Lo había probado alguna vez, claro, pero no fui capaz de vislumbrar la auténtica dimensión cultural del sake hasta que visité Japón. Aún recuerdo el descubrimiento de las preciosas barricas de madera de cedro, envueltas en papel y atadas con cuerdas. Y también como me sorprendió que, además de frío, me lo ofrecieran a veces entibiado al baño maría. De aquel viaje volví con algún tokkuri, las botellitas de cerámica en que tradicionalmente se sirve. 

SakeMás recientemente me impresionaron un par de sakes que los amigos del WD-50 de Nueva York incluyeron en el maridaje de mi menú degustación. En Estados Unidos el conocimiento de esta bebida de arroz está mucho más desarrollado. Por suerte, tenemos excelentes embajadores de la cultura alimentaria nipona en nuestro país. El escalonado de sakes escogidos por Tamae -florales i cristalinos, cada vez más complejos- fue como la flor de cerezo que coronó en el Dos Palillos una excursión a la sensibilidad oriental sin salir del Raval, ilustrada por los etéreos panecillos al vapor, los sabrosos gyoza a la plancha o la ostra y su sopa -con sake- del gran Albert Raurich. Pero, excepciones a parte, reconozcamos que prácticamente lo desconocemos todo de esta bebida que en Japón llaman nihon-shu.  Por eso, a la mayoría, nos irá tan bien el libro de Antonio Campins Chaler que acaba de publicar la editorial Zendrera Zariquiey -auténtica garantía, si hablamos de bibliografía gastronómica. 

"Sake, la seda líquida", de Antonio Campins Chaler
"Sake, la seda líquida", de Antonio Campins Chaler

Sake, la seda líquida es un manual práctico para todos aquellos que tengan curiosidad en sus características, historia, elaboración, variedades y formas de consumo. Lo comentábamos en el prestigioso restaurante Icho con el señor Teruaki Nagasaki, cónsul general de Japón en Barcelona mientras el equipo de Anna Saura nos hacía degustar exquisiteces del nivel de los erizos de mar con crema de leche de soja, la ensalada de lentejas de mejillón con tempura de bogavante verde, el sashimi de ventresca de atún con polvo de tomate, el maki sushi de carne wagyu y verdura o los bombones de umeshu y sakurachu, entre otras virguerías complementadas con alguna botella -de sake- de categoría. ¡Kampai!