Javier Olleros: "No quiero que me traten mejor que a los demás, sólo igual"

Luis Tusell

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El chef del Culler de Pau lamenta el «serio perjuicio» por el cierre del restaurante, que espera reabrir a finales de febrero

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Javier Olleros.

Javier Olleros está enfadado. Se siente víctima de un sistema político ineficiente. El chef del Culler de Pau, que ha tenido que cerrar temporalmente por orden del ayuntamiento de O’Grove (Pontevedra), ha querido aclarar a través de 7Caníbales los motivos que le han obligado al cierre y ha aprovechado también para explicar que a finales de febrero o principios de marzo podrá reabrir.

Para ello, tendrá que eliminar dos habitaciones del piso superior del restaurante y restablecer el tejado original del edificio. Es la exigencia judicial y ello supone una obra que no afecta en nada al funcionamiento del restaurante, motivo por el que Olleros no comprende que se le haya obligado a cerrar.

«La actividad la tendríamos que tener siempre abierta», lamenta Olleros. El denunciante es un constructor local que llevó el caso a la justicia hace más de un año. Olleros lo ganó en una primera sentencia pero finalmente el Tribunal Superior de Justicia de Galicia acabó resolviendo en su contra tras el recurso del constructor.

En esta última resolución, se ordena al ayuntamiento de O’Grove que informe sobre el procedimiento de resposición de la legalidad y de licencia del restaurante, que abrió hace cuatro años «sin licencia pero esperando a que llegara en los plazos normales», según Olleros, que asegura que acabó llegando en febrero de 2013. Sin embargo, ahora el Ayuntamiento lo niega y por ello ha precintado el restaurante hasta que se adapte a la sentencia y se le conceda la licencia. Eso sí, «la sentencia en ningún momento habla de precintar el restaurante», subraya el chef, que defiende que las obras se pueden acometer sin afectar a la actividad del establecimiento. «El Ayuntamiento nos precinta porque niega la licencia que nos dió en febrero de 2013. No es normal», lamenta Olleros, que ya tiene a punto el proyecto para adaptarse a las exigencias urbanísticas de la sentencia. Su objetivo es reabrir «a finales de febrero o principios de marzo», aunque el perjuicio económico «es serio».

Tras un año «bueno», el Culler de Pau, con una estrella Michelin, se caracteriza, según su chef, por el «compromiso con su entorno», motivo por el que lamenta especialmente el episodio que le está tocando vivir. «No quiero que me traten mejor que a los demás, sólo igual», concluye.