Hoy, el protagonista del vino mexicano es el Valle de Guadalupe, en Baja California, al norte del país y dentro de la ya casi desdibujada franja del vino. Desdibujada porque justamente la tecnología, el cambio climático y otras condiciones transforman el escenario vitícola del mundo, y en México el estado de Chihuahua es el que expertos perfilan como la zona con mayor potencial.
Una reserva de agua bajo tierra, posibilidad de cultivo de la viña, condiciones climáticas favorables y la oportunidad de crear infraestructura de desarrollo son los elementos que juegan a favor de esta región para convertirse en punta de lanza vitícola en los próximos cinco a diez años.
“Lo que hay que entender es que hay que crecer en hectáreas plantadas y no en bodegas. No concentrarse en invertir en el Valle de Guadalupe o en San Vicente (Baja California), donde hay problemas de agua y salinidad. México tiene muchas regiones, diferentes alturas y suelos y la inversión debe estar dirigida al viñedo. Además hay que entender que cada zona es diferente y que hay diversidad; el vino mexicano tiene muchas caras”, explica el enólogo Jesús Díez, quien ha recorrido la mayoría de las zonas productoras.
Adicionalmente, y al igual que el resto del mundo, debe de haber una evolución. Hay regiones europeas que comienzan a cambiar las variedades de uva plantadas y a modificar el estilo de producción, para enfrentar los efectos de cambio climático.
Juan Carlos Chávez, líder climático del movimiento Climate Reality, del exvicepresidente Al Gore, explica que Chihuahua tiene una vasta zona con clima mediterráneo donde no llueve en verano y sí en invierno, y mantiene calidez. A la vez guarda una naturaleza continental por tener espacios desérticos.
“Esas lluvias son aisladas y fuertes. Lo que favorece es que no exista lluvia durante la cosecha y que haya diferencias de temperatura entre el día y la noche”, agrega.
No es coincidencia que la mayor bodega mexicana, L.A. Cetto, ya cuente con viñedos en el área y considere que el futuro del vino nacional tenga rumbo chihuahuense.
Más escenarios
Sin embargo, hay más factores que influyen en la posibilidad de lograr ese futuro promisorio. Depende en gran medida de que las situaciones se desenvuelvan como señalan los expertos. Hans Backhoff, presidente del Comité Mexicano Vitivinícola, indica que el consumo de vino en México regresa a niveles que superan los que hubo antes de la pandemia.
La preferencia sigue siendo por la producción nacional que ya se ubica en quince estados del país, siendo Hidalgo el que se integró a la lista en este año.
La expectativa de crecimiento tendrá la contribución del Congreso Mundial de la viña y el Vino, a realizarse a finales del 31de octubre al 4 de noviembre en Baja California. El evento dará proyección internacional, especialmente en el mercado estadounidense, donde está orientando sus esfuerzos la vinícola Monte Xanic, que dirige Backhoff.
Chávez añade que parte de este éxito tiene que apoyarse en evitar cinco huellas que ya consideran y miden bodegas de otras latitudes del planeta: carbono, agua, plástico, energía y residuos.
De no atender estos cinco elementos los efectos catastróficos por el cambio de clima serán más evidentes y mayores: sequías, inundaciones, olas de calor, incendios, y apagones de energía e internet.
Un factor más es que productores nacionales siguen tomando como pasatiempo elaborar vino y le dan un valor comercial que en ocasiones está desproporcionado.
“Todos se suben a la moda del vino mexicano y el valor que se le da a muchas etiquetas no va de la mano con su calidad. El consumidor ya está más educado y se da cuenta que debe de haber un valor competitivo con el vino importado”, indica Díez.
Son muchos los aspectos a cuidar. Aunque México cuenta con la nobleza de su tierra debe saber encauzar esas oportunidades porque no atender el clima, el precio y la competencia extranjera pueden mermar ese éxito.