Los festivales gastronómicos más 'frikis' del mundo

Redacción

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Sea para homenajear la gastronomía típica de una región, o para celebrar algún otro evento, muchas localidades y ciudades utilizan la comida como modo de festejo. Así, se organizan gigantescos festivales donde los alimentos son más importantes que las personas. Desde la famosa tomatina española al festival del testículo de toro, éstos son 10 de los más extraños del mundo.

1. Festival del testículo
Cada septiembre, la localidad de Rock Creek Lodge, Montana, reune a 15.000 fanáticos de las criadillas, es decir: testículos de toro. Las comen empanadas y marinadas en cerveza, y aparentemente son estimulanmtes porque alrededor de este festival se armaron una serie de actividades como concursos de remeras mojadas y desnudos. Por si quedaban dudas, los organizadores aclaran que no es un evento familiar.

2. Campeonato de carga de esposas
Esta curiosa competencia de fama mundial, con sede en Sonkajärvi, consiste en una carrera en la que los maridos  deben cargar a sus esposas. El que llega a la meta primero se lleva el premio mayor: el peso de su mujer en cerveza, así que cuanto más pesada, mejor. Se hace todos los años, en julio.

3. Festival del insecto
El centro de esta fiesta organizada por el museo de ciencias naturales de Raleigh (EE.UU.) es el Café Insecta, que reúne 6 puntos de venta de platos típicos de la cocina entomofágica (a base de insectos). Acá se sirve, por ejemplo, pudding de gusanos y frutos rojos, helado de chocolate con grillos crocantes, quesadillas de gusanos y ensalada de berro y larvas de polilla. No apto para estómagos sensibles.

4. Carrera del queso rodante
Cada año, el último lunes de mayo, los habitantes de la localidad inglesa de Brockworth lanzan desde lo más alto de la colina Cooper’s un doble queso Gloucester de 3,17 kg, al que deben atrapar corriendo cuesta abajo. La tarea no es sencilla ya que, por lo empinado de la ladera, el queso puede superar los 100 kilómetros por hora. Un auténtico proyectil, que suele provocar daños, así que siempre hay ambulancias cerca. El ganador se lleva el queso a casa. Constipación garantizada.

5. Festival de las ranas
¿Quién dijo que con la comida no se juega? El primer lunes de cada septiembre más de 50.000 personas participan de una jornada de competencias con ranas, que después devoran, en Rayne, Louisiana. El broche de oro del festival es la elección de la reina de la rana. ¿Será un honor llevar esa corona?

6. La tomatina
En España, todos los 26 de agosto, más de 20.000 personas se acercan a Buñol, Valencia, para lanzarse tomates, en una batalla roja a gran escala. La costumbre nació en 1945, en un desfile. Un altercado entre los participantes terminó en una trifulca en la que se lanzaron lo que tenían a mano: los tomates de un puesto de hortalizas que, por casualidad, estaba por allí.

7. La merenguina
Si te gustó la tomatina de Buñol, podés precalentar unos días antes en Llíria, Valencia, pero con pasteles. Desde hace 16 años, la tradición de repartir dulces de merengue en el patio de Sant Francesc durante las fiestas patronales de la Purísima (que arrancan el 21 de agosto) deriva en una batalla campal en la que más de 700 personas se lanzan 15.000 porciones de pasteles, como misiles.

8. Festival de la naranja
Las naranjas son los protagonistas del carnaval de la ciudad de Ivrea (Italia), en el que los piamonteses recrean una rebelión contra un cruel conde, quien se reservaba el derecho de pernada, en la Edad Media. Se visten con trajes de época y arman nueve equipos de más de 3.000 combatientes, para dispararse naranjas.

9. Festival del rabanito
La noche de rábanos es una tradición centenaria de la ciudad de Oaxaca, México. Los artesanos locales exponen sus diseños en rábanos gigantes, figuras talladas que reproducen desde bodas y mercadillos hasta escenas cotidianas como la cosecha de maíz o la producción del mezcal. La escultura más ingeniosa se lleva un premio en efectivo.

10. Buffet para monos
Este festival hace más honor a los macacos que a la gastronomía, pero vale la pena incluirlo en este compilado. Cada noviembre, los habitantes de la región de Lopburi (a unos 150 kilómetros de Bangkok, Tailandia) preparan un banquete de frutas, verduras y jugos para los 600 monos del templo Pra Prang Sam Yot. Son la principal atracción turística, así que de esta manera les agradecen su contribución a la economía regional.