El comodín del Jerez

Tribuna

Si los vinos de Jerez fueran franceses o italianos su valor se multiplicaría. Es esta una frase repetida por los expertos en enología. Lo cierto es que en España no le damos a estos vinos únicos, inigualables, el valor que merecen. Vinos, en muchos casos, con crianzas superiores a los 30 o 40 años y que, sin embargo, tienen un valor de mercado muy reducido si se comparan con las grandes referencias de otros países productores.

La Copa Jerez busca, precisamente, ponerlos en valor y demostrar su enorme versatilidad a la hora de acompañar a cualquier plato, desde un aperitivo hasta un postre. Hay un jerez para cada ocasión, empezando por las frescas manzanillas y terminando con los densos y golosos PX, pasando por los finos, los amontillados, los palo cortado o los olorosos. Esta Copa Jerez celebra su gran final internacional cada dos años con presencia de equipos de todo el mundo, compuestos por un cocinero, que elabora un entrante, un principal y un postre, y un sumiller, que elige los jereces que mejor armonicen con cada uno. Ambos trabajan en estrecha colaboración. Y sus propuestas confirman esa versatilidad.

En la undécima edición internacional de esta competición, con ocho países finalistas, entre ellos Estados Unidos y México, y un jurado presidido por Josep Roca, de El Celler de Can Roca, el triunfo ha sido para el equipo de Dinamarca, formado por el cocinero Emil Rask Bahr y el sumiller Andreas Kobs Laursen, del restaurante Sdr. Bjert Kro, situado en un pequeño hotel de la localidad de Bjert. Le tienen cogida la medida los daneses a los vinos jerezanos, hasta el punto de que han ganado cuatro de once finales. Doy fe, como miembro del jurado, de que la victoria fue muy merecida.

Su caballa frita con beurre blanc de bogavante unida al Palo Cortado La Bota 102, del equipo Navazos; el pecho de cerdo confitado, servido con el Oloroso 1730 VORS , de Álvaro Domecq; y el postre de masa fermentada con el Cream Tradición VOS, fueron perfecto ejemplo de cocina bien elaborada y de inteligencia para elegir los vinos más adecuados dentro de la amplia oferta del Marco de Jerez. Una competición que refleja el cada vez mayor interés de los mejores sumilleres del mundo por estos vinos y esa versatilidad que los jereces muestran como perfectos acompañantes de una comida, especialmente cuando se trata de platos complicados.

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