Comemos en el centro de Vinaròs

Mónica Ramírez

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Vinaròs es el primer municipio costero de la Comunidad Valenciana, en Castellón. Y contrariamente, a lo que pudiera pensarse por su ubicación, carece de la afluencia turística de vecinos como Peñíscola. Esto consigue que conserve ese aire de pueblo junto al mar del que se puede disfrutar sin la masificación que domina los territorios colindantes. Incluso en verano.

 

Eso no evita que una gran parte de su oferta gastronómica esté destinada a un público que busca precio antes que calidad. La Isla (Paseo San Pedro, 5) es una excepción a esos menús de batalleo. El restaurante, liderado durante décadas por José Castell, Pepito, y actualmente, por su hija Dolors, es habitual lugar de peregrinaje de los residentes vinarocenses que buscan una oferta de mayor calidad. Su especialidad son los pescados, el marisco y los arroces. Habitualmente, yo me inclino por el marisco ya que es uno de los pocos lugares en los que se puede pedir, previa reserva, una buena mariscada individual: langostinos de Vinaròs, gambas de Dénia, cigalas, almejas, mejillones, cañaíllas y una sepia con una textura tierna y sabrosa como pocas. Tienen terraza en el paseo, con vistas al mar. La carta de vinos es de estilo clásico con referencias de bodegas tradicionales y algún guiño a los vinos de Castellón.

Mariscada individual. La Isla
Mariscada individual. La Isla

 

En el mismo paseo marítimo, pero en dirección al puerto, encontramos El Barco (Blasco Ibáñez, 15). Fundado en 1975, el negocio ha pasado de generación en generación. Son especialistas en arroces, aunque, mi apuesta es la fideua. Es de fideo fino, con el punto de cocción exacto de la pasta, sabrosa y de buena ración. Si hace buen tiempo, reserven terraza, al lado de la línea fronteriza con el paseo, y disfrutarán de unas magníficas vistas a la playa. En otros lugares, estos emplazamientos se pagan.

Fideua. El Barco
Fideua. El Barco

 

Esta ruta abarca el centro de Vinaròs, el paseo marítimo y las calles más comerciales. En una de ellas está La Bodegueta (travesía San Vicent, 8), una pequeña bodega donde tomar un vino y algo de laterío o charcutería. Abierto hace algo más de dos años, sirven vinos a copas de denominaciones de origen como Priorat, Terra Alta, Valencia, Utiel-Requena, Rueda, Toro, Rioja y Ribera del Duero. En tienda se pueden comprar botellas para tomar in situ, pagando 3 euros extra por el descorche. También se pueden adquirir conservas, aceite y charcutería para llevar a casa.

Comemos en el centro de Vinaròs 2

 

Justo al lado de la Bodegueta, abrió Rubén Miralles (travesía Sant Vicent, 9) en noviembre de 2018, un restaurante cuya propuesta gastronómica se desmarca de lo que se ofrece en Vinarós. Define su cocina como “de mercado creativa”, y apuesta por recetas tradicionales, con producto de la zona -langostino de Vinaròs, almendras de Albocàcer, cecina de Todolella, cordero de Morella, pato del Delta…- pero con guiños e ingredientes que miran a Asia y Latinoamérica. Propone dos menús degustación -previa reserva con un mínimo de 24 horas de antelación- , Essència (68 €) y Amarant, la opción vegetariana (42 €) y dos menús de mediodía, Producte (30 €) y Debé (22 €). También sirven a la carta. Por las características del local y de su oferta gastronómica, es un local ideal para ir sin niños.

 

Sin ser extraordinario, es habitual que los vinarocenses tomen su café, granizado, té, batido o cerveza en la terraza de la cafetería Mozart (Plaça de Sant Agustí, 13). Las vistas al paseo y al mar, son un entretenimiento en sí mismo.

Foto: Turisme de Vinaròs
Foto: Turisme de Vinaròs

 

Excursiones transfronterizas

 

Si Vinaròs sabe a poco siempre queda la opción de traspasar sus fronteras.

 

-Hacia el norte. A escasos 25 km, en Sant Carles de la Rápita (Tarragona) encontramos la Pastisseria Pessics (Plaça de Carles III, 44). Abrió en 2019 de la mano de Lluna Reverte y elabora sus propios dulces: bollería y pasteles, además de postres, croissants rellenos, tartaletas o galletas… El obrador es pequeño, por lo que la producción es limitada. Un detalle: el café con hielo lo sirven con cubitos hechos con la propia bebida. El servicio es amable y disponen de una agradable terraza.

 

El extra: en el puerto se pueden alquilar pequeñas embarcaciones para adentrarnos en el mar y darnos un baño alejados de miradas ajenas. Un dato más, a muchos les sonará Musclarium, un restaurante en mitad del mar que en poco tiempo se convirtió en un estupendo local donde tomar cava, ostras, mejillones y buen marisco. No lo busquen, el tiempo deformó la propuesta hasta convertirlo en un lugar masificado con un producto mediocre que acabó cerrando.

 

-En el interior. En Ulldecona, a unos 17 km, encontramos L’Antic Molí (Carretera Ulldecona – La Sénia, km 10; una estrella Michelin), dividido en dos áreas, Espacio Gastronómico y Espacio Bistró. El primero ofrece un menú degustación largo y está destinado a aquellos que quieran darse un homenaje gastronómico sin atender al tiempo ni al bolsillo. El segundo, el bistró, está pensado para aquel comensal que busca una propuesta más informal. El enclave natural es uno de sus valores añadidos.

Vistas desde el Molí del Abad 2. Pantano Ulldecona
Vistas desde el Molí del Abad 2. Pantano Ulldecona

 

El extra: Los amantes de la naturaleza tienen muy cerca el Parque Natural de la Tinença de Benifassà donde parten varias rutas de senderismo, incluida la del impresionante pantano de Ulldecona. En este parque puede observarse un poco habitual número de aves rapaces, así que cojan prismáticos. Delante del pantano se encuentra el Molí de l’Abad 2, un local popular con una terraza desde la que disfrutar de unas magníficas vistas, lo mejor de este lugar. Se pueden pedir solo bebidas y sacar nuestro picnic o escoger una de las carnes que se muestran en sus vitrinas para que las hagan a la brasa.

 

-Al sur. En Benicarló, a escasos 8 km, está la arrocería Pau (avda. del Marquès de Benicarló, 11). Funcionan solo con menús. El Mediterráneo, con tres entrantes y un arroz a escoger entre seis clases, más postre (25 €) y el de la Arrocería, con tres entrantes y un arroz a escoger entre ocho, además de postre (30 €). No incluyen bebidas. Pau es un local agradable, acogedor, con un servicio atento y una propuesta gastronómica más que correcta. Ha sido reconocido como bib gourmand en la Michelin.

Gamba roja, huevo y alcachofas y Arroz. Rest. Pau
Gamba roja, huevo y alcachofas y Arroz. Rest. Pau

 

El extra: Los que apuesten por recorrer el norte de Castellón de estrella en estrella, en Benicarló se encuentra el restaurante Raúl Resino (Alacant, 2, esquina con Avda Catalunya). Y en Alcalà de Xivert, unos 25 km al sur, el restaurante Atalaya, reconocido hace un año con su primera estrella Michelin.

 

Langostino de Vinaròs. Foto: Turisme de Vinaròs
Langostino de Vinaròs. Foto: Turisme de Vinaròs