéramos sido los únicos posiblemente no habríamos podido.

¿Temen al Brexit?

Sí, es cierto que nuestro marketing apuesta mucho por el componente local, pero no creo que debamos cambiar el estilo de la marca, porque es lo que nos define. Sí es cierto que en algunos aspectos nos ha afectado, porque por ejemplo compramos el cristal de las botellas a Francia, pero la mayor parte de nuestros negocios los seguimos haciendo en libras, y aunque está un poco baja, no tenemos planes de cambiar nada. Creemos que si seguimos apostando por el factor artesanal y familiar esto tendrá mayor peso que otras consideraciones. Acabamos de entrar en Irlanda, por ejemplo, un mercado tradicionalmente muy complicado para los productos británicos, y quieren calidad y trazabilidad. Claro, hay botánicos que no pueden ser locales, pero sabemos de dónde viene todo, es algo muy importante para nosotros.