Pepe Solla enciende “La Taberna”: brasas, vino y alma gallega con identidad propia

En Poio, junto a Casa Solla, nace un concepto con identidad propia que aúna tradición, fuego lento y una carta líquida que marca el ritmo.

7Caníbales

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En la historia de las casas gastronómicas que dejan huella, hay momentos de inflexión que no se anuncian con ruido, sino con sentido. En Casa Solla, una de las grandes referencias de la cocina gallega (y española), acaba de ocurrir uno de esos momentos: nace La Taberna, un nuevo espacio ideado por Pepe Solla, que rompe con la lógica de lo “más” para reivindicar lo “auténtico”.

 

Situada en un antiguo salón contiguo al restaurante gastronómico, La Taberna es un proyecto con vida propia, donde el vino no acompaña, sino que lidera; y donde la cocina se enciende al calor de una lareira, el tradicional hogar gallego que en otras épocas fue el centro de la vida en las casas. “En Galicia, la lareira era mucho más que un sitio para cocinar. Era donde todo ocurría. Donde se hablaba, se escuchaba, se compartía. Quería devolverle ese papel, pero en un espacio nuevo, con alma de taberna y mirada actual”, explica Solla.

 

La propuesta no es una segunda versión de Casa Solla. Tampoco un «restaurante informal». Es otra cosa. Es un lugar donde el vino manda, y la cocina —hecha al fuego, con recetas sabrosas y honestas— se adapta a ese ritmo. Una cocina que no busca sorprender, sino reconfortar. “Podríamos haber hecho algo más ambicioso, pero preferimos que el lujo esté en lo esencial: el producto, la hospitalidad, el ambiente, los momentos”, dice el cocinero.

Brasas, copa en mano y memoria en el plato

En La Taberna, el fuego no es una puesta en escena: es la herramienta principal. Desde la lareira, en torno a la que se articula el espacio, se elaboran platos que parten de la tradición y se reinterpretan con el conocimiento actual. Una carta breve, flexible, viva, donde puede haber una empanada gallega con masa casera e ingredientes de temporada, espárragos blancos si es su momento, salpicón de marisco, flanes golosos… y algún que otro plato que cambia casi a diario.

“Queríamos recuperar lo esencial. Hacer cocina de taberna sin disfraz, pero con todo lo que sabemos hoy sobre el producto, los puntos de cocción, el respeto al entorno”, explica Solla. La idea, como todo en este proyecto, se fue gestando poco a poco, con el diálogo como motor. A su lado, su sumiller y cómplice Gabriel Vázquez “Gabo”, con quien ha construido una carta líquida que parte de una de las bodegas más valiosas del país.

 

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Una bodega viva y compartida

Durante más de dos décadas, Pepe ha ido comprando, guardando y estudiando vinos de Galicia, de España y del mundo. Una colección excepcional que ahora se abre también al público de La Taberna. “Nos apetecía compartir esa parte, que es tan personal y tan emocional. Darle protagonismo al vino, sin maridajes forzados, sin reglas estrictas, solo beber bien. Con calma y libertad”.

 

A esa base se suman los nuevos hallazgos que hacen junto a Gabo. La selección está en constante evolución y dialoga con la propuesta gastronómica sin someterse a ella. “Aquí el vino no acompaña la comida, sino que la comida acompaña al vino”, resume el chef.

 

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Sonido, entorno y una mesa que invita a quedarse

El diseño del espacio respira coherencia con lo que ocurre en el plato y en la copa. Materiales nobles, como el granito gallego, el hierro y la madera de roble tratada con la técnica ancestral japonesa Shou Sugi Ban, configuran un entorno cálido y envolvente. La iluminación cambia con las horas, y en el centro, una chef’s table desde donde se cocina e interactúa con los comensales. El servicio es cercano, sin rigidez, pensado para disfrutar sin prisas.

 

Y como tercera gran pata del proyecto, la música. No como hilo de fondo, sino como parte activa de la experiencia. Un tocadiscos, integrado junto a la cocina, permite a los clientes elegir el vinilo que quieren escuchar. La colección personal de Pepe Solla —variada, nostálgica y sorprendente— suena cada día, desde clásicos del jazz y el rock hasta perlas de la música española de otras décadas.

 

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Pepe Solla insiste en que La Taberna no es una alternativa más informal a Casa Solla. “No es un plan B. Es un plan A con identidad propia. No hemos cambiado precios ni formatos para atraer a otro tipo de público. Simplemente hemos querido crear un lugar donde nos apetezca estar, beber, cocinar, escuchar música. Un espacio que naciera desde el disfrute”. Y eso se nota. Desde la primera copa hasta el último bocado.

El local abre los mismos días y servicios que el restaurante gastronómico. No es obligatorio reservar, pero sí altamente recomendable, ya que el aforo es muy limitado. Aquí no hay turnos ni prisas, sino sobremesas largas y fuegos encendidos.

 

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La Taberna es, en definitiva, una vuelta al origen con mirada contemporánea. Un lugar donde el tiempo se detiene, el vino guía y el fuego cuenta historias. La última reinvención de Pepe Solla no es una ruptura, sino una evolución coherente con lo que siempre ha sido: respeto al producto, amor al oficio y ganas de seguir creando sin perder el alma.

 

Taberna Solla

Av. Sineiro, 7, 36005 Poio, Pontevedra

Teléfono: 986 872 884