Willy Moya se pone al mando de los fogones de Proa

Redacción

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El chef Willy Moya ocupa los fogones del restaurante Popa, situado en los bajos del edificio Proa, en Madrid. En esta nueva etapa, el cocinero estrena propuesta y delivery.

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Con más de 25 años de experiencia y formado en la sede central de Le Cordon Bleu en París, Willy Moya ha desarrollado su carrera en Londres, Estambul, Sevilla y Madrid. De toda esta experiencia acumulada se inspira para crear el concepto Food for fun que aplica al restaurante Popa. “Después de lo que hemos pasado, se percibe una clara ruptura de corsés en sala y cocina y de las reglas que regían en el restaurante clásico, además de una pérdida de interés generalizada en los conceptos muy gastronómicos”, comenta el chef; “prueba de ello es una actitud más despreocupada por parte del comensal, que huye de protocolos y que busca, a la contra, espacios que han restado formalidad a su servicio y que apuestan por propuestas divertidas”, explica Moya.

La impresión de Moya se traduce en una carta breve, relajada y sencilla pero muy elaborada, atendiendo a la trayectoria de su artífice, y apta para todos los espacios del restaurante (aunque muy especialmente dirigida a las dos terrazas, tanto la interior, al aire libre, como la exterior a pie de calle, con 28 metros lineales y capacidad para 32 personas), para diversos momentos de consumo (en línea con la tendencia del servicio continuo y del horario non stop antes comentado) y para llevar a casa: es la misma que se ofrece en la recién estrenada línea de delivery.

En cuanto al delivery, un concepto recién incorporado al restaurante, abarca todas las zonas de Madrid gracias a Deliveroo, Uber Eats y Glovo. Uno de las propuestas más conocidas del chef, el trikini (con tres tipos de queso -compté, mozzarella y pecorino trufado-, jamón asado, pan brioche y mantequilla), estará disponible en este formato.

Además, el restaurante no olvida su ubicación rodeada de empresas y en él operan formatos laborales y nuevos menús del día, de lunes a viernes, a un precio de 15 euros. La propuesta global, dirigida a “aquellos que están dispuestos a disfrutar lo que queda de año”, se completa con una carta de vinos en la que destacan los jereces, los vinos dulces y de aperitivo, y con otra de cócteles, también intervenida por el cocinero, que incorpora versiones de tragos clásicos (como el Sherry Mary, con fino, o el Rebujito Lindo, con manzanilla y sake) y formatos XL, muy al estilo americano.