Luis Sanz Bustos, fundador de Bodega Dehesa de los Canónigos y considerado una de las piezas fundamentales de la revolución enológica de Ribera del Duero, ha fallecido a los 85 años tras varios meses de enfermedad. Su familia le ha recordado en un escrito difundido en redes sociales: «Ahora, fermentada tu vida, tu inmenso legado reposa en unas barricas celestiales en las que tu impronta se engrandecerá con el paso de los tiempos».
Iba para médico, pero Luis Sanz Bustos (vallisoletano de la cosecha de 1941) decidió abandonar los estudios para dedicarse al mundo del vino por amor. Porque gracias a su esposa, María Luz Cid -cuya familia había sido propietaria de la finca Dehesa de los Canónigos hasta los años sesenta del siglo XX- se enamoró del terruño y de sus viñedos. La aventura vinícola de la pareja comenzó en 1969, cuando decidió comprar esas tierras para comenzar vendiendo uva a Vega Sicilia hasta que en 1989 y tras plantar más viñas saca al mercado la primera añada de Dehesa de los Canónigos.
Arrancó así la trayectoria de una bodega cuya historia ha transcurrido de forma casi paralela a la DO Ribera del Duero, creada en 1982, y a cuya consolidación ha contribuido de forma decisiva. La finca, que acoge actividades de enoturismo, tiene actualmente una superficie de 500 hectáreas, de las cuales 60 corresponden a viñedo, con la tempranillo como variedad predominante.

Comprometido con los proyectos sociales, empezando por dar dignidad al viticultor pagando precios justos, Sanz tuvo una carrera jalonada de premiso a sus vinos y a su persona; el último en 2024, cuando la Fundación Universidad Europea Miguel de Cervantes le reconoció por “toda una vida dedicada al vino, por su labor de 38 años al frente de la bodega y la pasión heredada por sus hijos”. En otro de los galardones recibidos, por parte de la Diputación de Valladolid, se le describió como «la personificación de una vida comprometida en hacer realidad un sueño basado en la tierra y la familia».
Porque Belén e Iván Sanz Cid, dos de los cuatro hijos de Luis y María Luz, están ahora al frente de la bodega para dar continuidad al trabajo de sus padres. Belén es, desde 1998, la encargada de la Dirección Técnica y Enología, tras haber cursado estudios en la Universidad de Valencia y en Burdeos; Iván se ocupa de la Dirección General de la bodega, gracias a su formación como ingeniero técnico agrícola y en dirección de empresas. Su estancia en Estados Unidos le aportó su visión para que los vinos de Dehesa de los Canónigos sean conocidos en más de 20 países.
Su familia, en la carta que le dirige desde las redes sociales, destaca su pasión por Ribera de Duero, «por la que tanto hiciste, para que hoy tenga el reconocimiento que tiene», que antepuso las uvas a las cubas «como demostración de tu sabiduría y autenticidad» y que inculcó valores de esfuerzo, sacrificio, humildad y respeto al pasado y las tradiciones.
«Hoy, tu bodega, la misma que creaste junto a tu amada Mariluz, vuestra Dehesa de los Canónigos, alumbra nuevas añadas amparada en tu luz cegadora y desafiando los retos del futuro de las manos de tus hijos. Añadas que servirán para tender una mano a los que más los necesitan y para proporcionar felicidad», añaden.
Su nombre quedará vinculado para siempre a Bodega Dehesa de los Canónigos -que le homenajea en el Gran Reserva Luis Sanz Busto, que sólo se obtiene en las mejores añadas- y a la DO Ribera de Duero.