Esclavos del Nespresso

El 2007 fue el año Nespresso. La marca y el sistema eran conocidos de mucho antes. Recuerdo haber tomado unos cuantos en una tienda de electrodomésticos de mi ciudad, en donde los ofrecían por cortesía. Llegué a probar toda la gama y no parecieron mal. Sin embargo, el día que caté el contenido de la última cápsula de la gama Nespresso, mi deseo bajó y mi interés se dirigió hacia cafés que aún desconocía.Siempre busco cafés que jamás haya probado, sean de una cosecha especial de Vietnam, de Kenia, de algún lugar recóndito de Colombia o de cualquier rincón del Caribe. Puedo hacer un viaje largo para repetir una rareza. Entiendo que haya gente que un día al año peregrine a Roma para tomarse un Gran Caffè en Sant’Eustacchio.

Una campaña publicitaria perfecta, con George Clooney, ha disparado las ventas de cacharros para las capsulitas de Nespresso. Ignoro, y no se si alguien o algún gremio lo habrá calculado, cual ha sido la repercusión del Nespresso en el mercado del café. Me gustaría saberlo con cifras reales, que no me vengan  con conjeturas. No soy consumidor de Nespresso y lo tomo si se tercia, aunque si me ofrecen un te o un vino, me decanto por los otros brebajes.

En efecto, el Nespresso es un socorro, un primer auxilio, y una garantía en lugares en donde la cultura del café es ausente, por no decir nefasta. Pero jamás va a sustituir a los grandes cafés. Jamás.

Hoy, el mercado del café (y de otras bebidas) en cápsulas, está en expansión y existe una fuerte competencia. Hay más sistemas. Conozco el desarrollado por Illy -el E.S.E. (Easy Serving Espresso), donde también compite Nestlé-, el Lavazza Blue, de Lavazza, el Gaggia -el caffitaly, con oferta de diversos elaboradores de café-, el Segafredo Zanetti Coffee System o el de Bialetti. Me han hablado de otros, pero los desconozco. Muchos han sido desarrollados para las salas de descanso de empresas o bien para salas de espera de tiendas, médicos, economistas, abogados… En estos sitios en donde se va por trabajo es resultón y, por supuesto, mucho mejor mejor que aquel antecesor suyo llamado Nescafé, que aún existe.

Nestlé ha marcado un gol. Se ha posicionado mejor que nadie en el mercado, especialmente en el doméstico. A diferencia del ESE, ha sabido ofrecer variedad de productos y de sabores, incluso en los descafeinados; lo que quería la gente; muchos otros han entrado en el campo de la oferta de distintos cafés.

Su mejor jugada es la fidelización de clientes. Hay máquinas versátiles, que te dejan la libertad de combinar diversos sistemas; para la de Nespresso solo cabe Nespresso. Una gran jugada maestra. Hay máquinas liberadas, que admiten capsulas, pero también café molido, para el día que a uno le apetezca un café artesano. Entre estas hay algunas de Saeco -estos juegan en todas las ligas i divisiones!- o la trivalente de Bialetti, que no te obliga al matrimonio y te permite poner el café que tu mismo te has comprado molido o en grano; eso es libertad.

Nada contra Nestlé, al contrario, son unos genios: Te tienes que comprar el chisme, otro más en una cocina desbordada de electrodomésticos, y solamente les puedes comprar el café a ellos.

Sin embargo, me preocupa el papanatismo, me preocupa que haya tantos gastrónomos y tantos restaurantes de nivel que apuesten por estos sistemas, sean cuales sea. Me preocupa que renuncien a la diversidad. Esta apuesta por los cafés encapsulados responde a esta tendencia actual de crecimiento de los productos de cuarta y quinta gama. Y de todas las preocupaciones, la que más me aterroriza es que un amigo hortelano -de huerta y mercado diarios- también ha adquirido con una Nespresso, forzado por sus clientes, supuestamente amantes de la buena cocina y de las materias primas de calidad indiscutible. Vaya contradicción. Es como si un restaurante de primera linea solo calentaran al microondas. Anda ya!

Los cafés de grandes crus solamente los podrán ofrecer los podrán ofrecer los pequeños torrefactores. Prefiero el café del torrefactor artesano, del que es capaz, como Salvador Sans, de seleccionar lo mejor de lo mejor del mundo cada día. Espero que ni él, ni tan siquiera los pequeños y medianos torrefactores, no se rindan.

Como sustituto del Nescafé, insisto, no me parece mal, pero al menos te podrían regalar el chisme, ya que les vas a gastar quien sabe cuantas de las capsulitas… Y en general, mayormente, lo venden en tiendas de electrodomésticos. Desde cuando en café es un electrodoméstico?

Un último aspecto: Cualquier día habrá algún legislador con valor que prohibirá estos sistemas altamente contaminantes, pues generan muchos residuos; o tal vez obligará a la recogida y al reciclaje a los distribuidores, como las pilas. Son plásticos y aluminios que nadie recicla, que se echan directamente a la incineradora, ya que van llenos de materia orgánica. No creo que nadie ponga las capsulas en el contenedor amarillo, después de vaciar el café usado de la cápsula.

Oye, que nada contra Nestlé y su campaña. Al contrario, felicidades por haber pillado tanto papanatas!