La noche que fuimos Krug en El Portal de Alicante

Ya me dirás tú cómo lo verías si te llaman para proponerte una cena maridada con Krug… Seguramente, como yo: aeropuerto y el primer avión a Alicante. Me recibe la ciudad todavía de polo y chanclas, pero mi destino es bien distinto: la inauguración oficial de la mesa Krug en El Portal. Sí, esa noche fuimos Krug, fuimos infinitos…

Mesa Krug. El Portal. Alicante.

Dice (insiste) Carlos Bosch que El Portal es un bar, y la nómina de nueve sumilleres y cuatro cocteleros así lo parecen indicar; pero entonces entra en escena Sergio Sierra, copropietario junto con Carlos y chef, y el bar se trastoca de gastronomía. Un bar, sí, de vibrante barra como se siente al probar su ensaladilla, acanallada y servida entre dos láminas de regañá. Un bar con más de 300 referencias de vinos (de ellas, 55 de champagne y, claro, toda -toda, incluidos incunables- la gama de Krug-). Un bar con “deejay” y resonando de fiesta y risas por los cuatro costados. Un bar, como apuntaba antes, con una cocina donde brillan el producto más colosal y la clase en sus elaboraciones. Un bar que podría ser el sueño jamás soñado de Platón. Y ahora, además, un bar que representa a Krug. ¿Cómo? Con la mesa Krug, la redonda del fondo, la más recoleta entre el fragor. Y en la mesa, el menú Krug, a 190 euros por barba incluida una botella del champagne para dos personas (aunque, como dice mi “hermano” Luchini, una botella de champagne es la medida perfecta para dos personas… si una no bebe).

Caviar. Gamba. Patata. Pichón. El Portal. Alicante. Fotos Xavier Agulló.
Caviar. Gamba. Patata. Pichón. El Portal. Alicante. Fotos Xavier Agulló.

Nos reunimos en la mesa redonda sabiendo que hoy la noche va a ser extrema. Todo resuena alrededor… El representante de Krug aclara la extraña numeración que adjetiva en la minuta a los Krug que vamos a maridar en la cena… “Es una ‘ID’ que debemos buscar en la nueva app de Krug: ponemos el código y nos sale la información de la botella, las notas de cata, los ratings… Y, en streaming, diferentes músicas que maridan con ese champagne”. Algo así como “music pairing”. Veamos, con el cóctel de bienvenida –mezclado con triple sec- viene el Krug ID 115022… Le doy. Sí, es el Grande Cuvée… Explicación del “assemblage”, 95 en Wine Spectator, notas, servicio, maridajes firmados y… Propuestas musicales: ¡Uf! Berlioz, Miles Davis, Tchaikovsky, Count Basie, Beethoven… Suena Davis… Y llegan los ibéricos y salazones con pan El mossen y tomate y aceite Verde esmeralda de Royal, un espectáculo. Ahí están las huevas de mújol refinadísimas del amigo Toni Marcos, la cecina de León a cuchillo, el jamón Maldonado… Un bar, OK, pero… Sigue el menú Krug con el caviar iraní beluga 000 en su propia lata, con fondo de mantequilla y “croutons” desmigados, recreando en el propio contendor la tostada completa. Será por glamour… Monumental gamba de Dènia a la plancha. Erotismos. Entra el Krug Vintage 2002 (sólo 60 botellas en España). La acompañamos con yema de huevo, patata, panceta y trufa negra. Y con el atún rojo con salsa de ortiguillas y salicornias. Mar y mar. Llega el Krug rosé. Acordado con el pichón en tres cocciones, la pechuga marcada, el muslo frito, los interiores en tostada. Final con frutos rojos y helado de mascarpone. Perdón, no puede haber final con champagne en la mesa…

Cuando desperté a la mañana siguiente, las burbujas todavía seguían ahí.