Ecología y proximidad

Los sábados que estoy en Berga voy al mercado a comprar fruta y verdura ecológica a un payés de la comarca. Además del grado de sazón de los productos, suelo pedir de donde viene cada uno porqué, obviamente, en la parada también hay hortalizas y frutas de otras comarcas. Él procura que la comida viaje lo menos posible, algo que valoro positivamente.

Una típica parada de frutas y verduras
Una típica parada de frutas y verduras

Estoy convencido de que el principio de proximidad garantiza la sostenibilidad de igual forma que lo hace el control de las características de producción. Si se comparte el territorio con quién se encarga de cultivarlo habrá más complicidad para poder cuidarlo, a la vez que se valorará mejor su trabajo cada vez que, en la mesa, se saboreen sus frutos.

Y todo ello, sin dogmatismos ni confundiendo nunca el fin con los medios; si ahora mismo tuviéramos que alimentarnos de sólo lo que producimos en el país, pasaríamos hambre. Hace siglos que no gozamos de una total autonomía alimenticia, la autarquía ya no se lleva y los productores tropicales, por ejemplo, tienen todo el derecho de vendernos sus productos.