'El jerez y sus misterios', nuevo libro de Beltrán Domecq Williams

Redacción

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‘El jerez y sus misterios’, nuevo libro de Beltrán Domecq Williams 0
Portada de «El jerez y sus misterios».

Ya hace tiempo que no se publicaba en Jerez un libro que tratara sobre la liturgia de nuestros vinos y el complejo mundo de su cata y degustación. Razón por la cual agradecemos a Beltrán Domecq Williams, químico y enólogo de las bodegas Domecq, que después de muchos años de dedicación y celo al vino de Jerez, ahora trasiegue a las páginas de un libro todos sus conocimientos y experiencias, plasmando aspectos y misterios inéditos, que salvo en el ámbito de la bodega, eran desconocidos por el gran público. El libro, que consta de 200 páginas, es un minucioso y delicado trabajo de edición, lujosamente llevado a cabo por EH Editores.

Al detenernos en su lectura observamos que en este especializado y bien estructurado compendio, titulado ‘El jerez y sus misterios’, se analizan por capítulos diferentes aspectos del vino de Jerez, del que el autor es, sin duda, un reconocido experto. En Beltrán Domecq Williams se suman tantos conocimientos y circunstancias que difícilmente encontraríamos a alguien con la idoneidad de su persona para este cometido.

Tengamos en cuenta que por su edad (Jerez de la Frontera, 1946), y ascendencia, Domecq y Williams, ambas familias criadores de vinos y brandies, Beltrán ha vivido el siglo de oro del vino de Jerez, periodo en que este producto se ha visto inmerso en la era de la revolución, tanto química como tecnológica.

Devoto enólogo

Si a estas circunstancias les sumamos su formación de Licenciado en Ciencias Químicas, virtuosismo profesional y devoto enólogo, nos hallamos ante uno de los más cualificados personajes del jerez, quien, obviamente, a lo largo de su vida ha albergado el conocimiento y la experiencia suficientes como para escribir este especializado libro, en el que el autor nos muestra el porqué y las razones de ‘El jerez y sus misterios’.

Como decíamos, el libro está dividido en diez capítulos, que a modo de guía conducen al lector por un texto tan denso como enriquecedor, en el que, desde la introducción hasta el glosario, el autor hace las delicias de todas aquellas personas aficionadas al vino que deseen conocer su sistema de elaboración, crianza, selección, envejecimiento… Aprendiendo a su vez a catarlo, degustarlo y apreciar los valores de este extraordinario producto, cuyas diferentes variedades conducen al paladar y los sentidos por un mundo de sensaciones tan diverso que solo profesionales como este señor tienen la capacidad de ayudarnos a identificarlos y regocijarnos con él.

Cajón de sorpresas

Todo el libro en sí es un cajón de sorpresas, en el que el escritor nos habla de su vida y de la razón de ser químico y enólogo. Ya desde la introducción nos explica los factores que inciden en nuestra comarca y que posibilitan la crianza del jerez, tales son: la tierra de albariza, la uva palomino y el clima de la zona. No obstante, pone especial énfasis en el hombre, que lo ha venido produciendo desde hace tres mil años. Empezando por los fenicios, que fueron quienes plantaron las primeras vides, los romanos que distribuyeron el vino por su imperio, los moros que nos enseñaron los procesos de destilación y concentración de los mostos y, por último, los ingleses que han sido nuestros más importantes clientes y consumidores.

A continuación, el autor distingue y califica el jerez como un vino único en el mundo, ya que, con una sola variedad de uva, la palomino, se consiguen tres tipos de vino seco: el fino, el amontillado y el oloroso, incluyendo el palo cortado. Vinos completamente distintos, cuya diferencia radica en la evolución que toman durante su proceso de envejecimiento; proceso en el que es vital la actuación del enólogo, que lo conduce y lleva a término, cuyo destino final es nuestro paladar, al que llena de gozo con todas las gamas, desde el más seco al más dulce.

Beltrán dedica un capítulo a la cata, especialidad a la que ha consagrado la mayor parte de su vida y ejercido en multitud de países donde se producen y valoran los buenos vinos; habiendo sido instruido por los mejores especialistas, entre los que destaca a su tío José Ignacio Domecq González y otras narices de similar importancia. En el acto de catar, al vino se le somete a los sentidos de la vista, el gusto o el olfato, con lo que se pueden valorar sus defectos y también, sobre todo, sus muchas cualidades.

También diferencia entre lo que es beber y catar, cosa que se hace con espíritu crítico y, apostilla, el catador no nace, se hace; lo forma el tiempo y el trabajo, que son los que sensibilizan sus sentidos, desarrollando cualidades como la memoria olfativa, y aumentando sus capacidades organolépticas, las que le hacen apreciar y valorar los vinos e incluso actuar como juez.

En este libro, Beltrán Domecq nos habla del jerez y sus misterios, del que, a pesar de sus años de profesión, todavía no ha logrado esclarecer, pues forman parte de la idiosincrasia del vino de Jerez sobre todo, durante el periodo de crianza.

Maridaje en mesa

Después del especializado mundo de la cata, el envejecimiento, el sistema de soleras, tipos y cualidades de nuestros vinos, calidad… El autor nos introduce en el interesante mundo del jerez y su maridaje en la mesa, o lo que es lo mismo, la importancia de elegir el vino idóneo para cada plato, vino que ensalzará los sabores, enriqueciendo y armonizando los alimentos con su apropiada combinación. En este capítulo, Beltrán Domecq hace las delicias del lector descubriéndonos las ilimitadas posibilidades que tienen nuestros sentidos del gusto y del olfato ante las armonías de los sabores que se generan cuando comemos y bebemos determinados manjares bien maridados.

La placidez que nos ofrece la lectura y el rico vocabulario plagado de tan bella como adecuada terminología, junto con la primorosidad de los platos que a tal efecto ha preparado su esposa Nihan Hynes, hacen que este gran libro sea el colofón perfecto para una buena sobremesa.

El autor remata su obra con un glosario bodeguero, tan genuinamente jerezano que al repasarlo suena en nuestros oídos como un nostálgico redoble de términos, cuyo sonido es más nítido y esclarecedor a medida que continuamos avanzando gozosamente en su lectura.

En suma, un libro que no debe de faltar en nuestra biblioteca, ni tampoco en la cocina, tanto para preparar platos como para presentarlos en la mesa con el adecuado maridaje.