El bikini llega a su centenario – Óscar Caballero

Oscar Caballero

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Artículo publicado hoy por Óscar Caballero en «La Vanguardia».

Croque Monsieur
Croque Monsieur

El bikini, como los niños, viene de París: se llama croque monsieur, (mastique señor), y cumple cien años. Pan de molde, jamón y queso. Y en París, bechamel. Un huevo frito lo transforma en croque madame. El primer croque monsieur fue servido en 1910 en Le Grand Café, del bulevar des Capucines, de París, donde, Oscar Wilde escribiera, en una noche, Salomé.

En A la sombra de las muchachas en flor (1919), Marcel Proust, que no sólo dio pátina literaria a la magdalena, dejó el primer registro literario. «Al salir del concierto, mi abuela y yo nos detuvimos junto al dique, para conversar con la señora de Villeparisis, quien nos anunció que había pedido que el hotel nos preparara croques monsieur y huevos con crema».

Lo de tostar el pan -¿para volverlo comestible, días después de horneado?-,viene de lejos: «Al despertarme tomo una tostada y un vaso de vino»-,apunta Eixemenis, en el siglo XIII, en su Com usar bè de beure e menjar.

Croque Madame
Croque Madame

Pero hay que aguardar a 1953, el nacimiento de la Sala Bikini en la Diagonal de Barcelona y el celo franquista frente a los nombres extranjeros, para que se imponga en Barcelona como «el bocadillo que hacen en el Bikini». Veinte años más tarde, cortado en pequeños cuadrados, aquel bocadillo caliente rellenará huecos, de la conversación y el estómago, en los altos de Bocaccio. O sea, el mixto -y mixto caliente- de Madrid, la francesinha de Portugal, el tostado de Buenos Aires y Carlitos en el resto de Argentina, el sandwich caliente de Uruguay, y con versión trufa i mozarella, en Tapaç 24 (Diputación 269), de Barcelona.

Desde 1980, Herta comercializa en Europa un corque monsieur industrial. Y el croque monsieur es en Francia uno de los dos mil millones de sandwichs consumidos anualmente.