Baló: Juventud, elegancia y un toque british

Lea María Grané y Ricky Smith, firman esta apuesta por una cocina a precios asequibles que está dando que hablar en Barcelona

Iker Morán

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Si se nos pidiera hacer el ejercicio de imaginar un restaurante, es posible que se pareciera mucho a Baló. Una sala sobria de colores neutros y techos altos, cuadros en las paredes, mesas vestidas con mantel planchado y un servicio atento y cercano, pero sin pasarse de frenada en eso del colegueo. Para comer, carta con tres opciones de menú en las que se busca más el disfrute sin estridencias que las florituras para Instagram.

 

Un guion en el que se trata más de dar de comer que de sorprender o de reinventar nada. Y en donde, quizás, el único detalle que se sale de lo esperado es asomarse a la cocina y descubrir que los dos responsables del proyecto están más cerca de los 25 que de los 30 años.

 

Lea María Grané y Ricky Smith abrieron Baló a principios de 2022. En menos de dos años se ha hecho un hueco en el mapa gastronómico de Barcelona, sumando unos cuantos reconocimientos. El Bib Gourmand de Michelin la pasada primavera confirmó que en esta casa se trabaja muy bien la relación calidad-precio. Y, reconocen, les dio un gran impulso. De hecho, el restaurante figuraba en las quinielas para recibir una estrella en la última edición, que se presentó en Barcelona, pero las apuestas fallaron.

 

De Londres a Barcelona

 

“Baló somos dos jóvenes emprendedores que amamos lo que hacemos y nos gusta que todo el mundo lo disfrute en nuestra casa”, se puede leer en la carta nada más abrirla. También resuelve la pregunta que muy posiblemente más veces han tenido que responder Grané y Smith durante todos estos meses: Baló hace referencia a Barcelona y Londres.

 

Fue allí donde esta pareja se conoció trabajando en la cocina de un restaurante londinense. Ya en Barcelona, buscando local se encontraron con este y decidieron apostar fuerte.

 Ricky Smith aporta su toque británico a la cocina de Baló

Ricky Smith aporta su toque británico a la cocina

Son jóvenes y ambiciosos, reconocen cuando se les pregunta por eso de la estrella. “La guía Michelin, nos ayuda mucho y creo que ayuda mucho a muchos restaurantes. Somos dos personas ambiciosas y disfrutamos de las victorias, pero nuestro objetivo es disfrutar el camino y ver, entonces, cuál es el destino”, explica ella.

 

Lo que igual iba para una pequeña taberna en la que poner en marcha su primer negocio acabó siendo un restaurante de envergadura que desde el primer momento parece querer jugar en ligas mayores.

 

Además de en el nombre, los guiños anglosajones también se notan en cocina, con el uso de encurtidos y fermentados, o en platos como el sándwich de cerdo o la vieira. Ese producto que tanto aman los británicos, que normalmente termina en platos insípidos pero que aquí consiguen animar con una interesante salsa de café y leche.

Baló: Juventud, elegancia y un toque british 1

¿Podemos hablar de cocina anglo-catalana? La idea resulta apetecible y noticiable, pero seguramente es una pirueta que aporta más a quien escribe que a quien intenta entender qué se cocina y come en esta casa.

 

En realidad, lo interesante es que esos rasgos propios de las cocinas y orígenes de cada uno están bien integrados en este cuatro manos que sustenta el restaurante. Aporta personalidad, contexto e historia, pero sin pretender imponer un titular o etiqueta propia.

 

Humildad

 

Y es que lo de las etiquetas siempre es complicado. ¿Restaurante clásico? Niegan la mayor. “Es cierto que trabajamos con manteles y el espacio es amplio y diáfano, pero quizás lo llamaríamos un espacio minimalista y limpio y eso, creemos que va bastante acorde con nuestra cocina”. Tienen toda la razón.

 

Huevo a baja temperatura con espuma de patata y setas. Corvina con salsa de carne y mantequilla noisette, presa de ibérico con espárragos y arroz crujiente, financier de pistacho y chocolate blanco… Sabores bien definidos, presentaciones cuidadas y, en definitiva, la evidencia de que están comenzando un camino que puede dar mucho juego y donde hay margen para arriesgar más. Si es que se quiere, claro.

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¿Podemos hablar entonces de cocina clásica? Proponen otra que llevan reivindicando desde que abrieron: un restaurante que ofrece los platos que a ellos les gustaría encontrar en la mesa cuando salen a comer. Es una gran definición de hospitalidad, la verdad.

 

Y todo con unos precios que no se descontrolado. Es más, su menú ejecutivo a 28 euros que ofrecen los mediodías entre semana es lo que les ha valido el citado BibGourmand de Michelin. “Hoy en día parece ser una competición de haber quien es más barato o más caro, nosotros vamos con nuestro estilo y humildad”, defiende la cocinera.

 

Además, ofrecen otros dos menús. El corto de siete pases a 60 euros el cubierto y el largo, que suma otros cinco más y sube la cuenta hasta unos más que justos 90 euros. Las opciones de maridaje tampoco disparan los precios, con opciones de 30 y 50 euros, respectivamente.

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