El restaurante está a ciento veinte metros de altura. Para llegar hasta él hay que subir en un ascensor panorámico (abstenerse quienes sufran de vértigo) cuyo recorrido dura exactamente cincuenta segundos. De ahí su nombre: Fifty Seconds. Estamos en la torre Vasco da Gama, el rascacielos más alto de Portugal, en el Parque de las Naciones de Lisboa. La panorámica sobre el río Tajo es espectacular. Abrió en 2018 de la mano de Martín Berasategui, quien al año siguiente ya consiguió la estrella que el restaurante sigue luciendo. El donostiarra estuvo un lustro poniendo su nombre al proyecto hasta que se desvinculó en 2023. El pasado año asumió los mandos de la cocina un cocinero portugués, Rui Silvestre, que previamente había estado siete años trabajando en restaurantes estrellados de Francia y Suiza antes de regresar al Algarve, donde se convirtió en el chef más joven en lograr una estrella en Portugal. La de Rui es una cocina personal, muy diferente a todo lo que se puede encontrar actualmente en una ciudad como Lisboa, que está registrando una explosión gastronómica que recuerda mucho a la de Madrid: cantidad de restaurantes “de moda”, con grandes inversiones detrás, pero con cartas clónicas y de escaso interés.
Fifty Seconds ha sido para mí una auténtica sorpresa. La abuela del cocinero era de la India y su madre, mozambiqueña. Influencias evidentes en su cocina a las que se une su formación francesa y el empleo del mejor producto portugués, especialmente el marino. El resultado es un magnífico menú en el que se suceden platos muy técnicos, dominados por salsas especiadas en intenso juego de sabores. Desde los aperitivos, en los que sobresale una sopa tailandesa con gamba roja o la serviola (pez limón) con pepino y salsa de jalapeños, hasta el pulpo con masala y un brioche que recuerda a los panes naan o el cordero con salsa marroquí y alcachofas, pasando por el mejor de todos, el carabinero con un curry de especias de Mozambique que combina elegancia e intensidad. El punto débil está en unos postres bastante flojos que necesitan una revisión. La excelente impresión se completa con un equipo de sala muy profesional en el que destaca el sumiller Marc Pinto, que estuvo en el barcelonés Lasarte, y que maneja una completísima bodega de vinos franceses, españoles y, sobre todo, portugueses. En estos momentos Fifty Seconds es una de las propuestas más atractivas de Lisboa, a la altura incluso de las de José Avillez o Henrique Sá Pessoa.