Alerta Covid. Se impone la marcha atrás

Carla Vidal

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La rápida expansión de la variante Delta ha provocado un cambio de paso por parte de las administraciones en la relajación de medidas con una vuelta a restricciones dirigidas a evitar el contacto social que implican presión sobre el sector de la hostelería.

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Se suceden los anuncios de las diferentes autoridades competentes para intentar frenar la quinta oleada de la Covid-19 a las puertas de las vacaciones de gran parte de la población. Ayer lunes, fue la Generalitat de Catalunya la que daba marcha atrás en su plan de desescalada con la aplicación de restricciones destinadas a reducir la interacción social sobre todo entre la población más joven. De nuevo, la hostelería se encuentra en el centro de estas presiones.

Ocio nocturno y restauración (incluido el servicio de delivery) cerrarán ahora a partir de las 00:30h. Asimismo, queda prohibido beber y comer en la calle. También se reduce el máximo de personas que pueden reunirse y se vuelve a un máximo de 10 personas -tanto en el exterior como en el interior-, salvo en el caso de convivientes. Una medida esta última pendiente de ser aprobada judicialmente, pues afecta a derechos fundamentales.

Un panorama de vuelta atrás que se extiende de territorio a territorio de igual forma que lo está haciendo la variante Delta del coronavirus, presente ya en España en un 15%. Treinta dos municipios de la Comunidad Valenciana, por ejemplo, vivieron ayer su primera noche de vuelta al toque de queda (de 01:00 a 06:00h) después que la medida fuera aprobada por el Tribunal Superior de Justicia; mientras que en Canarias aún se está pendiente de la decisión judicial para aplicar una medida similar con restricciones de movilidad de 00:30 a 06:00h de la mañana.

Y es que los tribunales son ahora campos de batalla en los que se juega la gestión de la pandemia en un momento en que no hay estado de alarma y las comunidades autónomas necesitan del aval de sus Tribunales Superiores de Justicia para la aplicación de muchas de las normas que quiere imponer para contener la pandemia. No hablamos sólo de casos como el toque de queda, en Aragón la batalla se libra para imponer restricciones más duras al sector de la hostelería y el ocio nocturno después que el 9 de julio se aplicara la suspensión sumarísima que ha de dejado sin efecto el adelanto del cierre de la hostelería a las 23:00 horas y del ocio nocturno a las 00:30 horas.

De momento, el resto de comunidades autónomas no han decretado nuevas restricciones (a excepción de Asturias, donde se mantiene la apertura de la restauración hasta las 01:00h y del ocio nocturno hasta las 03:00h, pero se añade la prohibición del uso de espacios interiores en este último) pero ya han manifestado su intención de endurecer las medidas si la evolución de los datos sanitarios así lo avalan.

El pasaporte sanitario se erige como garante de seguridad

A pesar de que las cifras de contagio en España son más altas que las de nuestros convecinos europeos, sí es cierto que existe una tendencia global al aumento de casos. Como consecuencia de la expansión de la variante Delta, algunos países están optando por confiar en el pasaporte sanitario como garante de seguridad sanitaria en los espacios más habituales de interacción social: bares y restaurantes, así como ocio nocturno.

Es el caso de Grecia, que a través de su primer ministro Kyriakos Mitsotakis, ha anunciado la decisión de abrir la hostelería y ocio nocturno sólo para las personas vacunadas al menos hasta que se alcance a inmunidad de grupo antes del otoño.

En la misma línea se pronunciaba ayer el presidente francés Emmanuelle Macron que ha extendido el pasaporte sanitario -obligatorio ya en conciertos y otras concentraciones culturales y deportivas- a bares y restaurantes. Así pues, en Francia y a partir de principios de agosto no se podrá acceder a bares y restaurantes -ni a trenes y aviones, residencias de ancianos y hospitales- sin una pauta de vacunación completa, un certificado de inmunidad o una prueba negativa de menos de 48 horas. Un pase sanitario que será obligatorio incluso para espacios al aire libre, como las terrazas de la hostelería.

Una medida que, a pesar de buscar el equilibrio entre la actividad económica y el control de la pandemia, no es del agrado de los empresarios del sector que ya han manifestado su inquietud por el papel de vigilantes que se les reclama con su aplicación.

De momento, con unas medidas o con otras, el futuro inmediato del sector sigue pasando por restricciones. Sobrellevaremos el verano, pero nos queda la incertidumbre de la evolución de la situación cuando se está demostrando que la vacunación no ha traído todas las alegrías que se le auguraban.