Ramon Roteta descubre la escultura

Redacción

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Ramon Roteta descubre la escultura 0
Ramon Roteta, escultor y cocinero

Quien no crea que existen las vocaciones tardías que le pregunte a uno de los cocineros españoles más consolidados, Ramón Roteta, que tras toda una vida en la cocina ha descubierto una nueva pasión: la escultura. La próxima exposición será en el congreso San Sebastian Gastronomika, entre el 21 y el 24 de noviembre, donde Roteta incluirá sus obras a la arquitectura del Palacio Kursaal.

Roteta explica en una entrevista con Efe que, como buen géminis, lo dual convive en su personalidad, y así conjuga «la cocina, que también tiene su parte estética porque empezamos comiendo por los ojos, y la escultura, coger una piedra y hacer algo que visualmente te alegra el corazón y el alma».

Esta pasión nació «por casualidad» hace cinco años cuando, paseando por el casco antiguo de Praga, le llamó la atención el perfecto ensamblaje de los adoquines del suelo sin usar cemento. No pasó mucho tiempo antes de que se animara a experimentar él mismo con los volúmenes de las piedras.

Las piezas escultóricas del chef pueden verse estos días en el restaurante Espacio 33 de Madrid. Algunas, las más pequeñas, conviven en las mesas con las creaciones gastronómicas de Roteta, que aplica igual mimo a tallar la piedra que a montar y aliñar una papillote de verduras.

Líneas suaves, orgánicas, y el respeto hacia la «historia» de la piedra definen las creaciones de Roteta, que defiende lo fundamental de contar con una buena materia prima tanto en la cocina como en el taller de escultura.

Además, este recién descubierto escultor trabaja con bloques de arenisca y basalto que rescata de las costas del País Vasco y también del antiguo empedrado de algunos pueblos, con lo que cada pieza conserva un poco de historia.

«La naturaleza es tan sabia, que cuando uno va a buscarla parece que hay como un encuentro. Yo he encontrado piedras que muchas de por sí ya eran una obra de arte», dice Roteta, que tras 45 años cocinando, y a diferencia de su colega Juan María Arzak, no tiene mucho interés en morir con el mandil puesto.

Para este chef, «igual que el recuerdo de un buen plato se queda en la memoria, en el caso de la escultura lo haces, lo sientes, escoges el material, lo trabajas y luego lo tienes constantemente para disfrutar visualmente y hasta tocarlo».

En el fondo, no son dos actividades tan diferentes, ya que ambas se basan «en lo manual, lo creativo y lo estético», sostiene.

El cocinero comenta también con Efe la buena noticia que ha supuesto la designación de la Dieta Mediterránea como patrimonio inmaterial de la humanidad por parte de la UNESCO.

«Entre comer y alimentarse hay una diferencia, y es fundamental ese reconocimiento y que lo tomemos en serio y se lleve a la práctica, sobre todo desde las generaciones jóvenes, porque vamos a evitar muchas enfermedades».

Roteta indica que esto redundará en que la gente coma mejor, y también en un mayor cuidado con la materia prima, de forma que aumente el control sobre los conservantes, colorantes y todos esos añadidos «que perjudican la salud».