Las estrellas verdes de la guía Michelin ya no son criterio de búsqueda en su web, ni los restaurantes -más de 500 en todo el mundo- que las obtuvieron las lucen junto a su nombre.
Hace unos días, y sin previo aviso, los responsables de la guía francesa tomaban esta decisión basándose en que “la estrella verde no es una certificación o una etiqueta anual, como lo puede ser la roja; sino que es una distinción editorial que reúne a una comunidad de establecimientos pioneros, fomentando el diálogo y la inspiración mutua por su compromiso con prácticas responsables e innovadoras», según comentaban portavoces de la compañía.
Una justificación que pone en entredicho el valor de estas estrellas creadas en 2020 para reconocer la labor de los restaurantes comprometidos con la sostenibilidad, la producción local y las prácticas responsables. Una decisión que deja muchas preguntas sin respuesta: ¿ha pasado a ser menos importante la visión verde de un local?, ¿por qué reducir la visibilidad de una distinción que ha ganado popularidad año tras año?. La verdad es que, a pesar de que las estrellas verdes continuarán otorgándose, la incertidumbre que ha generado este paso atrás de Michelin ha impactado en muchos restauradores, sobre todo aquellos que a pesar de no tener la estrella roja en sus establecimientos lucían orgullosos la verde, algo que indudablemente aporta un valor añadido a sus propuestas. Es cierto que Michelin anima a estos restaurantes a seguir usando en sus webs y comunicaciones la distinción, pero es inevitable que algunos piensen ¿qué valor tiene una distinción que aquellos que la otorgan no están dispuestos a visibilizar? La semilla de la duda está sembrada. Un flaco favor a una causa, la verde, que nos concierne a todos y en la que debería existir cada vez más consenso.
Esperemos que de entre las incógnitas que este movimiento de Michelin ha generado, algunas se resuelvan en la próxima gala de la guía, que tendrá lugar en Málaga el 25 de noviembre. ¿Cómo se anunciaran las nuevas estrellas verdes? ¿Habrá galardón físico? ¿Subirán los chefs a recogerlo como han hecho hasta ahora? Y lo más importante, después del revuelo ¿corregirá Michelin su decisión?
