Después de resolver el misterio o, mejor dicho, la broma de mal gusto que un tal Pascal Henry realizó en elBulli, la gran pregunta gastronómica que quedaba por desvelar era la razón que había provocado la intoxicación de 529 comensales del restaurante The Fat Duck, de Heston Blumenthal.
El último informe de la Agencia de Protección Sanitaria británica acaba de confirmar que el cocinero no tuvo la culpa de la infección que obligó a cerrar durante tres semanas The Fat Duck y que hizo pasar tres desgraciados días de vómitos y diarrea a los más de 500 clientes del mejor restaurante de Inglaterra y del segundo del mundo, según la revista Restaurant Magazine. Blumenthal perdió casi medio millón de euros.
Un ‘norovirus’ que flotaba en el agua sucia de las alcantarillas del condado de Essex, de donde provenían las otras y navajas del menú, ha sido acusado como culpable de la intoxicación. Tres platos han sido retirados del menú degustación: ostras con mermelada de fruta de la pasión y lavanda, crema de langostinos y ostras con parfait de foie gras, y Sonido del Mar (navajas acompañadas de un iPod para que el comesal oiga el sonido de las olas mientras come.
El reproche que ha recibido Blumenthal por parte de la institución sanitaria ha sido que no informase antes del brote y que el personal enfermo volviera al trabajo sin estar curado del todo. Por otro lado, alaba las condiciones higiénicas del restaurante y la iniciativa del cocinero de contratar a un equipo de consultores para esterilizar el establecimiento, aunque provocarán que fuera más difícil encontrar la causa de la intoxicación.
De todas formas, está claro que la alta cocina se rodea más que nadie de las mejores instalaciones para prevenir unas infecciones que posiblemente, lleguen a todos los tipos de cocina habidos y por haber.