Savia nueva para una mesa histórica

El Casino de Mundaka asegura su futuro de la mano de una pareja con un excelente olfato para el género

Esta galería acristalada con vistas al puerto de Mundaka y a la isla de Izaro, construida en 1890 sobre la antigua cofradía de pescadores, es probablemente uno de los comedores con más encanto de Bizkaia. Durante un par de años permaneció cerrado, hurtando al público unas vistas de valor incalculable, hasta que en plena pandemia una pareja de hacendosos hosteleros acudió al rescate de esta mesa histórica. Hoy no es que sea sombra de lo que fue, sino que ha adquirido en sus manos un vigor renovado.

Savia nueva para una mesa histórica 0
Vista del Casino de Mundaka. Foto: Mauka Salguero.

Tendemos a sacralizar casas antiguas, sagas con oficio o tradiciones que creemos inmemoriales, olvidando que en algún momento esos viejos conocidos fueron recién llegados tratando de abrirse camino. La historia de cómo Cristian Ferastrau llegó de Rumania con sus cuatro cosas metidas en una bolsa de basura y se curtió en jornadas penosas por cuatro perras evoca, cambiando algunos nombres, a la de tantos hosteleros locales, que un día dejaron su tierra para buscar fortuna en un oficio tan sacrificado como a la postre agradecido.

 

La joya de la Fraternidad
En una de aquellas noches interminables, en la que lágrimas de agotamiento le rodaban por las mejillas, Cristian se prometió a sí mismo que algún día sería el capitán de su propio destino y que su mesa estaría entonces a la altura de las mejores. Tuvo la suerte –o la buena vista– de cruzarse en el camino de una aguerrida bermeana que hoy es «el motor» de su navío.

 

Junto a Ainhoa Andonegi se hizo un nombre en una pequeña tasca de Bermeo, hasta que la Fraternidad Mundaquesa les propuso ponerse al frente de su joya de la corona. Sobre el lustroso suelo de pinotea de este comedor centenario da rienda suelta la pareja a una sabiduría adquirida, no en escuelas de prestigio, sino a base de horas de trabajo incansable.

Savia nueva para una mesa histórica 1
Ensalada de tomate y ventresca. Foto: Maika Salguero.

La fórmula es exactamente la misma que ha regido siempre el Casino, sobre el papel, idéntica a tantos y tantos restaurantes de cocina tradicional. Es la buena mano de Ainhoa y el finísimo olfato de Cristian al hacer la compra lo que ha resucitado un negocio que hoy merece ser contado entre los grandes restaurantes de producto de la región.

 

Pidan sin miedo, o mejor, déjense aconsejar; el maître sabe lo que tiene en la despensa y no muestra ningún ánimo de dar gato por liebre. «No quiero fallar», repite como un mantra. Las tersas y jugosas almejas de cuchillo o la finísima lubina salvaje que nos sirve hablan por si solas.

 

Da escalofríos pensar lo que hubiera sido de este encantador comedor en manos de un sátrapa cazaturistas. Afortunadamente, el viejo Casino sigue siendo de Mundaka.

NOTICIAS RELACIONADAS