Un parrillero llamado Cata

Tribuna

Cuando Aurelian Catalin, conocido por sus clientes como Cata, llegó a España desde Rumanía comenzó a trabajar en un conocido asador de la localidad vallisoletana de Tordesillas, El Torreón. Allí aprendió el arte de las parrillas. Arte que luego ha desarrollado en su propio restaurante, La Taberna de Elia, que abrió en 2008 en Pozuelo de Alarcón y donde se ha ido consolidando como el mejor parrillero de la Comunidad de Madrid.

 

Hombre inquieto, obsesionado por la calidad, ha hecho de su asador un espacio de referencia para los carnívoros madrileños. Gran conocedor de razas y orígenes, selecciona las mejores carnes entre distintos proveedores y las madura él mismo en sus cámaras para darles la ternura y el sabor que considera adecuados para cada una. Un proceso que acaba con el paso por las brasas, donde el rumano consigue darles el punto exacto, con absoluta precisión. Las chuletas llegan calientes por dentro y por fuera, con los tres colores bien marcados.

 

El éxito de Cata se basa en que no se ciñe a un solo proveedor ni a una sola raza ni aplica la misma maduración a todas. En su carta hay ternera del Guadarrama, angus argentino, vacuno centroeuropeo (simmental, roja danesa, frisona), black angus de Estados Unidos; vacas nacionales de razas como rubia gallega, pinta, vianés o morena del noroeste, siempre con más de cinco años de edad, y por supuesto genuinos bueyes, bien gallegos, bien portugueses, además de wagyu japonés A5. Cada uno con el tiempo de cámara que Aurelian considera más conveniente. Diversidad poco habitual, que permite satisfacer todos los gustos de la clientela.

 

A La Taberna de Elia se va principalmente a comer esa carne roja que es bandera de la casa, siempre acompañada con estupendas patatas fritas y pimientos asados, pero en la carta aparecen opciones que por sí solas justificarían el desplazamiento hasta Pozuelo. Principalmente el pisto, que Cata elabora siguiendo la receta de su madre, pasando las verduras por la brasa antes de sofreírlas. Lo sirve con huevo frito y les aseguro que nunca he probado uno mejor. Ahora que llegan los calores, el salmorejo es otro punto fuerte, como lo es un magnífico steak tartar de entrecot, picado a cuchillo y aliñado en la mesa. Para los golosos, imprescindible terminar con el tocino de cielo. Y tengan por seguro que van a beber muy bien porque la bodega está a la altura de las carnes.

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