Las calles empedradas de Antigua (Guatemal), la postal de casas coloniales e infinitas iglesias contrastan con las burras, esos ya típicos ómnibus incandescentes que supuran luces de colores exagerados y el ruidoso traqueteo de sus amortiguaciones. En ese devenir de la quietud al alboroto, esta ciudad ofició de sede de Latin America’s 50 Best Restaurants 2025, la fiesta de amigos latinoamericanos que ayer tuvo una nueva gala. Hubo, como siempre, ganadores y perdedores, ascensos y descensos: algunos terminaron la noche brindando con el ron guatemalteco Zacapa; otros prefirieron mascullar enojos y comenzar a planificar revanchas.
Como el nombre indica, la lista promueve un ranking donde restaurantes incomparables son comparados bajo la rigidez de un número. Ahí, el gran ganador es el que se lleva el primer puesto: esta vez, el premio mayor fue para El Chato, el bullicioso restaurante bogotano de Álvaro Clavijo, quien subió al escenario acompañado de fuertes aplausos. En las apuestas previas, pocos periodistas y cocineros auguraban este reconocimiento (la enorme mayoría optaba entre Boragó y Quintonil; unos tantos mencionaban a Kjolle, otros a Don Julio), si bien —con el diario del lunes— se podría haber adivinado este premio mirando el recorrido que El Chato viene zigzagueando en The 50 Best desde hace ya varios años: supo ir del puesto 21 en 2018 al 7 en 2020, del 25 en 2021 al 2 en 2023. Incluso en la pasada edición de 2024 fue elegido como el tercer mejor restaurante de Latinoamérica.
La lista de los ganadores está publicada en 7Caníbales: ahí se puede ver que Kjolle —de la peruana Pía León— obtuvo el segundo lugar, que la parrilla argentina Don Julio el tercero, que el cada vez más arriba Mérito (de Lima) el cuarto, y que Celele, el celebrado restaurante de Cartagena, el quinto. Muchos ven en estos dos últimos restaurantes a dos competidores entre los futuros primeros puestos de los años que vienen. Pero otra lectura de listas como ésta tiene más que ver con los intersticios que aparecen entre los números, en los silencios, en los que bajan o suben un puesto, en los que aparecen de pronto, en los que son castigados.

Una necesaria conclusión muestra a Chile como el ganador de la jornada: en 2024 apenas había un único restaurante chileno entre los seleccionados como 50 mejores de Latinoamérica; este año fueron cinco, un crecimiento meteórico del 500%. Como gesto concluyente, el restaurante casual de Casa Las Cujas obtuvo el premio a “the highest new entry award”, apareciendo directamente en un altísimo puesto 14, dejando en evidencia lo bien que funcionó la estrategia llevada a cabo por Max Reide y sus hermanos, diseñadores de un ambicioso plan nacional que incluyó numerosos viajes y grandes banquetes con la participación de decenas de cocineros de Latinoamérica. La única mancha en este festejo chileno fue el descenso de Boragó al sexto puesto (en 2024 había quedado quinto), cuando muchos apostaban por el triunfo de su cocinero Rodofo Guzmán (quien recibió el “Icon Award” por su trayectoria). Más de un presente insinuó que a Boragó le tocó ser moneda de cambio del apabullante triunfo de Chile.
El resto de los países mantuvo, con pequeñas variaciones, las performances del año pasado. De los 50 restaurantes elegidos, 41 se distribuyen entre Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y México. Buenos Aires es la ciudad con más restaurantes dentro del top 50, si bien Argentina está muy atrás dentro del top 20, con apenas un restaurante ubicado en la parte superior de la lista. Más llamativo es tal vez la distancia que muestran los principales fine dining argentinos —Trescha, Aramburu, Crizia— respecto a otros fine dining de la región, una distancia que no se corrobora en los restaurantes. Dicho esto, Argentina tuvo también ascensos importantes, como el del siempre activo Niño Gordo (puesto 21, el segundo más alto de Argentina), y uno mucho más inesperado, el de El Mercado (el muy buen restaurante de fuegos del hotel Faena), que sí se sabía que iba a estrenarse en la lista, pero que nadie esperaba que lo haga directamente en un codiciado puesto 27, con además su sommelier Maximiliano Pérez obteniendo el “Best Sommelier Award”. Sin dudas, esto será muy hablado en los corredores de la gastronomía argentina en estos próximos días.
México perdió dos lugares respecto a 2024, pasando de diez restaurantes a ocho dentro de los 50 mejores, con el fantástico Quintonil subiendo dos posiciones, al séptimo puesto. Como país de fuertes tradiciones regionales, México revalidó su extensión geográfica posicionando restaurantes no sólo de su capital nacional, sino también de Mérida, Tulum, Guadalajara, Ensenada y Valle de Guadalupe. Similar camino hizo Colombia, con mayoría de representantes de Bogotá pero también de Cartagena, Medellín y Barranquilla. Una Colombia que pesa fuerte en el mapa regional, con El Chato, Celele y Leo traspasando generaciones.

Perú siempre lidera, en una nueva demostración de lo bien que este país se lleva con 50 Best, sea en su versión latinoamericana como global. No sólo Kjolle estuvo a segundos de ser elegido como mejor restaurante del continente latinoamericano, sino que Lima es la ciudad con más restaurantes en el top 10 (con tres lugares). Y Cosme, la casa del cocinero James Berckemeyer, obtuvo la novena posición, siendo el restaurante ya ubicado dentro de la lista que más puestos subió en el año. Brasil, el país con más estrellas Michelín de Latinoamérica y una muy potente escena gastronómica, cayó en su participación dentro de los 50 mejores (pasó de ocho restaurantes a seis), aunque logró sumar cuatro restaurantes entre los primeros 20, compartiendo el liderazgo con Perú. Dos claros ganadores brasileños fueron Nelita, que quedó a las puertas del top 10 (puesto 11), con su carismática chef Tássia Magalhães elegida como “Best Female Chef 2025”; y Tuju, de Sao Paulo, en un puesto ocho que para muchos de los presentes se queda corto: el restaurante de Iván Ralston está para pelear en el top 3. Quienes también se van muy felices de la premiación son Pía Salazar y Alejandro Chamorro, no sólo por el “Chefs’ Choice Award” que recibió Chamorro, sino más aún por haber logrado entrar con su restaurante ecuatoriano Nuema al top ten de la lista.
Hay más, claro. Entre otras conclusiones a reflexionar, Uruguay perdió a su único representante en el top50 (Lo de Tere, un valiente restaurante que trabaja con pescadores artesanales en Punta del Este); el país anfitrión Guatemala logró buenas posiciones (con Ana como “One to Watch” y con Sublime y Diacá ascendiendo varios puestos); y Cordero, en Caracas, cosechó el intenso trabajo de comunicación de este último año, subiendo al puesto 29.
Es mucho lo que puede decirse de Latin America’s 50 Best Restaurants 2025 (como, por ejemplo, la columna publicada en sieteCaníbales por Pamela Villagra). Una lista ecléctica, caprichosa, tan discutible como deseada. En los pasillos de la gala se rumoreaba de posibles cambios en algunos de los chairs (las personas a cargo de elegir votantes en cada región), de inversiones de cifras astronómicas de algunos restaurantes, de alianzas poco transparentes, del éxito o no de las agencias de marketing y comunicación, de enemistades entre restaurantes históricos de la lista que se ocultan bajo hipócritas mantos de cordialidad, de la puja millonaria por ser sede para las próximas premiaciones. En la bella Antigua, esta preciosa ciudad sísmica rodeada de volcanes, todo indica que el año nuevo traerá no pocos temblores.
