La luz entra a Il Giardinetto

Luis Tusell

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El histórico restaurante italiano se renueva con una barra a pie de calle con su propia carta de platillos

Desde la gauche divine al mundo de la política y la economía. De Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa a Eduardo Mendoza, Javier Cercas o los escritores más modernos. Arquitectos, editores y gente de la cultura y un largo etcétera han pasado por los salones oscuros y elegantes de Il Giardinetto. Este clásico de la cocina italiana, a punto de cumplir 40 años, es de esos restaurantes de Barcelona al que varias generaciones de una misma familia han recurrido. Precisamente por eso, para «adaptarse a nuevos tiempos», los Pomés (Leopoldo padre e hijo) han acometido una reforma del local tan suave como acertada.

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Aspecto desde el exterior de la nueva barra a pie de calle.

Lo han abierto a la calle La Granada del Penedés, pequeña pero  frecuentada por clientes de Il Giardinetto y el Flash Flash, tirando la pared de la entrada y situando en su lugar una barra abierta con posibilidad de cristalera (para invierno). «Era un sitio muy cerrado que parecía casi inaccesible aunque no lo pretendíamos», explica Leopoldo (hijo), que reconoce que la prohibición de fumar en el interior también ha influido porque «aquí no solo se viene a comer o cenar».

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La nueva barra a pie de calle vista desde el interior de Il Giardinetto.

En la nueva barra, que es más grande que la anterior y que en un extremo tiene acceso desde la propia calle, no sólo se puede tomar una bebida, sino que como novedad, se puede comer o cenar con una oferta renovada de platillos más económicos (de 2 a 11 euros) que la carta principal. Para ello, se ha contado con el asesoramiento del chef Sergi Millet, que ha elaborado una oferta amplia con aperitivos, entrantes, platos principales y postres. Desde un «mini biquini de foie en crujiente de pan de miel y especies» para picar, se puede pasar a una ensalada, burrata o una pasta como entrante, para seguir con un plato más contundente, como el huevo con jamón ibérico incrustrado en pan, un roastbeef de atún a la sal, un rape, un risotto o un steak tartar. Todo se completa con un postre, por lo que lo de «platillos» es un decir.

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Uno de los nuevos platillos de Il Giardinetto: huevo en panecillo con jamón ibérico.

Esta pequeña revolución le da a la sala inferior mucha más luz en el interior y más visibilidad desde el exterior. «La gente nos ve más, entra más y algunos se creen que es un nuevo restaurante», explica Pomés, orgulloso de lo que que considera «una limpieza de cara». De hecho, todo queda en casa porque las obras las ha dirigido su hermano Iván (Llamazares & Pomés). Un trabajo delicado para no acabar con la magia de un local diseñado por Alfonso Milà y Federico Correa y que ya ganó un premio FAD en 1974. Y lo han conseguido.

Otras cosas son «intocables» en Il Giardinetto. Como la sala de arriba, impertérrita al paso del tiempo simulando un jardín, el pianista (martes, jueves y viernes) o el menú golfo de medianoche a la una de la madrugada por 18 euros (una ensalada y una pasta). A estos clásicos en breve habrá que añadirle las tertulias en la barra junto a la calle.