Tomás Abellan estrena aventura en solitario en Barcelona

Carme Gasull

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En breve se celebrará su reinauguración oficial, pero Tomás Abellan está alimentando los estómagos y las almas de los que se acercan a este carismático, modernista y popular bar del Eixample barcelonés desde principios de año.

Tomás Abellan, frente al Bar Alegria
Tomás Abellan, frente al Bar Alegria

La renovación del Alegría —cerrado desde 2017— empezó junto a los cocineros y empresarios Carles Abellan (Tapas 24, La Barra…) y Max Colombo (Xemei, Bar Brutal, Can Pizza, Frankie Gallo Cha Cha Cha…), desmarcados ahora del proyecto. Su compañera de viaje actual es Ximena Arce, antigua sommelier de los restaurantes Bravo y La Barra. Del segundo, Tomas no se ha ido; compaginará tareas de manager.

Con su padre y Colombo rediseñó el emblemático local. “Limpiamos más que reformamos, queríamos mantener la esencia y la estética del bar, ese punto modernista que lo caracterizaba desde que abrió sus puertas en 1899”, cuenta el empresario. También el precio seguirá siendo de bar, “popular”.

Lo que sí ha cambiado es la oferta gastronómica. “Tenemos una carta más amplia de la pensada en un inicio, con más protagonismo del producto” y varias patas. Apartado vermut, “latas y snacks de primera calidad”; platos de temporada, “tres o cuatro, elaborados con productos estacionales. Ahora con setas principalmente, más delante, con alcachofas, trufas y lo que dé el mercado”, detalla.

Otra pata son las tapas. Algunas, un querido homenaje a Carlos Abellan como ‘el bikini de mi padre’, su famoso mixto de jamón, queso y trufa, o ‘la rusa de Tapas 24’, ganadora del I Concurso de Ensaladilla Rusa San Miguel fallado en el congreso San Sebastian Gastronomika 2018. El apartado lonja, “ostras, gambita de playa, sepionetas… todo a la plancha”; los guisos, “un par o tres”, y los dulces, “el cheescake de La Viña de Donosti, el ‘chocolate, pan, aceite y sal’ de Abellan, el milhojas de crema quemada del Forn Vilamala — en el Born barcelonés— y un helado al corte”, remata.

Si la mini-cocina saca humo, la bodega del Bar Alegría no se queda atrás. La parte líquida es “su fuerte”, asegura Tomás. “Entre 12 y 14 referencias de vermut del territorio español e italiano, una cuarentena de vinos, el 90 por ciento naturales, cervezas para todos los gustos y café de origen”, resume.

Unos 80 comensales, entre el interior y la terraza, pueden comer y beber ininterrumpidamente de martes a domingo desde las 13h. hasta medianoche.

“Tenemos una mezcla de clientela muy curiosa que nos encanta. Abuelos, oficinistas, hipsters, fieles de la marca Abellan… Sabemos que no hemos inventado nada, pero de la cocina y la barra todo sale con mucho cariño y lo notan”. También se hace notar la música, “una de las teclas más importantes de un establecimiento, bajo mi criterio. Un elemento importantísimo para crear ambiente, buen rollo… y alegría”.