Sobre el agua embotellada - o no - en los restaurantes

Días atrás surgió en las redes el debate sobre el servicio del agua en los restaurantes. Los opinantes polemizaban sobre la absurdidad (eso decían algunos) de las extensas cartas de aguas. Más de uno sugería que se sirva por costumbre agua del grifo, debidamente filtrada y sin necesidad de pedirla, como se hace en Francia. Ya hay restaurantes donde te ponen agua purificada, a no ser que pidas una en concreto. En  de Llançà, la casa madre de Paco Pérez, donde, por cierto, he tomado uno de los mejores ágapes últimamente, proponen agua filtrada, a no ser que quieras una marca determinada. “Agua recién hecha” es el nombre de ésta, purificada al momento por un sistema de ósmosis inversa,  servida en un envase personalizado con el nombre del establecimiento, y hasta con gas, si así lo quieres. Si optas por llevarte la botella, parte de su coste va a la ONG Ingenieros Sin Fronteras, que lleva a cabo el proyecto “Agua para todos” en lugares empobrecidos donde no está garantizado el acceso al agua potable. Idea bonita. Más discutible me parece que en algunos lugares te sirvan agua del grifo, por muy purificada que esté y por muy Km0 que sea y que encima te la cobren, sin proyecto solidario mediante. Eso me pasó el otro día en un restaurante-cafetería de los de brunch el domingo, de Sant Cugat del Vallès, cerca de Barcelona. Ya me parece mal que me cobren el pan si no lo pido, pero el agua del grifo… ¡Que es agua puñetera, oiga! Eso sí, sostenible.

tana collados agua

[related_post themes=»flat»]