Olivier Roellinger renuncia a sus tres estrellas Michelin

Redacción

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Como explicaba Rosa Rivas en El País el pasado 15 de noviembre, una noticia ha conmocionado al panorama gastronómico mundial pocos días antes de que se hagan públicas las calificaciones de la guía Michelin 2009 para España y Portugal.

El prestigioso cocinero francés Olivier Roellinger ha anunciado que renuncia a sus tres estrellas Michelin con el objetivo de poder disfrutar de «una nueva vida». Así se lo comunicó al todopoderoso Jean-Luc Naret, director de la famosa guía roja. Roellinger y su esposa Jane viven y trabajan en Cancale, una localidad costera de la Bretaña francesa donde dirigen Les Maisons de Bricourt, un espacio compuesto por diferentes casas donde podemos comer, dormir, aprender a cocinar, comprar especias…en definitiva, vivir plenamente inmersos en un universo de alta calidad gastronómica.

El próximo 15 de diciembre cerrará el restaurante Olivier Roellinger, establecimiento con el que obtuvo las tres estrellas Michelin y que lleva abierto desde 1982. Eso sí, éste «valiente» chef continuará cocinando en Chateaux Richeux, una villa de Cancale que será igual de personal pero que no tendrá que soportar la exigente presión de mantener el triestrellato. «He pasado 26 felices años manejando el timón de los fogones, pero quiero emprender un camino diferente de compartir mi cocina», explica este genial  cocinero que desea «mantener la pasión de vivir» después de tal desgaste diario de energías.

Olivier Roellinger no es el primer cocinero que prefiere «vivir» a regentar un restaurante con tres estrellas Michelin. Otros chefs como Alain Senderens en 2005, Antoine Westremann en 2006 y el gran Joel Robuchon en 1996, que resurgió posteriormente para coleccionar estrellas por todo el mundo, ya dieron este paso. Un ejemplo que nos toca de cerca es Joan Borràs, del restaurante Hostal Sant Salvador de la Vall de Bianya, en Girona, que renunció a «la esclavitud» de una estrella después de sufrir un tumor cerebral.

Ferran Adrià valoró la decisión Roellinger asegurando que «marca un punto de reflexión. No se puede ser cocinero por toda la vida. Esto es muy exigente y no somos superhombres. Entiendo que una persona con 53 años quiera cambiar su vida. El futuro puede llevar a otras decisiones como ésta». Juan Mari Arzak, con 66 años a sus espaldas, lo ve diferente: «Moriré al pie de la cocina».

Veremos si se confirman los presagios de Adrià o si trunfa la proclama de Arzak. Pero, de todos modos, la gastronomía vive actualmente un momento idílico y las nuevas generaciones de cocineros auguran un futuro prometedor. Esperemos que igualen o,  hasta superen, los pasos de los cocineros que han marcado un antes y un después en el mundo de la cocina.

Desde 7caníbales queremos desear toda la suerte del mundo a Olivier Roellinger en ésta nueva etapa personal. Nadie podrá negar que se la ha ganado con creces.