La primera jornada fue de locura y colapso, algo que los organizadores suelen celebrar. La primera jornada estuvo repleta de homenajes, que seguimos en la segunda, a mediodía, cuando se anuncia el ganador del III Premio de Periodismo Gastronómico Pau Alborná i Torras, nuestro compañero caníbal fallecido en 2012.
Quien comenzó con los homenajes fue Pitu Roca y su sorprendente Cata más grande jamás contada (y catada). Sacó tres vinos muy especiales: un Empordà, con la uva de unas viñas que resistieron a uno de los incendios más devastadores; un Priorat, elaborado por una familia con uno de sus miembros afectado por ELA (esclerosis lateral amiotrófica), y otro de 1805.
Logró llenar el aforo del Auditorio. Unas 1200 personas dispuestas a escuchar a este guru del vino y a catar con fe ciega. La selección sorprendió, por inesperada, pero no decepcionó. Y además logró emocionar por el pathos de Pitu, y por la dureza de las historias contadas y por los valores de su discurso.
Catamos dos vinos y olimos otro. Y muchos se lo pudieron llevar a sus casas con unas bolsitas de celofán muy monas.
Primero catamos el Vi Fumat (Vino Ahumado) es un Empordà del 2012, de la bodega de Capmany Arché Pagès, a partir de uva procedentes de vides de la variedad cariñena que resistieron el trágico incendio de julio de 2012. Preocupado por el cambio climático, Roca aprovechó aquí para reivindicar la Hipótesis Gaia, según la cual la Tierra actúa como un macroorganismo y se regula para garantizar su supervivencia y su buena salud. «De potentes notas ahumadas, Vi Fumat es un vino fruto del sobreesfuerzo de la viña de salvarse del fuego y, además, dar vida. Nos enseña que debemos ir a una sociedad con valores, donde influya más el ser que el tener.»
Luego probamos Pau, un Priorat de 2008 de la bodega Ilusion +, elección con la intención de mostrar el coraje de una familia luchadora contra la ELA (esclerosis lateral amiotrófica) que afecta a uno de sus miembros. La bodega nació con la intención de recaudar fondos para la Fundació Catalana de ELA Miquel Valls y para la Fundación Esclerosis Múltiple (FEM). Quiso comparar esta dolencia con la filoxera, el insecto que destruyó casi todos los viñedos en Europa y que marcó un antes y un después en la historia de la viticultura, como lo hicieron el sida o el ébola para la Humanidad, o la ELA para la familia de Pau y Gina, cuando esta enfermedad llegó a sus dos hijos, Montse i Ferran. Los nombres de pila de los miembros de la familia distinguen a los cuatro tipos de vinos de Ilusión +: Pau es tinto; Montse, rosado; Gina blanco y Ferran, cava.
El Pau para Mitxel
Este tinto 2008 del Priorat le sirvió también para homenajear a otro Pau. A nuestro Pau Alborná, al que el congreso ya homenajea cada año. Precisamente, el martes a las dos de la tarde hemos sabido que el compañero Mitxel Ezquiaga, del Diario Vasco, ha sido reconocido con el III Premio de Periodismo Gastronómico Pau Alborná i Torras.
Y, por supuesto, Pitu no podía olvidar a Juli Soler, otra de las almas del Gastronomika, fallecido este verano a causa de otra malévola enfermedad neurodegenerativa. Lo dicho: Pitu Roca domina el pathos, los tempos, la sensibilidad de la gente. A Juli Soler lo volvimos a recordar por la noche; lo hizo uno de sus grandes discípulos, Ferran Centelles, durante la entrega del Gueridón de Oro a Abel Valverde, y de los premios del concurso Wine & Win.
Ferran Centelles se emocionó y fue esta imposibilidad de decir nada, de recordar desde la intimidad más sincera, el mejor homenaje a Juli. Lo recordaré siempre, sobretodo el día de mi cumpleaños, porque año tras año, desde hacía un montón de años, recibía su llamada a las ocho y media, para felicitarme. Y como yo, todos sus amigos.
Los friquis del Wine&Win
Ferran entregó los premios del Wine&Win a las tres parejas finalistas, de quince que habían concursado durante la mañana. Jesús Ormazábal y Ricardo Sanchoyarto, que estuvieron a punto de no presentarse a la final, porque creían que no se habían clasificado, ganaron el primer premio, de 2.000 euros. Iñaki Irízar y Dani Corman fueron segundos y ganaron un lote de productos e Isabelle Moren, Melani Sevilla, quedaron terceras y se llevaron otro lote de productos.
El concurso Wine&Win es concurso en formato televisivo, vertiginoso y divertido, en què se pone al límite el conocimiento y el grado de friquismo enológico de los participantes. Tienen que saber el Dios egipcio del vino o adivinar los fallos de una carta de vinos, encontrar los defectos de un vino y adivinar todo –zona, variedades, añada…– de un vino. Al final, las tres parejas quedaron empatadas. Lo resolvimos (en primera persona me pongo como presentador del concursos). Sencillo: pregunta de oro. De tan difícil ni me acuerdo.
Llegué a presentar la final, justo después de presentar una ponencia magistral sobre frutos secos en la cocina de vanguardia, a cargo de Oriol Castro y Eduard Xatruch, dos de los tres últimos jefes de cocina d’elBulli, junto a Mateu Casañas, que se quedó para controlar el negocio. Los tres son copropietarios del Compartir, abierto en 2012 de Cadaqués, y del Disfrutar, abierto en 2014 de Barcelona.
Oliendo el 1805
Conté que Pitu nos dio a catar dos vinos a catar y otro para oler. He dado cuenta de los dos vinos catados. Olimos y aún huelo, porqué lo tengo encerrada la esencia en mi tarro, una maravilla de más de doscientos años. Sí, de principios del siglo XIX. Un vino comprado en 1805 por uno de los fundadores de González Byass, en octubre de 1805. Ya saben: el 21 de agosto de 1805 tuvo lugar al oeste de Baños de Meca, uno de los núcleos de Barbate, en Cádiz, la batalla de Trafalgar. En el hoy pacífico y tranquilo cabo de Trafalgar. Pitu tomo una botella i la repartió gota a gota en 1.200 frasquitos, para oler y recordar la Cata más grande jamás contada (y catada).
Un vino inmortal, testigo de batallas libradas entre imperios, y «entre la tierra, el tiempo y la madera».
Emoción pura, de furtiva lacrima eterna.