Hay estadios que se recuerdan por los goles. Otros, por el rugido de su público. El Santiago Bernabéu, después de su última metamorfosis, quiere que también se le conozca por su sabor. Bajo la Puerta 54, entre acero, mármol y el pulso del nuevo Madrid, acaba de abrir Bernabéu Market, el proyecto más ambicioso del Grupo Amicalia: un mercado gastronómico de 3.000 metros cuadrados que quiere ser tanto punto de encuentro como declaración de intenciones.

Detrás de su apertura —fruto de una concesión de diez años con el Real Madrid C.F. y una inversión de ocho millones de euros— hay algo más que un despliegue arquitectónico. Hay una lectura sobre cómo se come hoy en la capital: ganas de variedad y con la calidad como bandera. “Queríamos crear un lugar donde se pueda desayunar, picar, comer o simplemente celebrar la ciudad”, explica Anxo García, director general de Restanima y cerebro del proyecto, tras dos años y medio de obra, negociación y desvelo.
El espacio, diseñado por Burr Studio y Studio Animal, respira contemporaneidad: barras luminosas, materiales nobles, ritmo urbano y ese punto de sofisticación que busca un público que ya no se conforma con cualquier cosa. La idea es clara: convertir el Bernabéu en un destino gastronómico tanto como deportivo.

En su arranque, el mercado reúne 17 operadores (alcanzará 20 en las próximas semanas), y cada uno juega su propio papel en este once ideal de la restauración: Joselito y su jamón ibérico de bellota; Daniel Sorlut con sus ostras francesas; Casa Dani, que trae la tortilla más famosa de Madrid; Beata Pasta, la revelación italiana del año según los Hot Concepts 2025; Manteca Burgers, con su smash burger de culto; o la Chocolatería 1902, que endulza la sobremesa con chocolate y churros de quinta generación.

También hay espacio para los que cruzan fronteras: A Feira Pulpería, con acento gallego; Toca Madera, taberna canaria con croquetas de culto; y Olsen-Malvón, que une por primera vez dos enseñas argentinas bajo el mismo techo. La propuesta líquida no se queda atrás: Mahou como cerveza oficial y The Wine Shop, con una cava mecánica que gira como una noria para ofrecer 200 referencias de vino. Un gesto tan escenográfico como práctico.
“Queremos que sea un sitio vivo”, dice Inés de Marichalar, directora del proyecto. “Un mercado que no solo se visite, sino que se habite.” Su experiencia en la gestión de espacios gastronómicos populares se nota en los detalles: horarios amplios (de 10:00 a 24:00 todos los días), oferta versátil, y una clara vocación de mezcla entre local y visitante.
Porque Bernabéu Market no nace solo para los turistas del Tour del Bernabéu, sino también para los vecinos de Chamartín, un barrio que hasta ahora no contaba con un gran espacio gastronómico de estas dimensiones. “Aquí caben todos los apetitos”, resume García. “Desde quien quiere un café rápido hasta quien viene a celebrar con una botella de vino.”

Así, entre jamones de Joselito, gildas de Greta La Vinagreta, sushi de Kogumi y focaccias de Divorare, el Bernabéu vuelve a ser escenario. Solo que ahora, en lugar de cánticos, lo que se escucha son brindis, cubiertos y conversaciones.
El balón sigue rodando arriba, pero abajo se juega otro partido: el de la gastronomía como experiencia total. Y Amicalia, con su Bernabéu Market, acaba de marcar el primer gol.
