Lover café, la pastelería que hay que conocer en Santiago

La chilena Camila Elizalde, avalada por una Copa del Mundo de Pastelería, encabeza la nueva generación de chefs de repostería y revoluciona la oferta de la capital con Lover

Pamela Villagra

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Lover es un obrador y café cuya originalidad, delicadeza y altísimo nivel, está cambiando las reglas en la pastelería chilena. Desde fuera parece un estudio de interiorismo o una joyería de diseño, sin embargo, se trata de una pastelería inaugurada en octubre de 2024, que reúne méritos suficientes para convertirse en una de las referencias dulces de Santiago.  

 

A su artífice y propietaria, Camila Elizalde, la avala un prominente currículo, marcado por una disciplina e impecable trayectoria profesional que le ha valido reconocimiento y prestigio internacional. Ganadora de la Copa del Mundo de Pastelería del año 2022 y fundadora de StudioPas, la academia de pastelería más importante de Latinoamérica se alza como las voces más influyentes de la pastelería latina. 

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La variedad y calidad de las elaboraciones de Camila Elizalde hace de Lover una de las pastelerías que revolucionan el panorama dulce de Santiago.

La primera vez que la visité, la fila de personas esperando por entrar se extendía largamente por la acera de la concurrida Avenida Apoquindo, en el corazón de Las Condes. Estas escenas de personas esperando por una bollería o pastel a la minuta, tan propias de Nueva York o Paris, escapaban del radio de comprensión local, hasta la aparición en escena de Lover. No hay otro lugar así en la ciudad.

 

En su interior se encuentran una sucesión de sorpresas y especialidades, incluidas grajeas, petit gâteaux (pastelitos), medias lunas, bollería, galletas, queques (bizcochos), alfajores y un no despreciable apartado salado como el fantástico cruasán de palta (aguacate) y pasta de huevo o el sándwich en masa laminada, que es un canto al amor: masa hojaldrada rellena con lechuga, tomate, pollo a la plancha con un suculento aderezo césar, al que eso sí, le falta anchoa. A esto, se le suma una carta de bebidas entre las que destaca el café de especialidad en distintos formatos, bebidas en base a leche, té y cerveza sin alcohol. 

 

Con solo treinta años, Elizalde ha roto esquemas, no solo por su forma de trabajar y entender el oficio, sino por su frontalidad y por trabajar al margen de los cánones establecidos por la industria nacional. Ha llevado la pastelería a otro nivel, en buena medida porque entiende la creatividad como sinónimo de inspiración y de libertad, conceptos muy unidos entre sí, pero también presentes en aquellas obras que huelen, saben o se acercan a conceptos de memoria y tradición. De esa forma de encarar el oficio, nacen su famoso Teddy, un pastel en forma de oso en base a masa sableé de almendras, con relleno de frangipane de almendras y mantequilla avellanada y frambuesas, compota cremosa de frutos rojos, rosa y champagne, coronado con chocolate blanco y vainilla. O mis favoritos, el cruffin de frutos rojos relleno de cheesecake vasco. El cruffin es una masa híbrida entre muffin y cruasán, en base a masa laminada con mantequilla, enrollado sobre sí mismo y horneado en molde de muffin, para el que Camila utiliza una mantequilla francesa en base a nata batida, cuyo alto porcentaje de grasa (82 por ciento) permite alcanzar el vapor suficiente durante el horneado, de manera de conseguir que la masa suba, obteniendo una estructura tierna y crujiente.

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El Teddy, un elaborado dulce en forma de osito de peluche, es uno de los hits de Lover Café.

El servicio es otra de las máximas de este templo dulce en Santiago. Tanto en el take away como en la atención en mesa, la puesta en escena es ágil, amable e informal, y todo el personal está entrenado para responder dudas sobre ingredientes y técnicas. Los clientes se ven tentados por las sugerentes vitrinas de cristal que exhiben colecciones con atractivos nombres y sabores. 

 

En la segunda planta de la cafetería funciona el obrador en el que produce y hornea sus especialidades. El horneado se realizada en dos tandas diarias con stock limitado, de esa manera aseguran frescura y calidad. Usan ingredientes nacionales (como frutas y leche) y otros importados, como la mantequilla, cacao, vainilla de Madagascar y se atisba una considerable reducción en los azúcares en las recetas, además de que eliminan elementos artificiales, apostando por colorantes y aromas naturales que vuelven más armónica, elevada y agradable la experiencia en boca. 

 

Lover ha conseguido colocar una pastelería en el mapa de la gastronomía nacional y convertir el negocio en un centro de peregrinación dulce.

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