Precursores con Estadella

Tenía  un encargo pendiente. Hace poco más de un año, en la presentación del portal gastronómico de TV3, www.clubdecuines.cat en Girona, Jordi Estadella me preguntó si íbamos a colgar sus programas de gastronomía. En aquel momento no me podía comprometer porque no estaba de mi mano hacerlo, pero le dije, con sinceridad y públicamente, que la recuperación de viejos programas de TV3 sobre cocina estaba en el espíritu del nuevo portal. Ahora, aún sobrecogida por la noticia de su muerte, he buscado los programas de los que me hablaba.He dado con tres entrevistas que son una delicia . Todo un documento. No se hicieron, en verdad, en un programa de gastronomía. «Piano bar» era, allá por 1985, un talk show, un programa de entrevistas; una larga conversación de una hora, guionizada -ahí es nada- por Manolo Vázquez Montalbán, amenizada con piano en directo, con la aportación de los cócteles que hacía en el plató José María Gotarda, y conducido por Jordi Estadella. Por «Piano bar» pasaron artistas, algún político, intelectuales…  hasta 22 personajes que eran interesantes entonces y lo siguen siendo ahora. Como los restauradores  Ramón Cabau y Montse Guillén o el pastelero Antoni Escribà.

Los tres fueron grandísimos precursores.  Montse, afincada en Miami, en asociación artística y personal con Antoni Miralda, sigue aportando ideas geniales. Tiene su aquél, para los que nos gusta saber cómo empezó todo, oír el testimonio de viva voz de todos ellos. Porque así es la televisión, tan denostada a veces -y no negaré que con razón-, el testigo más fiel de la realidad.

Ramón Cabau, por aquél entonces ya retirado de su restaurante Agut d’Avinyó, continuaba yendo a diario al mercado de La Boqueria en calidad de payés. Huertano en sus últimos años, farmacéutico y licenciado en derecho,  su profesión devino la restauración. Dirigió el Agut d’Avinyó hasta los primeros años ochenta,  en tiempos en que la persona importante de un restaurante no era el cocinero, sino el dueño, que, generalmente, lo dirigía. Él era el encargado, también, de las compras y para ello se abastecía, a diario, en el mercado de Las Ramblas. Tanto cariño le tenía al mercado y a sus vendedores que escogió aquél templo para largarse…al más allá. Ramón Cabau, coetáneo de los grandes nombres de la Nouvelle Cuisine, a quién trató, y de los de la Nueva Cocina Vasca, preconizaba en «Piano Bar» la importancia de los productos de «padre conocido» y apostaba por la relación entre productores y restauradores. ¿No suena a moderno?

La entrevista a Antonio Escribà, desaparecido, también, demasiado pronto, es otra delicia. La entrevista se complementa con imágenes de las puestas en escena del artista del chocolate. A Christian, de casta le viene al galgo. Ahí están esas imágenes de hace 25 años, con Antonio Escribà  entrando solemnemente, como un emperador romano sobre cuadrigas y con trompetas anunciando su llegada,  con una «mona» de chocolate para 10.000 personas.  Esa fue a lo grande, pero la divertida la armó con el artista Angel Pavlosky, a quién vistió de pasteles. Ahí abrió un camino, como con las imágenes sobre pasteles.

Genial, también, Montse Guillén, que dio que hablar y mucho en las cocinas de La Venta y MG en Barcelona. Por aquellos años, a principios de los años ochenta, junto a Llorenç Torrado en los fogones, aportó muchas novedades a la cocina de la época. Barcelona se le quedó pequeña y llevó los platillos de la cocina catalana en forma de tapas a su restaurante El Internacional en Tribeca, por entonces un barrio emergente de Nueva York. Lo suyo eran  cenas con mucho de «performance», con porrón y fiesta segura; un espectáculo gastronómico-festivo, vamos.

Todo ello se lo cuenta a Estadella y,  mientras, se ven algunas de esas imágenes de los fiestorros en Nueva York.

Gracias Jordi ¡Menudos testimonios!