Bebiendo el Ródano

A lo largo de 250 kilómetros, desde Vienne hasta Avignon, el Ródano ha ido modelando los paisajes que conforman las 68.000 hectáreas de la segunda región productora de vino de Francia. Es una tierra de contrastes, de clima continental o templado en el norte frente al clima mediterráneo y cálido del sur, de Syrah frente a Garnacha, de colinas frente a llanuras.

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En las empinadas pendientes del norte, las viñas hunden sus raíces en los suelos predominantemente graníticos de lugares míticos como Condrieu o Hermitage, en contraste con las suaves laderas o extensiones en llano del sur, cubiertas en buena parte de los característicos guijarros o galets que absorben el calor del sol y aguantan los embates del Mistral que sopla en dirección norte-sur durante 150 días al año.

Los châteaux de Burdeos o los viñedos de Borgoña se llevan la fama, pero tras un viaje al Ródano, entiendo mejor la opinión de Arturo de Miguel (Artuke), viñador y elaborador en Rioja: “La mayor desilusión que me llevé fue en Borgoña, al ver la poca heterogeneidad del paisaje. Es cierto que las laderas allí las trabajaron los monjes desde hace cientos de años y se producen grandes vinos pero a mí me impresionó más Côte Rotie o Hermitage”.

Pero el Ródano no es solo paisajes espectaculares. Aquí van una serie de conceptos básicos, pistas y recomendaciones para los amantes del vino que quieran disfrutar unos días a lo largo de este gran río:

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Norte y Sur

El norte es donde se encuentran los crus más prestigiosos del Ródano como Hermitage, Côte Rotie o Condrieu. Las laderas orientadas al sureste y al suroeste a ambos lados del río disfrutan de una buena exposición solar, protegidas de los vientos del norte. Syrah es la única variedad tinta que se puede plantar aquí, aunque se puede mezclar con las blancas Marsanne y Roussane. Viognier es la otra variedad blanca permitida, que da vinos más florales y con notas de fruta de hueso (curiosamente esta es una zona de producción de albaricoques).

Valence, una tranquila ciudad con 60.000 habitantes y varios restaurantes con estrella Michelin, incluido el de Anne-Sophie Pic, única mujer de Francia con tres, marca la frontera entre ambas zonas vinícolas. Es un buen lugar para alquilar un apartamento o una casa con vistas al Ródano y a Cornas (con bodegas como Auguste Clape o Thierry Allemand) y Saint-Péray, donde se elaboran excelentes blancos sin la fama —ni los precios— de sus vecinos del norte Condrieu o Château-Grillet.

Pasado Montélimar, el valle se ensancha y las viñas se extienden a ambos lados del río formando Côtes du Rhône, una denominación regional, grande y diversa en la que se produce la mitad del vino del Ródano. Dentro de ésta, existe otra categoría superior, Côtes du Rhône Villages AC, con unos requisitos más estrictos de producción. La ostentan 21 pueblos de la denominación como Suze-La-Rousse, famoso también por su trufa negra, o Séguret, considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia. Aquí domina la Garnacha, pero también se cultiva Syrah, Monastrell, Cariñena y Cinsault en tintas y las mismas blancas que en el norte además de Garnacha Blanca y otras minoritarias.

El sur también tiene crus y el más famoso es Châteauneuf-du-Pape, que fue la primera denominación de origen que se constituyó cuando se adoptó el sistema en 1936. Otros crus del sur que van adquiriendo prestigio son Vacqueyras y Gigondas.

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Cuándo ir

Primavera es una época excelente para visitar tanto el norte como el sur. Los viñedos empiezan a teñirse de verde, las temperaturas son agradables en ambas zonas y hay menos turistas que en verano. Si además la visita coincide en años impares, los fans del vino disfrutarán sin medida durante los cuatro días de Découvertes en Vallée du Rhône, una feria que se desarrolla en cuatro localidades a lo largo del río (Ampuis, Tain L’Hermitage, Mauves y Avignon) con salones de cata en los que se pueden probar todos los grandes vinos y conocer a sus elaboradores, master classes en inglés y francés y eventos nocturnos con el vino como eje central.

 

Qué visitar

Comenzando en el norte, la carretera nacional 86 transcurre por el  margen derecho del río a través de pueblos como Ampuis (Côte Rotie), Tupin-Semons o Condrieu, conocido por sus blancos de Viognier. Bodegas como Guigal, Stéphane Ogier, Vidal-Fleury o Château Grillet están en la zona y aunque algunas no admiten visitas, sí que suelen vender sus vinos. Cualquier desvío hacia la montaña regala unas vistas espectaculares, con el viñedo en laderas y terrazas y las plantas sujetas por estacas para paliar los efectos del viento. Aquí se practica la viticultura heroica, no apta para los que sufran de vértigo, con pendientes de hasta 60%. Los vinos, finos y de gran calidad, son complejos y longevos.

Saint Joseph es la denominación más extensa de la margen derecha. Bautizada así por los jesuitas en el siglo XVII, sus viñas están plantadas desde la antigüedad en terrazas sobre suelos de granito con variedades como Syrah, Roussanne y Marsanne. Al llegar a Tournon, merece la pena cruzar el viejo puente de madera a pie para pasar a Tain-L’Hermitage y maravillarse ante la vista de Hermitage, donde nacen vinos icónicos como Ermitage o Le Méal de Michel Chapoutier, uno de los principales propietarios de viñedo biodinámico en el Ródano —solo en la mítica colina cuenta con 32 hectáreas.

Evitando la autopista, la ruta hacia el sur discurre por campos de lavanda. Cerca de Montélimar, merece la pena desviarse a Le Poet-Laval, un pueblo que aparece en la lista de los más bonitos de Francia. Más al sur, Châteauneuf-du-Pape es una villa tranquila y agradable, coronada por un castillo destruido por los nazis en su huida y un viñedo con cepas de las 13 variedades permitidas en la denominación. En Châteauneuf-du-Pape el vino (y el turismo asociado a él) es el motor de la economía local, con muchos productores interesantes para visitar o catar en sus bodegas (Château de Beaucastel, Domaine de la Janasse, Domaine de Pegau, que tiene un B&B en el pueblo), así como decenas de tiendas en Châteauneuf-du-Pape en las que se puede probar de forma gratuita y comprar su vino directamente.

Avignon es otra buena base para recorrer el sur del Ródano y un lugar en el que se palpa historia y cultura. De Avignon son las llaves que aparecen grabadas en las botellas de los vinos de la zona en honor a la sede papal que Clemente V trasladó a la ciudad en 1309. Ciudad Patrimonio de la Humanidad, es un placer recorrer sus calles y maravillarse ante el imponente puente, el Palacio de los Papas y la catedral.

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Dónde Comer y Beber

Como punto de confluencia de la gastronomía alpina y mediterránea, el Ródano es un gran lugar para descubrir y disfrutar de su despensa y de su cocina, que utiliza como base tanto la mantequilla (en el norte) como el aceite de oliva (en el sur). Si el bolsillo no da para visitar el restaurante triestrellado de Anne-Sophie Pic en Valence, siempre se puede visitar su bistrot André justo al lado, donde sirven recetas clásicas de la casa creadas por el abuelo (André) y el padre (Jacques) de Anne-Sophie. La carta de vinos está supervisada por la sumiller argentina Paz Levinson, que gestiona la parte líquida del grupo Pic.

Un poco más al norte en Côte-Rotie, Ampuis (3.000 habitantes) es un pueblo con viñedos de vértigo y una calle principal donde todavía son mayoría los pequeños negocios locales, como el Restaurant de Provence, con un buen menú del día por 15 € y un servicio atento y agradable.

En Tain L’Hermitage y Tournon, al otro lado del Ródano, también hay varias opciones interesantes para comer y beber bien. Le Chaudron es un pequeño bistrot con un agradable patio, paredes forradas de madera, decoración setentera y cocina clásica que destaca sobre todo por su buena carta de vinos locales a precios razonables. No en vano este restaurante familiar de Tournon es lugar de reunión de algunos de los grandes productores de la zona.

Cruzando el puente de madera (Pont Marc Seguin) se llega a Le Mangevins, otra buena dirección para disfrutar del producto local tanto en cuanto a la comida como a los vinos y en un ambiente más moderno.

Para quien busque probar estilos diferentes de vinos de la zona y llenar el maletero del coche de buenas compras, la familia Chapoutier tiene una estupenda tienda a cinco minutos a pie de Le Mangevins en la que se organizan catas y donde se pueden probar muchos de los 200 vinos de todas las regiones del Ródano y de otras zonas y países en los que la Maison M. Chapoutier está presente. Otra opción para probar vinos del Ródano en compañía de uno de los personajes más carismáticos y excéntricos de la zona es acudir a La Compagnie de l’Hermitage, en la plaza principal de Tain L’Hermitage. Instalado en la zona desde 1982, el griego Georges Lelektsoglou es un excelente conocedor de los viñedos, vinos y productores del Ródano y no tiene ningún problema en abrir botellas de vino para que sus clientes prueben e inevitablemente compren. Antes de seguir ruta, los gourmets de todas las edades pueden endulzar el día con una visita a la Cité du Chocolat de Valrhona, en la que se explica el proceso de elaboración y se prueban distintos chocolates en una experiencia sensorial que suele gustar a mayores y pequeños.

En Mondragon, en el Ródano sur, está uno de los restaurantes más apreciados por los amantes del vino. La Beaugravière, gestionado por la misma pareja desde hace 40 años, es el lugar para disfrutar de viejas añadas de Château Rayas o Romanée-Conti o, si el bolsillo no lo permite, de muchas otras referencias del Ródano y de Francia a precios contenidos para acompañar a los platos con trufa negra (una de las especialidades de la casa).

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Mercados de vino

Los mercados y ferias de vino son un acontecimiento popular en toda Francia, con citas habituales para disfrutar del vino y la gastronomía locales. En el Ródano también se celebran y son la manera perfecta para probar todas las zonas en un mismo lugar y apreciar las diferencias. El Marché Aux Vins de Ampuis tiene lugar el último fin de semana de enero; el de Tain l’Hermitage a finales de febrero; en Saint Péray, una zona de blancos al otro lado del río frente a Valence, se celebra en septiembre, en abril es el Salon des Vins de Châteauneuf-du-Pape y en mayo Vin Arôme en Orange y la Fête de Vigne et du Vin de Avignon, mientras que a principios de diciembre en Chavanay (Ródano norte) tiene lugar el de Saint-Joseph, Condrieu, Crozes-Hermitage y Cornas.