Rúa 2011 acumula 400.000 pedidos gracias a los elogios de Parker

Redacción

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«Aromática bebida, en la que frutos blancos del huerto y flores de primavera informan a la nariz de este sabroso blanco. Seco en el paladar, supone una evocación al viñedo de Chablis». Estas palabras bien podrían definir un Burdeos, un Merlot o incluso un Ribera del Duero. Nada más lejos de la realidad. Pertenecen a una polémica crítica que Jay Miller redactó para la publicación The Wine Advocate, editada por el gurú en enología Robert Parker, en la que le otorgaba a un vino de mesa gallego de 1,45 euros, el Rúa2010, una puntuación de 90 sobre 100. Sus palabras no dejaron indiferente a nadie.

En la bodega Virgen de las Viñas, casa del laureado caldo, acaban de recoger el último racimo de la vendimia de este año. Ahora habrá que llenar barriles y esperar que el vino fermente, pero a falta de meses para saborear el Rúa2011, toda la producción, que a día de hoy es simple jugo de uva, ya está vendida. Unas 400.000 botellas que, aun vacías, ya tienen un valor de miles de euros.

Julio Ricarte, enólogo de la empresa, intenta alejarse de la polémica y continúa su trabajo, centrado en la añada de 2011. Aun así, admite que la crítica de Miller fue y está siendo un trampolín para su vino de mesa. «En los supermercados ya no se vende. Se agotó lo que quedaba hasta fin de año», comenta el especialista, que explica orgulloso cómo le han llegado solicitudes de varios países del mundo. En Australia, Sudáfrica y hasta en India quieren probar ese caldo que el equipo de Robert Parker elevó a los cielos. En años anteriores, el Rúa se exportaba únicamente a países europeos.

En cuanto a si variará o no el precio, Ricarte no concreta, pero da pistas del camino que seguirá la bodega. «Es la ley de la oferta y la demanda», simplifica, «y si la demanda supera la oferta…» Justifica que en todo caso, el bajo precio del Rúa se debe a que la empresa ha eliminado «casi todos los intermediarios». «Vamos directamente del productor al consumidor, pero esto no quiere decir que no podamos subir los precios, siempre con los pies en el suelo».

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El enólogo Julio Ricarte, en las instalaciones de la bodega Virgen de las Viñas / Nacho Gómez

En la otra cara de la moneda, el gremio de los catadores se niega a creer que el caldo que probó Miller sea el mismo que se comercializa, e incluso llegan a hablar de fraude. En este escepticismo tuvo algo que ver el gerente de la empresa que distribuyó el género al equipo de Parker, Exportberia. Rafael De Haan explicó hace un mes que por la presión del tiempo exportó un producto distinto al que se vende en los supermercados. Ahora se retracta: «Es el mismo vino». «Realizamos una selección más pronto», aclara. «Lo que solemos hacer en estos casos es crear una marca propia a partir de esa selección. En este caso optamos por utilizar la marca de la bodega, pero es el mismo», reitera.

En este matiz, que para la bodega es un detalle sin importancia, la Asociación Galega de Catadores ve un abismo que separa dos bebidas «totalmente diferentes». «Es un vino que va perdiendo con el paso del tiempo», denuncia Luis Padín, presidente de la entidad, que subraya que «en estos momentos se sostiene con dificultad». El enólogo lanza su propia crítica del Rúa2010, que es algo distinta de la de Parker. «En color denota fatiga, los aromas en nariz son de manzana pasada, con recuerdos de sidra ya vieja. Está cayéndose», sentencia. En cuanto a la puntuación, para Padín «no pasa de un 60». «Se está engañando al consumidor y el Consello Regulador debería levantar la voz e investigar la situación». El Consello, del que la Xunta es última responsable, niega que la resolución del malentendido, en caso de haberlo, sea de su competencia.

Sin meterse de lleno en el debate, el equipo de Parker ratifica su análisis. En declaraciones a este periódico, Jay Miller, el enólogo que cató el Rúa2010, aclara que nunca evalúa vinos basándose en su precio al por menor. «Si esa fuera la política de The Wine Advocate, habríamos fallado al evaluar fantásticos productos a lo largo de los años». «Me reafirmo en mis críticas», sentencia Miller. «De momento no he recibido ninguna queja de mis evaluaciones».

Ajeno a la controversia, el Rúa vende, y este año más que nunca. La empresa, dice Padín, «está haciendo negocio de una opinión». Ricarte no lo niega: «Hoy en día no hay bodega que no quiera estar en la lista Parker y una valoración positiva siempre ayuda». «Una buena crítica supone, al menos que todo el mundo pruebe». La última palabra la tendrá, como siempre, el cliente.

Fuente: Carmen Quintela, «El País».