Por favor, sí tocar

Igor Cubillo

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El centro de interpretación del vino Villa Lucía, referente en Rioja Alavesa, ha afrontado una reforma, ampliación y actualización para convertirse en el primer museo del vino 100% inclusivo y accesible en lengua castellana.

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La adaptación de paneles a contrastes cromáticos apropiados, la ampliación del tamaño de los textos, la profusión de códigos QR, etiquetas en braille y pictogramas, e incluso la dotación de periscopios con los cuales quienes acudan en silla de ruedas podrán contemplar los contenidos dispuestos a mayor altura (caso de algunas maquetas que recrean distintas actividades vinculadas a la elaboración del vino) son sólo los cambios más evidentes realizados para que cualquier persona pueda disfrutar el contenido del espacio, independientemente de su discapacidad, de sus problemas de movilidad, audición, visión o cognición.

En una antigua finca de recreo del fabulista Samaniego ubicada en Laguardia (Álava), extramuros, el ánimo es brindar una experiencia sensorial que al tiempo fomente la imaginación para lograr que en el visitante se empape de cuanto rodea a la elaboración del vino, desde la viña hasta el periodo de envejecimiento y crianza, más allá del embotellado. Para ello, en sus salas se reparten muestras y explicaciones referidas a la propia planta, utensilios propios del sector, nichos donde envejece el vino y hasta una barrica transitable. No faltan dispensadores de aromas ni tarros con esencias, juegos interactivos sensoriales y estaciones táctiles con un amplio catálogo de objetos a observar y tocar, incluidos aperos de labranza, botas, pellejos, copas, duelas, corchos y una colección de botellas con sus nombres y tamaños, desde 0,1875 hasta los 18 litros de Salomón. Y es que el lema aquí es «por favor, si tocar», pues es bien sabido que cuando más se disfruta es cuando se toca, se experimenta, se juega. Qué les voy a contar.

Como guinda, la visita termina en una sala 4D donde el espectador tiene oportunidad de ver, escuchar y sentir la proyección de ‘En tierra de sueños’, una producción que acumula 17 premios en certámenes internacionales de enología. Ahora la disfrutará más gente gracias a la inclusión de subtítulos, de traducción a lenguaje de signos y a la dotación de auriculares que a través de palabras permiten ‘ver’ aspectos físicos, gestos, paisajes, carteles y situaciones que se suceden ‘mudas’ en la pantalla.

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No debe extrañar que detrás de esta loable iniciativa se encuentren los hermanos Rubén y Juan Manuel Lavín (Lavín Santamaría S.A.), pues su familia siempre ha estado de alguna manera ligada a la innovación y a la novedad; concretamente desde 1986, cuando sus padres regentaban en Vitoria una cafetería restaurante de 100 metros cuadrados llamada Altair, como la estrella más brillante de la constelación El Águila. Allí envolvieron pintxos y elaboraron tortillas dobles y pintxos dietéticos antes que nadie. Porteriormente, con su empresa de catering (Altair Abadía Catering) brillaron en el terreno del garnish (decoración con comida) y también crearon el primer Museo del Vino de la D.O.C. Rioja con capacidad para acoger eventos de envergadura. Asimismo, en el hotel Villa de Laguardia crearon el primer wine oil spa, centro de salud termal especializado en tratamientos naturales con vino y aceite de oliva de Rioja Alavesa. Ahora han puesto en marcha el único museo del vino 100% inclusivo y accesible del mundo en lengua castellana.

¿Qué les ha impulsado a dar otro paso adelante y crearlo? “Mis padres son dadivosos y nos han transmitido primero amor a la tierra, que es la que al final da todo a un destino, amor al producto que da esa tierra (mi padre fue tratante en su día, era ganadero) y luego nos han enseñado que tienes que devolver lo que te dan. Nos han enseñado a cuidar el producto, cuidar esa tierra, ese destino, tu pueblo, tu zona, tu país y devolver todo lo que puedas; ganando dinero, pero no todo, hay que dejar que el último euro se lo lleven los demás. Mis padres me han enseñado a hacer el bien y, aunque suene ñoño, no somos de ninguna secta”, aclara innecesariamente Juanma Lavín. De ahí su propósito de lograr un museo para el propio entorno, no destinado exclusivamente a turistas.

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El museo del vino de Villa Lucía permanece abierto a visitas las mañanas de martes a domingo (11:00 y 12:30 horas) y las tardes de martes a sábado (17:00 a 18:30 horas), y la visita estándar cuesta 8 euros e incluye recorrido por el museo, la experiencia 4D ‘En tierra de sueños’ y degustación de un vino a la salida. Se ubica en un complejo, un “espacio gastronómico” y centro de interpretación del vino, que incluye tienda, salas de reuniones, cocina, espacios para celebrar congresos y un buen asador restaurante que cuenta en cocina con el vizcaíno Juan Antonio Gómez. A escasos metros, el Hotel Villa de Laguardia, que como se ha dicho también fue impulsado en su día por la familia Lavín.

Museo del Vino Villa Lucía

Ctra. de Logroño s/n

01300 Laguardia (Álava)

Tel.: 945 60 00 32