Chichamares

CALAMARES / JAMÓN / LECHE DE COCO / SOJA / JENGIBRE / LIMA

Chichamares 0
Chichamares, de Víctor Oller.

Chichamares?? Sí, chicharrones de calamar. Sé que no es algo nuevo. Es  más bien una receta/reivindicación o una polémica/pregunta.

No soy de los que practica la cocina creativa como cocinero y, como consumidor lo hago esporádicamente.  Más bien  la admiro desde fuera, como quien va a un museo y disfruta viendo arte sabedor de que jamás podría pintar como lo hacía Dalí, esculpir como Chillida o cocinar como Aduriz.

Estoy (como muchos) suscrito a numerosas páginas gastronómicas, blogs y demás ayudas tecnológicas que me permiten ver cómo respira la gastronomía actual.

Y sin ánimo alguno de criticar (no soy quién para eso) he observado que gran parte de la gastronomía creativa tiene un elemento en común. ¡Y Espero que no sean muy duros los puristas conmigo por decir esto!

En la mayoría de platos no es necesario masticar. Se texturiza casi todo. Se extrae el sabor o la esencia del producto y es como si de una película de ciencia ficción se tratase. Lo teletransportan  maravillosamente a otro estado de la materia.

Cierto es que existen los crujientes, pero solo crujen. No se mastican demasiado. No se nos cansan las mandíbulas en exceso. ¿Dejaremos de necesitar dientes en el futuro?

Disculpad que me haya alargado. Soy consciente de que algunos lectores solo demandan recetas puras y duras. Sin rollos. Pero como no concibo ninguna receta sin su propia historia, hoy no podía ser menos.

Sencillo pero muy bueno.

Cogeremos las patas y las alas de unos cuantos calamares y los enharinaremos para posteriormente freírlos en aceite de oliva . Deben estar muy fritos, como los chicharrones. Los  pondremos sobre papel secante para que absorba el exceso de aceite y los salaremos generosamente.

Para la salsa que los acompaña, abriremos una lata de leche de coco, y mezclaremos la parte grasa y la mitad de la parte liquida. Aderezándolo con salsa de soja, jengibre rallado y ralladura de piel de lima. Creo que las proporciones han de ser muy al gusto de cada uno. A mí me gusta que predomine la lima y el jengibre por encima de los otros sabores.

Lo dispondremos todo en un plato, bol o cuenco, y lo acompañaremos con unos taquitos de jamón bien duros. Para no darle tregua a las mandíbulas.

Como maridaje ideal, y sin ser yo sumiller, no puedo más que recomendaros que este platillo lo acompañéis de una Coca-Cola (¡¡¡SACRILEGIO!!!), una cervecita bien fría o un buen vermut en alguna terracita bien soleada.