Caterings, los grandes perjudicados de la hostelería

Carla Vidal

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Desde marzo, la llegada de la Covid-19 y todas las medidas restrictivas que impuso ha dejado no solo una estela de graves afectaciones sanitarias sino también económicas. Una de las más persistentes es la del sector de los eventos, que fue el primero en cerrar y será el último en abrir.

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Con la cancelación del Mobile World Congress en febrero se desencadenó la que sería la peor de las pesadillas para el sector de los eventos este 2020. Y en marzo, con la Covid-19 totalmente instalada en Europa, ya se confirmó que este año sería un año no solo difícil, sino casi imposible para el sector. Anulados o aplazados casi la totalidad de los eventos corporativos y sociales, los servicios de catering han visto como su actividad, y sus ingresos, se han reducido drásticamente. “El descenso en el número de servicios de catering realizados a mes de septiembre respecto a 2019 es del 69,21 %; y la caída de facturación y ventas a septiembre es del 72,22 % respecto al año pasado”, nos comentaba Jesús Baranda, presidente de la Asociación Empresarial del Catering (AEC). Unas cifras que, según estimaciones de la propia asociación, aún empeoraran de aquí a finales de año cuando se prevé que “la bajada de facturación llegue al 75,23 %”. Con un 62% del personal de los servicios de catering actualmente en un ERTE y sin perspectivas de que se permitan en breve la celebración de eventos, Jesús Baranda describe la situación del sector como “muy complicada por no decir límite”.

 

Eventos imposibles

Las normas de distanciamiento social impuestas por la pandemia han forzado a muchos negocios a buscar soluciones para garantizar la seguridad de sus clientes. Pero en el caso de las compañías dedicadas a eventos y caterings estas normas implican un problema particular, ya que la máxima razón de ser de estas firmas es la de propiciar la reunión y confraternización. Es por ello que no es de extrañar que la actividad del sector se haya casi paralizado, y no solo en España, sino a nivel internacional. Según datos de la consultora AMR International, el total de eventos anuales globales se reducirá este año en dos tercios y el panorama es tan incierto que los analistas de la consultora no han querido avanzar una estimación sobre las posibilidades de 2021.

“La situación es dramática, ha sido una caída en picado desde marzo”. Son palabras de Samantha Vallejo-Nágera, responsable de la empresa de catering Samantha de España y jurado del programa MasterChef. Desde su empresa de catering han sido testigos del desplome del sector, pero a pesar de ello han intentado adaptarse y funcionar en unas condiciones complicadas: “Hemos sido pioneros en conseguir el sello de Safe-Tourism para nuestro catering, pero hay muchos condicionantes”.

Los servicios de catering en eventos han estado siguiendo las normas obligatorias para hostelería y restauración y se han regido por las recomendaciones del protocolo para servicios de restauración del Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE), e incluso la propia Asociación Empresarial de Catering realizó un manual de recomendaciones. Jesús Baranda, presidente de la AEC, nos contaba que el sector “siempre ha tenido que cumplir unos requisitos sanitarios muy estrictos, pero aun así hemos dado un paso más no solo incorporando los elementos comunes al resto de actividades: geles, mascarillas, aforos y distancia interpersonal; sino que también hemos cambiado nuestra manera de trabajar de cara a generar confianza a nuestros clientes”. Servicio en formato individualizado, servicio en mesa, instalación de mamparas en buffet asistido y barras, fabricación de nuevas bandejas cubiertas, menaje desechable, etc.; han sido algunos de los cambios en la operativa que han tenido que implementar las empresas del sector y que además han supuesto inversiones importantes en algunos casos.

Pero a pesar de todo ello no ha sido suficiente, pues las restricciones impuestas al sector dificultan su normal desarrollo basado principalmente en la interacción, y ante estas limitaciones muchos eventos que utilizan caterings han decidido anularse o aplazarse. Es lo que ha ocurrido en uno de los ámbitos en el que los caterings son esenciales: bodas y banquetes.

Estaba previsto que este 2020 se celebrasen unas 168.000 bodas y de ellas, no llega al 30% las que se han celebrado”, nos confiesa Isaac Amselem, presidente de la Asociación de Profesionales de Bodas de España, entidad que agrupa a wedding planners, caterings, floristas y demás profesionales ligados a este tipo de eventos sociales. En verano, el sector intentó recuperar cierta actividad pero con las limitaciones de aforo “se pasó de unos 200/250 invitados, la media de una boda, a la mitad. Unas cifras que para un catering es la ruina”.

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El sector profesional tampoco ha sido ajeno a cancelaciones o aplazamientos. “¡Si en muchos trabajos no se va ni a la oficina, como se van a hacer encuentros profesionales!”, se lamenta Samantha Vallejo-Nágera. Y es que a pesar de que en verano se han podido realizar algunos eventos sociales, es, como indica Jesús Baranda, presidente de la AEC, “el evento corporativo el que en gran medida nos permite mantener la facturación ‘viva’ a lo largo del todo el año”; y ése “ha desaparecido de la noche a la mañana”. Y la mala noticia es que no tiene pinta de volver pronto: “Nuestro segundo periodo fuerte de eventos corporativos suelen ser los meses de octubre, noviembre y primeras semanas de diciembre y está claro que este año no vamos a poder retomar la actividad”.

Ante esta perspectiva, soluciones alternativas. “Estamos reinventándonos”, aseguraba la responsable del catering Samantha de España, “hemos hecho algún que otro evento virtual, alguna masterclass online… Por ahora, la vía online es más segura y después del encuentro virtual se envía una lunch box a cada uno de los participantes para mantener así esa cortesía del catering propia de los eventos”.

El futuro inmediato

Los expertos coinciden en que en el futuro habrá más formatos virtuales, al menos en los dos próximos años, ya que no se espera que los ingresos se recuperen -a nivel internacional- hasta el 78% del nivel del año pasado antes de mediados del 2022. Incluso, como apuntaba Jesús Baranda, “no se descarta que algunos de los aspectos del modelo actual perduren en el tiempo”; pues ciertamente ya existía una tendencia a celebrar eventos más pequeños y personalizados.

Como asegura Vallejo-Nágera, “la vida en general va a cambiar, pero en el fondo vivir es evolucionar, con o sin covid”; y a esa evolución se aferran las empresas y servicios de catering y eventos que están adaptándose en tiempo real a las nuevas necesidades y demandas del cliente, ya que no solo han de batallar con las disposiciones legales dictadas por las instituciones sino también con los recelos que puedan tener los clientes. Unos recelos que, según nos cuentan desde la Asociación de Profesionales de Bodas de España, son habituales: “Con la primera ola, la gente trasladó la boda al invierno pero ahora ya se están pasando del 2021 al 2022. La gente no está confiada y no quiere arriesgar”.

Lamentablemente, el sector no solo da por perdido el 2020 sino que no augura buenas perspectivas para el 2021. “El primer trimestre del 2021 probablemente también esté perdido”, vaticina el presidente de la Asociación Empresarial del Catering quien confía que a partir de entonces empiece una recuperación progresiva que permita “volver a actos presenciales y recuperar parte de lo perdido”.

Pero a pesar de la crítica situación de un sector que en España supone más de 15.000 millones de euros de impacto y más de 200.000 puestos de trabajo, hay también esperanza entre sus representantes. “Somos un sector acostumbrado a las crisis. Siempre somos los primeros en caer y los últimos en levantarse”. La resiliencia del sector la defiende Lourdes Muñoz, directora comercial y de Eventos del Grupo Dani García, quien no duda de la capacidad de los profesionales del catering y los eventos para superar esta encrucijada. Para Muñoz, una de las claves de la recuperación es ser proactivos: “Hay que salir a vender, no hay que esperar sentados a que vengan los clientes”. Por ello, pone especial énfasis en la figura del comercial poniendo de manifiesto el importante papel que tienen que jugar en esta recuperación del sector: “Somos vendedores, aunque nos queramos llamar ejecutivos de cuentas, y somos ahora más importantes que nunca. ¿Nuestros requisitos? Debemos ser observadores, empáticos, curiosos, capaces de escuchar y procesar, y capaces de convivir con el no”. El mensaje es claro, hay que volver a la carga en cuanto se pueda.

El estudio de mercado que realiza el Grupo Eventoplus estableció que el sector de los eventos en España llevaba cinco años consecutivos de crecimiento demostrando, hasta este fatídico 2020, una solidez indiscutible no solo a nivel nacional sino también internacional (España es el tercer destino de congresos internacionales, según datos de la International Congress and Convention Association). La base existe, los profesionales también y la reputación es evidente; cuando el virus pase, la actividad se retomará. Sin duda.