Cocina 'amateur'

De ‘cocinillas’ a chef

Imaginaos la escena. Plató de televisión. En el set de grabación, con cocina, antes las cámaras, un jovencísimo amateur prepara una crema de patata con crujiente de jamón y huevo a baja temperatura. Sostiene un termómetro y explica que espera que el agua se caliente hasta los 62 grados. En ese momento de tan extrema precisión, introduce un huevo, que -cuenta- tiene que cocer 35 minutos a esa temperatura porque, de esa forma, la clara cuaja mientras que la yema se mantiene crudita; la mejor manera de cocer un huevo, dice con total naturalidad. Es músico. El bajo del grupo Txarango, grupo revelación en Cataluña. Vive en una casa de campo, cerca de Vic, con cuatro colegas de su misma edad, veintipoquitos. Alex me confiesa que, además de la música, le encanta cocinar y que no lo aprendió de sus padres, que trabajaban todo el día y a quienes él mismo preparaba a menudo la cena orientado por la abuela. ¿Quién había dicho que en las casas ya no se cocina?

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Aficionada a la cocina, en el programa Cuines.

El músico ha sido uno de nuestros recientes invitados en el plató de Cuines, el programa de cocina –propiamente dicho – que ha cumplido 18 años en las sobremesas de TV3, dando voz e imagen a cocineros profesionales.

Cuando asumí la dirección del programa hace cuatro temporadas, me propuse dar la oportunidad, también, a cocinillas aficionados. Recuerdo que cuando comenté la idea, que no tenía precedente entonces ni en otros programas ni en otras cadenas, Cristina Jolonch me preguntó si iba a llevar sólo abuelitas a plató. Pues bien, a punto de terminar la cuarta temporada con cocineros amateurs os puedo decir que han sido minoría las abuelas -y todas adorables, por cierto -.

¿Quién dijo que en las casas se dejó de cocinar? Pues servidora, sin ir más lejos. Y con otros tantos nos hemos hecho hartones de explicar que la correa de transmisión de la cocina casera, que durante generaciones iba pasando de madres a hijas, se rompió de manera generalizada cuando la mujer se incorporó con toda normalidad al trabajo fuera de casa. Fijábamos la época en torno a las tres últimas décadas del siglo pasado. Y hasta hoy.

Lo hemos repetido durante años en todo tipo de foros, como un mantra, como una advertencia de los peligros de abandonar tan sana e histórica práctica. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, se ha producido un giro en eso tan nuestro, tan mediterráneo, de tener vida al calor de los fogones. No puede ser una anécdota y no creo que se deba a una única causa.

Paradojas

Son ya unos cuantos años dando cobertura mediática a los grandes cocineros y a los no tan grandes también. Años de mucho libro, mucho showcooking televisivo, muchas ferias y fiestas con sus cocinas en directo, y, claro, el boom de la gastronomía ha coincidido con la eclosión de internet (y todos los programas de televisión, todos los medios en papel, tienen su página en la red).

joan roca
Joan Roca, en el programa en 1997.

Tenemos a nuestra disposición más información que nunca y, sin embargo, parecía que toda esa información no servía para recuperar la cocina familiar. Era así o lo parecía. No es casualidad que ahora los grandes chefs se apunten a acercarse a la cocina doméstica. De modo que si bien es verdad que (siempre en términos generales) las abuelas se han ido yendo sin tener herederos en la cocina, también lo es que los medios hemos suplido, en gran parte, ese vacío. Añádele unos cuantos años, definitivos, cruciales, de aguda crisis económica, de vuelta a casa para celebraciones y encuentros, y, en el día a día, del resurgir de tuppers y tarteras para cuando hay que comer fuera de casa.

Mira si ha cambiado el tema que en los últimos años he conocido un montón de esos cocinillas, con estudios y profesiones bien alejados de la hostelería, de toda edad y condición, que ante una situación laboral precaria ahora se dedican a ofrecer sus servicios a través de blogs y webs. Han profesionalizado su afición bien como chefs a domicilio, como elaboradores de catering a pequeña escala, como profesores de cocina o como pasteleros por encargo (lo de los cupcakes y los pasteles hiperdecorados también ha despertado muchas vocaciones).

No me dirás que no te suena..