Gambas y fideuá para “En mi barrio no había chivatos”, el libro de Arturo San Agustín

“Asesina un barrio como La Barceloneta, que siempre se ha conocido como el barrio de La Ostia. Nadie sabe por qué. Tampoco yo sé por qué en el barrio me apodaban el Napo”.
Arturo San Agustín. En mi barrio no había chivatos (Comanegra)

Es día grande en la Cofradía de Pescadores de La Barceloneta, y lo delata ya la calle del Mar, que resuena de grupitos y charlas y abrazos y risas mestizas de pescadores, libreros, editores y periodistas frente a la puerta del Sindicato. Es día grande hoy aquí porque Arturo San Agustín, el periodista, el escritor y el hermeneuta de La Barceloneta presenta su nuevo libro –“En mi barrio no había chivatos”- en loor y “olor” (si se me permite la horterada) de cocina marinera sin mistificaciones. ¿Y cómo no?

Arturo San Agustín...
Arturo San Agustín

Arturo, que es del barrio, ha querido tergiversar el aburrido orden de este tipo de actos y –me dice- “comeremos, beberemos y, al final, hablarán los otros…” Tal como entramos la afirmación anterior resplandece de verdad en la larga mesa: mejillones a la marinera “cachonda”, aceitunas, berberechos… Y no, ni un solo micro. La cargada mesa es el estrado en el que nos celebramos a nosotros mismos, charlas espontáneas y dedos pegajosos. Luego salen las gambas blancas, muchas, que “el Capa” (uno de los protas del libro, por cierto) ha ido trasegando en las grandes cacerolas. Paco, mítico estibador y también pasajero de la obra, se las viene arreglando con una fideuá al estilo “barca” -fideos refritos y al caldo de pescado con el aceite de freír las cabezas de las gambas- que es aguardado con nerviosidad de “quintos” y vermuts de alto voltaje… En el balcón se fuma y se sueña y en la mesa se pierde la vergüenza… Se charla de tirios y troyanos, de indios y “cowboys”, y hasta alguien desvela que aquí, en La Barceloneta, también merodearon las manos paidófilas (y pederastas) de los pavorosos maristas…

Las gambas de El Capa
Las gambas de «El Capa»

San Agustín ha escrito un libro de subjetiva coralidad, una historia icosaédrica que, entreverando recuerdos y reflexiones desde las imposibles magias del Somorrostro, nos lleva en volandas hasta ahora mismo… Arturo, uno de los mejores entrevistadores que he conocido jamás, es este maestro que sabe hacer de la pregunta y del periodismo historia y de la novela palpitación real… Las voces de todas las “barcelonetas”, las nostalgias y las melancolías, las miradas a menudo ácidas y poco complacientes, los relatos de fragores inauditos descubiertos por sus primeros actores, las fotos históricas y, desde luego, el puro placer literario nos convierte irremediablemente en cómplices de todos aquellos que jamás fueron chivatos.
Joan Salas, el editor (Comanegra), se arranca con un manifiesto de un solo punto: “yo sólo publico lo que me gusta”. Sí, estamos entre colegas… “Luego lo pago, porque en este país hay más escritores que lectores”, se lamenta. Paco Salgado (el de la fideuá) habla de “un barrio de pescadores y estibadores honestos… Sólo robábamos –ríe- un poco para comer, no como los políticos de hoy…”

La fideuá de Paco
La fideuá de Paco

El Capa” nos recuerda la ontología “solidaria, de cooperar y de puertas abiertas que siempre fue La Barceloneta”. Aquí, comentan, todo se compartía entre todos”. Luego está el grave problema de los turistas que han tomado el barrio como si fuera una pista de baile infinita, “y ahora vivir en La Barceloneta es un mal vivir”, aunque de aquí, oye, no se ido ni dios.
Arturo, que pasó de “leer a Stevenson a vivir mis aventuras en el barrio”, asegura que la Barceloneta le enseñó “dignidad”, y lo hace rápido con una anécdota: “entraron un día unos ejecutivos a un bar de aquí y vieron a un hombre dormido sobre la mesa: ‘¡échenlo!’, pidieron al dueño, a lo que éste les respondió que “no; es un pescador que hoy ha madrugado más que ustedes en toda la vida’”.
Y aquí seguimos, en La Barceloneta, en este espacio de libertad donde las conversaciones son gaviotas… “When all is one and one is all; to be a rock and not to roll…”

“Ya soy lo que quise ser. Nada, pues, digno de mención. Pero siendo lo que soy, nunca he olvidado lo mucho que le debo a un barrio, la Barceloneta, en el que crecí y soñé. El mío era el barrio marinero y pescador de Barcelona. Y en aquel barrio no había chivatos”.
Arturo San Agustín

Arturo El Capa Paco y la fideuà
Arturo, «El Capa», Paco y la fideuà