¿Qué pasa con el agua? Pero, ¿qué pasa con el agua?
Antes era un líquido insípido, trasparente, inodoro, formado por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, cuya fórmula, H2O, es lo único que les ha quedado a muchos de las clases de química.

Hoy deberían de enmendar la vieja definición con varias apostillas. Es insípida, a veces. Es transparente cuando hay suerte. Es inodora cada primero de mes. Es carísima, pero nadie te asegura que sea buena. La potable escasea. La gente esnob la prefiere al vino, cuando llega en botellín de diseño.

Antes decían que el agua solo servía para tres cosas: hervir, lavar y regar. Bromeaban los viejos que debíamos de ir con mucho cuidado de no tomar demasiada agua, pues ya se sabe la de caminos que se habrá llevado y del peligro de encharcar demasiada en la panza. Los viejos sólo admitían el agua con gas, que compraban en la farmacia como remedio para eructar. Era un caso de extrema necesidad. Nunca bebían agua sola. Jamás. Recuerdo el sabor de anís del agua fresca bebida del cántaro. Entonces odiaban la neutralidad del agua. Algunas veces bautizaban el vino demasiado cargado; otras rebajaban o enfriaban el café. Incluso las abuelas: ellas tenían siempre a mano un puñado de hierbas para la infusión. O un cazo lleno de malta y café. Pero agua, agua, solo para hervir.

Condenado como está el consumo de bebidas alcohólicas, el consumo de agua crece rápidamente en todo el mundo, a pesar de las advertencias de la ONU, de la necesidad de cuidar las fuentes, de consumir la justa para hacer funcionar el organismo. No me refiero al crecimiento vegetativo: somos más, pues crece la cantidad consumida. No es eso, me refiero al consumo per capita.

Nos han asustado tanto con la el tema de la salud que la gente bebe sin sed. Pero bebe agua sin sed! Y por qué agua? A mi me da reparo! Y, sobretodo, si se bebe una botellita de agua envasada. Beben algo de agua por beber, como el borracho que bebe vino peleón.

El agua no se puede, ni se debe, beber por placer. El agua solo se puede y se debe beber por necesidad. Si se debe de beber una cantidad de líquido diario para que funcione el organismo, por qué narices se debe de beber solo agua. No estamos en el desierto o en medio de la nada. Estamos rodeados de un amplio surtido de sabores. No digo de beber refrescos gaseosos. Hablo de no beber agua sola. El agua debe de ser un acompañamiento para el whisky, para fabricar hielo, para limpiar la boca durante una cata, para refrescar cuando, en efecto, se tenga esta necesidad de sorber algo neutro, algo no contaminante del sabor. Suelo ocurrir cuando piensas lo que vas a tomar o, por la mañana, al despertar. O, por supuesto, cuando tienes sed, después del ejercicio.

Sin embargo no es siempre así, la más veces bebemos por beber. Luego? Imaginación. Hay de todo en la viña del señor; o, so lo desean, en el manantial del señor. Y de todo con sabor, sea vino, cerveza, destilado, café, te, zumos…, lo que sea, mientras no sean refrescos azucarados industriales o agua sola.

Y lo que más me subleva es el esnobismo de la carta de aguas. Hay aguas buenas y aguas malas, lo reconozco, pero no hasta el límite de algunos precios, que ya empiezan a superar el de algunos de los grandes tes o de algunos vinos medios excelentes.

A muchos les atrae el diseño de los botellines, para llevarlo en el bolso o en la maleta, porqué, ya se sabe, la botellita de plástico hace ordinario.

Mundo de esnobs. Ya deben saber que se realizó una cata a ciegas entre diferentes clases de aguas aptas para el consumo, sean aguas del grifo o aguas envasadas. Ganó un agua del grifo. Cómo? Pues porqué proceden de los Pirineos, de los Alpes o de manantiales perfectos de la sierra, con buenas canalizaciones, porqué han recibido buenos tratamientos físicos, esto es pasar por diversos filtros de carbón activo, que además de limpiar impurezas y metales pesados, si los hubiere, las desodoriza. Y el olor a cloro?, se preguntaran. Sencillo: lo pueden quitar en casa con otro filtro. Lo prueben o lo hagan probar a ciegas. Descubrirán resultados sorprendentes. Verán que estamos rodeados, de esnobs, principalmente, y, por supuesto, de excelentes comerciales, de vendedores, de expertos de la mercadotecnia: «No beba su whisky con un agua cualquiera, tomeselo con calma y con el agua de las tierras aguas de Escocia, con que elaboraron este whisky. Se sentirá como el jefe del clan, como si estuviera en Highlands.» Esto tan demasié, cuela cada dia más entre nuevos ricos y demás demelomascaroquestoyforrao.

Qué buscamos en la mayoría de aguas para la cocina: neutralidad. Lo que decíamos al principio: que sea un líquido insípido, transparente, inodoro, que no distorsione nada de lo que vamos a infusionar en ella. Que el café sepa a café, a té, a hierbas o a las verduras y a las carnes con que vamos a hervir el caldo.

Queremos agua neutral para cocinar, fresca para saciar la sed, y si es del grifo mucho mejor. Y pa que lo sepan los esnobillines: En la capital de Francia se puso de moda L’eau de Paris. Saben quien la distribuye? El ayuntamiento y sale gratis por el grifo.

Y como dijo un jueves el hermano de Santa Teresa: «Bebo sin beber en mi y tan alta vida espero que bebo porqué no bebo…»